Por mucho que Podemos asocie a Vladímir Putin con la ultraderecha, su posición con Rusia en los últimos años ha sido de claro acercamiento. En estos momentos, el partido morado está dividido entre los que apoyan el envío de armas a Ucrania (donde se situaría la vicepresidenta Yolanda Díaz) y los que consideran que es mejor no hacerlo (Ione Belarra y Pablo Echenique). Pero hubo un tiempo en el que la unidad del partido era total sobre la postura que España y Europa debían mantener con Putin, y era de apoyo.
Solo hace falta echar un vistazo al programa electoral de Unidas Podemos para las elecciones europeas de 2019 para comprobarlo. En su propuesta 132, enmarcada en el apartado 'Vecindad y acción exterior', el partido liderado entonces por Pablo Iglesias aboga por "una nueva política europea de vecindad": "Se superará el modelo fallido de competencia y sanciones comerciales en la vecindad oriental y con Rusia". A continuación, propone apostar "por mecanismos de cooperación y diálogo para la resolución de conflictos y la promoción de los derechos humanos y el desarrollo social y económico común".
Este programa fue elaborado para unas elecciones que iban a tener lugar en mayo de 2019, pero apenas unos meses antes, en marzo de ese mismo año, tanto Podemos como Izquierda Unida y Anticapitalistas ya habían enseñado sus cartas sobre el 'vecino' ruso. Y es que formaron parte de la minoría que voto en contra de una resolución del Parlamento Europeo donde se insta a la Unión Europa a adoptar nuevas sanciones contra Rusia y donde se solicitaba a Putin restablecer la integridad territorial de Ucrania.
Según el registro de votaciones al que ha tenido acceso Vozpópuli, se opusieron a la resolución los representantes en el Europarlamento de Podemos, Izquierda Unida y Anticapitalistas. En concreto, figuran los votos en contra de los eurodiputados Xabier Benito Ziluaga (Podemos), que sustituyó a Pablo Iglesias en el escaño europeo, Javier Couso Permuy (Izquierda Unida), Tania González (Podemos), Paloma López Bermejo (Izquierda Unida), Lola Sánchez Caldentey (Podemos), Lidia Senra (Izquierda Unida) y Miguel Urbán (Anticapitalistas). La resolución se aprobó con 402 votos a favor, 163 en contra y 89 abstenciones.
La resolución que Podemos rechazó
El texto que rechazó Podemos destacaba que desde 2015 habían surgido nuevas áreas de tensión entra la Unión Europea y Rusia, entre las que se incluían la intervención de Putin en Siria, la interferencia en países como Libia y la República Centroafricana y las "continuas acciones agresivas en Ucrania". Sin embargo, la resolución no solo se centraba en asuntos exteriores, también recogía críticas a la falta de democracia interna del país.
La resolución que rechazó Podemos incluía críticas al Kremlin por apoyar partidos de extrema derecha y por sus violaciones de los derechos humanos
En concreto, apuntaba a la injerencia rusa en procesos electorales, y "al apoyo del Kremlin a partidos euroescépticos y de extrema derecha, por ejemplo en Hungría". El texto también denunciaba las "violaciones de los derechos humanos dentro del territorio ruso."
En este contexto, los eurodiputados, salvo Podemos e IU, subrayaron la necesidad de que la UE debía "estar dispuesta a adoptar nuevas sanciones, incluidas sanciones contra personas concretas”. Además, la resolución concretaba que tales medidas no debían dirigirse contra toda la población rusa, sino contra personas concretas, recalcando "que las sanciones deben ser proporcionales a la amenaza generada".
Al contrario de la cooperación que Podemos buscaba en 2019 con un país que violaba derechos humanos, la Unión Europea buscaba reformular su relación con Putin. La resolución instaba a la UE a revisar su Acuerdo de Colaboración y Cooperación con Rusia y a limitar la cooperación a áreas de interés común. "Los retos globales, como el cambio climático, la seguridad energética, la digitalización, la inteligencia artificial y la lucha contra el terrorismo exigen una cooperación selectiva", pero advertían que una relación más estrecha con Rusia solo sería posible si Putin aplicaba de manera completa los Acuerdos de Minsk para "acabar con la guerra en el este de Ucrania y garantiza el respeto del Derecho internacional".
Desinformación, Venezuela y oligarcas
Otro de los puntos de la resolución al que, parece ser, Podemos no quiso apoyar es el que denuncia la desinformación rusa. La resolución denunciaba las campañas rusas de desinformación y los ciberataques llevados a cabo por sus servicios de inteligencia "con objeto de aumentar las tensiones en la Unión y en sus Estados miembros". En este sentido, los europarlamentarios consideraban insuficiente la respuesta de la UE ante la propaganda de Putin y pedían una acción más decidida ante las elecciones europeas de mayo de 2019.
Aunque también cabe la posibilidad de que Podemos no quisiera apoyar la resolución por los puntos en los que criticaba el apoyo continuado de Rusia a regímenes y países autoritarios como Corea del Norte, Irán, Venezuela, Siria, Cuba y Nicaragua.
Las actividades financieras ilegales por parte de Rusia también generaban preocupación en Europa antes de la llegada de la pandemia. En particular, "los posibles cientos de miles de millones de euros que cada año blanquean a través de la UE empresas y personas rusas, y que se utilizan para objetivos políticos subversivos, lo que representa una amenaza clara para la seguridad y la estabilidad europeas". Los eurodiputados, menos Podemos e IU, votaron también a favor de que los Estados europeos pusieran fin a los "programas de visados o pasaportes de oro, que benefician a los oligarcas rusos que a menudo respaldan al Kremlin y pueden minar la eficacia de las sanciones internacionales".