Política

Demasiadas diferencias: del 'viaje masaje' de Sánchez a India a la cuestión de Estado de Macron en Marruecos

Mientras el presidente galo asegura en Rabat contratos para las firmas francesas por 10.000 millones de euros, Sánchez no garantiza el contrato de Navantia

  • Sánchez en India, Macron en Marruecos

La contención de la inmigración ilegal ha sido la prioridad para Emmanuel Macron en su visita a Marruecos.  Así se desprende del discurso del presidente francés en el Parlamento marroquí en la mañana de este martes. En visita oficial a Rabat, el jefe del Estado francés ha abordado ante el Legislativo de Marruecos dos de las principales preocupaciones de los ciudadanos franceses, el propio flujo de inmigrantes ilegales y el narcotráfico. Pero el objetivo no solo han sido estos dos asuntos: con su visita al reino aluÍ, el presidente galo abre una nueva etapa de entendimiento entre ambos países plasmada nada menos que en la firma de 22 acuerdos bilaterales que abarcan contratos relacionados con la alta velocidad, la transición energética y la agricultura, entre otros muchas materias. En definitiva, está previsto que la delegación francesa salga de Rabat con contratos bajo el brazo paras empresas francesas punteras (Alstom, Egis y CMA-CGM...) por valor de más de 10.000 millones de euros.

En el plano opuesto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha girado una exótica visita a la India en la que ha sido calificado como "presidente de España" por la prensa local y en la que también Begoña Gómez, su esposa, ha desplegado una agenda paralela que Moncloa ha tratado de opacar con la excusa de que la esposa del presidente no es una representante institucional del Gobierno español. Para sembrar más dudas sobre el balance del viaje, el propio Sánchez, en su comparecencia ante los periodistas en la que también ha tenido que pronunciarse sobre las nuevas imputaciones judiciales sobre su mujer, ha admitido, si quiera de forma velada, que las gestiones encaminadas a ampliar el negocio de Navantia en el país no han cristalizado más que en buenas palabras. De hecho, los contactos institucionales y empresariales desarrollados sobre todo en Bombai solo permiten apelar a la confianza de que finalmente se concrete el contrato de 4.000 millones de euros para la construcción de seis submarinos para la Armada india y de que se abran oportunidades de negocio en la red aeroportuaria del país más poblado del mundo. Pero nada cerrado.

Para lo que sí ha dado la gira india de Sánchez ha sido para generar un rosario de imágenes de gran boato en virtud del aparatoso agasajo que las autoridades indias han dispensado al jefe del Gobierno español, incluido un paseo en una furgoneta descapotable adornada con guirnaldas de colores por las calles de la ciudad de Vadodara en un "recorrido de honor" junto al primer ministro del país, Narendra Modi, en lo que se asemejaba a una escena sacada de una de las películas de Bollywood, la boyante industria cinematográfica india. 

Contundencia en el Parlamento marroquí

Poco que ver con la contundencia en el discurso de Macron ante la cámara parlamentaria marroquí, donde ha hecho un firme llamamiento a una “cooperación natural y fluida con Marruecos contra la inmigración ilegal” con el objetivo de obtener mejores resultados en este apartado. Sin paños calientes, también ha demandado a las autoridades locales que Marruecos acepte las devoluciones de sus nacionales expulsados de Francia por haber entrado ilegalmente en su territorio. 

El presidente francés también ha sido muy claro sobre el narcotráfico y en este sentido ha pedido más implicación al reino alauí en la lucha contra las redes del narcotráfico: "Necesitamos una cooperación judicial más estrecha y más rápida en la lucha contra los tráficos de todo tipo". Para nadie es un secreto que el hachís, principal droga consumida en Francia, procede de Marruecos. 

El asunto de la inmigración es uno de los habituales puntos de fricción entre París y Rabat. Hoy es también el caballo de batalla del nuevo ministro francés del Interior, el conservador Bruno Ratailleau, que propone un endurecimiento de la política de inmigración. Retailleau, que acompaña a su 'rival político' y presidente en el viaje a Marruecos, aspira a condicionar la obtención de visados franceses a ciudadanos marroquíes a la cooperación del reino norteafricano en la aceptación de los que son expulsados de Francia por diferentes motivos, incluidos, claro está, los acusados por delitos. El responsable francés de Interior se reunirá también con su homólogo para presentarle unas cifras que dan una idea del problema: París facilitó el año pasado 238.00 visados a súbditos marroquíes, pero Marruecos sólo aceptó 1680 de devoluciones de ilegales de ese país.

En el aspecto inmigratorio, ni por asomo Sánchez ha mostrado con Marruecos expresada por Macron. De hecho, en su viaje africano de finales del pasado agosto el presidente del Gobierno no solo dejó al margen de la gira a Marruecos, sino también los países subsaharianos más conflictivos en materia de inmigración. Al menos en la India, el presidente del Gobierno no ha tenido que preocuparse por este aspecto.

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