Política

El PNV 3.0 de Aitor Esteban: viraje a la izquierda para arrebatarle la iniciativa a Bildu

El todavía portavoz en Madrid se despedirá del Congreso el próximo miércoles, el domingo será proclamado presidente del Euskadi Buru Batzar

  • Aitor Esteban charla con Pedro Sánchez en el Congreso. -

En poco más de una semana, Aitor Esteban tomará las riendas del PNV tras los diez años de mandato de Andoni Ortuzar. La aclamación tendrá lugar el domingo 30 de marzo, cuando concluyan las primarias más convulsas que se recuerdan en mucho tiempo. En un discurso ante la militancia, el todavía portavoz en el Congreso de los Diputados desgranará sus principales líneas de acción para la nueva era que se abre en el Euskadi Buru Batzar.  

No son pocos los retos que tiene por delante el político vizcaíno. El más acuciante: revitalizar el que sin duda ha sido el partido hegemónico del País Vasco durante las cuatro últimas décadas, cada vez más arrinconado por el auge de un Bildu blanqueado ante la opinión pública. En las últimas elecciones autonómicas, ambos partidos empataron en escaños y la diferencia de papeletas fue irrisoria. Cunde un temor entre los jetzales: que el PSOE, ahora socio preferente en todas las instituciones, decida cambiar de novia. 

La demoscopia en la región vasca refleja que una mayoría de electores se identifica claramente con la izquierda. De hecho, tradicionalmente se ha atribuido al PNV la etiqueta de partido conservador y, nada más lejos de la realidad, los pasos que ha ido dando en estos años, como la alianza inquebrantable con Pedro Sánchez, van en una dirección diametralmente opuesta. Más bien, hoy día se ubica en la corriente progresista. 

Cabe preguntarse qué fue antes, si el huevo o la gallina. ¿Empezó el PNV a ser de izquierdas y con su metamorfosis arrastró al pueblo vasco o viceversa? Sea como fuere, Aitor Esteban proyecta un liderazgo socialdemócrata. Su misión es arrebatarle la iniciativa a un Bildu, que sigue con su ascenso fulgurante. La antaño batalla nacionalista ha derivado en otra de tinte puramente ideológico: izquierda versus derecha. Y en el bloque de izquierda, donde cohabitan los votantes que desempatan el podio, el PNV quiere llevarse el trozo principal de la tarta. 

Recientemente, la reforma fiscal en el País Vasco ha dejado al descubierto el giro a la izquierda del PNV. El pacto de jetzales y socialistas con Podemos para, entre otras cosas, establecer un gravamen a la banca, ha irritado -y mucho- a las asociaciones empresariales. El PSE ha jugado sus cartas para evitar un acercamiento entre el PNV y el PP. Lo que trasluce es un aviso a navegantes. A día de hoy, los socialistas están aliados con los nacionalistas en todas las instituciones vascas. Y, en Madrid, el PNV sostiene a Sánchez. Un quid pro quo que podría tener los días contados. De ahí la necesidad del PNV de parecer un partido de izquierdas más, para disipar al PSE de cualquier tentación a pactar con Bildu. 

Acabar con la guerra interna

El otro gran reto que tiene por delante el próximo presidente del PNV es calmar las aguas en sus filas y acabar con las cuitas internas. Como publicó Vozpópuli, su candidatura ha aflorado una guerra soterrada que alcanzaba a las mujeres, que manejan los hilos en las sombras. El clan de los Atuxa-Esteban enfrentado con el de los Ortuzar-Zarate. Una revuelta que, de no dar un paso atrás el saliente presidente, hubiese acabado con un cisma parecido al de Carlos Garaikoetxea, que en 1986 fundó su propio partido: Eusko Alkartasuna. 

La división en el seno del PNV es un fantasma que regresa  con fuerza a cuenta del Tren de Alta Velocidad. Sin ir más lejos, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, hace meses candidato para liderar la formación en Guipúzcoa, llamó “egoísta” a un compañero de filas: el diputado general de Álava, Ramiro González. Todo por el trazado de la red ferroviaria que conectará al País Vasco con Navarra. El plan inicial pasaba por la localidad guipuzcoana de Ezkio-Itsaso, pero ahora parece haberse impuesto un recorrido alternativo por Vitoria, que defienden casi todos los actores políticos. La batalla no ha hecho más que empezar. 

Será el miércoles, en la comparecencia de Sánchez, cuando Aitor Esteban suba a la tribuna del hemiciclo por última vez en su vida. Los estatutos del partido son claros: no puede compatibilizar con ningún cargo institucional con la presdencia. Por eso, no dejará el acta de diputado hasta el domingo, cuando resulte elegido. Sobre su relevo, no ha dado ninguna pista. Ganan enteros Idioia Sagastizabal y Mikel Legarda. La primera rompe con el prototipo que acostumbra el PNV en Madrid, pero cuenta con una desventaja: no es muy conocida en el País Vasco. El segundo, sigue una línea más tradicionalista y atesora experiencia, un grado a su favor. 

Aitor Esteban tampoco quiere dar pistas con la segunda gran incógnita: quiénes serán los elegidos que le acompañarán en la cúpula del PNV. Desde que anunció su intención de presentarse al congreso, ha permanecido en silencio, sin dar entrevistas ni ofrecer discursos, para no interferir en el proceso. Todo se sabrá una vez que coja el bastón de mando. 

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