El portazo oficial llegó el lunes, por boca de Pablo Casado, el portavoz del partido, tras la primera reunión de la Ejecutiva celebrada en Génova después de las vacaciones. "No hace falta que la Constitución pase por el quirófano. No es una prioridad. No es un asunto urgente". Las sugerencias, con marchamo de quejas, llegadas desde buena parte de sus propias filas, en especial de las catalanas parecían haber logrado su efecto. "Damos la imagen del partido acomplejado, de seguir el ritmo del debate ideológico que señalan los nacionalistas", comentaba un veterano de la formación conservadora. Rajoy comentó con su ejecutiva las líneas maestras tanto de la campaña catalana como la de las generales de fin de año. Y escuchó comentarios sobre la polémica en torno a la reforma constitucional. Y luego, impartió instrucciones.
"Damos la imagen del partido acomplejado, de seguir el ritmo del debate ideológico de los nacionalistas", comentaba un veterano de la formación
La apertura del debate había provocado enorme estupefacción en amplios sectores del partido y no sólo de Cataluña. Mariano Rajoy había ocupado titulares en Mallorca, tras su audiencia estival con el rey, al mostrarse abierto a la reforma la próxima legislatura. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, había abierto la veda unos días antes, al referirse "a título personal" a los capítulos del texto constitucional que deberían reformarse. Competencias autonómicas, aforamientos, sucesión en la Corona... En el PP es sabido que Catalá es imprudente en sus declaraciones. No es la primera vez. Pero Rajoy, no.
Desde el PP catalán se asistió con estupefacción a este debate, que tan poco le favorece. Y así lo trasladó a Génova, donde el equipo de Jorge Moragas y Andrea Levy controlan, orientan y dirigen el curso de la campaña. Tras años de rechazo casi frontal, abrir la espita del diálogo sobre la Carta Magna en vísperas electorales sonaba a algo sumamente inoportuno. Sólo cabía entenderlo como un signo de debilidad ante los nacionalistas. No es esa la mercadería que ofrece Xavier García Albiol, el candidato popular, un político que rezuma firmeza y transmite contundencia. Para 'pastelear' con los soberanistas ya estaba Alicia, comentaban en amplias bases del partido.
Las acusaciones de inmovilismo
Hay sondeos que ya anuncian un frenazo en la caída libre por la que se precipitaba el PP catalán. El objetivo del equipo de Albiol es no bajar de diez escaños, desde los 19 actuales. Entrar en el tiroteo dialéctico o conceptual sobre si es necesario modificar o no la Constitución no favorece este empeño. El PP catalán quiere mostrar palmariamente su distancia ideológica de Ciudadanos, exhibir su faceta más firme frente al secesionismo. Nada le beneficia que el eje de la campaña catalana pase por si hay que abrir o no el melón de la reforma constitucional.
Hay sondeos que ya anuncian un frenazo en la caída libre del PP catalán. El objetivo del equipo de Albiol es no bajar de 10 escaños, desde los 19 actuales
Las ambiguas palabras de Rajoy en Mallorca, mucho más tendentes al diálogo de lo habitual, se entendieron como un intento de despojarse de su fiera imagen de recalcitrante inmovilismo. No le agrada al presidente del PP que le achaquen este defecto, porque estima que no es cierto. En Génova se rechaza esta teoría. Al presidente le molestan otro tipo de acusaciones. Con lo de inmovilista, ni se inmuta. Otra cosa es que se insista en anunciar reformas de manera obsesiva y que en el programa electoral se vaya a introducir un amplio paquete de modificaciones institucionales. Los reglamentos de las Cámaras legislativas, algunas instancias judiciales, el funcionamiento interno del partido... pero nada de la Carta Magna.
El parón radical al debate se ha recibido con alivio entre los populares catalanes, a los que no les sobran las buenas noticias. Desde Génova se ha echado una mano. Jorge Moragas, máximo estratega del partido, ha influido en atajar este asunto. Después de las catalanas, se podrá hablar de lo que se quiera, aunque no es un asunto que a Rajoy le entusiasme. El PSOE lo agita para camuflar su inconsistente y esquizofrénica política territorial. Con resultados muy poco positivos. De momento se ha montado un nuevo incendio con Andalucía. Que Susana Díaz le mantenga el pulso a Pedro Sánchez es asunto del agrado de Rajoy. Ese es el camino.