A Pedro Sánchez le preocupa a esta hora, más que el rechazo a que Nadia Calviño sea presidenta del Eurogrupo, el amenazante mensaje de recorte del dinero asignado a España en el llamado Fondo de Reconstrucción que conlleva ese rechazo, admiten a Vozpópuli fuentes comunitarias y del propio Ejecutivo. Al presidente del Gobierno también le preocupa que la otra gran derrotada, además de Calviño y él, la canciller alemana, Ángela Merkel, marque distancias con el Sur y haga en esta semana previa a la cumbre europea del 17 de julio movimientos de reconciliación con el Norte rico.
De momento, este viernes, 24 horas después del mazazo, el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, anunció una propuesta de rebaja simbólica en el presupuesto anual comunitario de 1,1 billones de euros a 1,074 en el cual está incluida la Política Agraria Común (PAC), de la cual España es principal beneficiaria.
Aunque en el Ejecutivo español se insiste: "Eso no lo ha decidido Michel el jueves a las 19.30 (tras la derrota de Calviño), estaba previsto", otras fuentes hablan de "cambio de viento" después de semanas con la presidenta de la Comisión, la alemana Úrsula Von der Layen, dando por buena la cifra de 750.000 millones de euros y, sobre todo, que buena parte sea deuda de la Comisión solidaria entre países, el verdadero caballo de batalla desde el principio.
Sea o no ese gesto del belga un primer movimiento de Merkel para reconciliarse con Holanda, Suecia, Austria, Finlandia, Dinamarca y los contribuyentes del Norte rico, cuyas opiniones públicas comparten con la alemana buena parte de los prejuicios sobre un sur gastador, ojo, lo que la canciller ha podido comprobar este jueves que su poder ya no es el mismo cuando diez de ellos le impusieron por sorpresa al ministro irlandés Pascal Donohue como presidente del Eurogrupo.
El primer ministro holandés, 'ganador' del Eurogrupo, presiona a Merkel para obligar España a hacer "reformas estructurales", eufemismo que esconde recortes en asuntos como pensiones o sueldo de funcionarios
Si Merkel ya tenía prisa por aprobar el Fondo de Reconstrucción en esta cumbre de julio para que no se le complique la política interna, ahora tiene más y el primer ministro holandés y jefe de esos halcones, Mark Rutte, lo sabe; por eso va a vender caro un acuerdo que solo se puede producir por unanimidad de los 27 países de la UE, recuerdan diversas fuentes, a diferencia de lo que ocurre en el Eurogrupo. De momento, presiona a Merkel para que obligue a España a hacer "reformas estructurales", un eufemismo que esconde recortes en asuntos tan sensibles como pensiones o el sueldo de los funcionarios.
Y es que en la Europa que ha elegido a Donohue "no han gustado nada", señala un eurodiputado español de la oposición, dos anuncios del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos: el gasto en pleno desastre de la pandemia de otros 247 millones para equiparar los sueldos de policías y guardias civiles, y haberle dado carácter permanente del Ingreso Mínimo Vital (IMV). Prestación de la cual no disponen todos los países de la UE, recuerda. Todo ello mientra se pide dinero a las instituciones comunitarias.
Rutte, que el lunes recibe a Pedro Sánchez en La Haya -el presidente estará el martes en Berlín- exige en nombre de ese Norte rico tres condiciones para aprobar el fondo el 17 de julio: rebaja sustancial de los 750.000 millones del fondo, que la mayoría sea crédito a bajo interés y solo una pequeña parte transferencias -subvenciones a proyectos de economía verde- y un reparto "más equitativo" por países porque en el actual diseño casi la mitad se lo llevarían Italia (172.000) y España (140.000 millones).
"Preocupación" de Echenique
El problema es que España no va a aceptar la supervisión de ninguna troika desde Bruselas a los proyectos de economía verde que financie a cargo del fondo de reconstrucción, sea cual sea la cuantía final. No lo acepta el PSOE, pero mucho menos el socio de coalición, Unidas Podemos, que este viernes, por boca de su portavoz parlamentario, Pablo Echenique, dejaba clara su "preocupación", más que por el rechazo a Nadia Calviño como presidenta del Eurogrupo, por los vientos que vienen de la capital comunitaria; la elección de un liberal como el irlandés Donohue -contrario a la Tasa Google y, en general al ajuste fiscal vía subida de impuestos-.
"Todo el mundo sabe, incluso los que se llaman liberales, que no hay futuro para el proyecto europeo si no está basado en la solidaridad", ha dicho Echenique. Por su parte, Calviño ha negado que la participación de una formación de izquierda como Podemos en el Gobierno español haya tenido algo que ver en el rechazo a su elección.
En el PSOE hay quien cree que Calviño sale "tocada" de este fiasco "justo en el peor momento; cuando hay que negociar el fondo de reconstrucción y los Presupuestos 2021 con Podemos"
No todos en el PSOE lo tienen tan claro como la vicepresidenta tercera del Gobierno. Ni eso, ni si futuro en el gabinete socialista. Quizá por ello el propio presidente se apresuró a disipar los rumores que empezaron a circular el mismo jueves por la noche, en el sentido de que aprovecharía el fiasco del Eurogrupo para remodelar el gabinete.Si lo hace finalmente, el jueves dio a entender que Calviño se queda:
Europa necesita del aporte y liderazgo de personas como tú, Nadia. Es un orgullo contar en el Gobierno con tu infatigable trabajo para consolidar la economía y garantizar el futuro de la UE.
Mi enhorabuena a @paschald. Trabajemos juntos en una reconstrucción justa e inclusiva. https://t.co/FN19ggzpYu
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) July 9, 2020
Sin embargo, en el PSOE hay quien cree que la vicepresidenta económica sale "tocada" de este envite, "justo en el peor momento, cuando hay que negociar ese fondo de reconstrucción y los Presupuestos Generales del Estado para 2021 con Podemos", señala un diputado socialista. Pero nadie en este momento se atreve a aventurar sobre los posibles planes de Pedro Sánchez de remodelar el Ejecutivo a fin de "coger impulso" político.
Para nadie es un secreto en el Ejecutivo, y menos que nadie para Pablo Iglesias, que una Calviño empoderada en Bruselas era idónea en el objetivo de devolver las cuentas públicas hacia la ortodoxia presupuestaria que va a hacer falta tras incrementar la deuda pública hasta el 115% para hacer frente a la crisis. Lo cual no quiere decir que la Comisión Europea no vaya a estar ojo avizor cuando la vicepresidenta presente las cuentas del año próximo.