Política

Moncloa da por finiquitado a Aznar: "Se va para no volver"

“El presidente está tranquilo”. La respuesta en Moncloa a la última y definitiva bofetada de José María Aznar, su renuncia a la presidencia de Honor del PP, fue inexpresiva y austera. En Génova se guardó silencio. En el PP, reacción de sorpresa y algunos lamentos en la ‘vieja guardia’. Se va para no volver, era la conclusión general.

  • El expresidente del Gobierno José María Aznar

“Tranquilidad y normalidad” fueron las expresiones más escuchadas este martes en Moncloa tras conocerse la renuncia de José María Aznar a la presidencia de Honor del PP. “Es un alivio para Rajoy. En los últimos tiempos de Aznar tan sólo llegaban críticas y reproches”, añadían en círculos del Gobierno, donde se aventuraba que el dimitido no piensa ahora en lanzarse a una nueva aventura política. Fuentes próximas al ex presidente de Honor deslizaban que en los últimos días Aznar ha hablado con mucha gente, ha mantenido un intenso número de contactos en los que informaba sobre la nueva etapa de Faes y no ocultaba su posición poco complaciente con la actual dirección del Gobierno.   

“Se veía venir, es la salida lógica”, señalaban en privado fuentes de Génova donde la dimisión de quien fuera refundador del PP, así como claro referente durante años, produjo un mayor impacto. “Mucha gente de aquí ha trabajado con Aznar, y eso deja huella”, añadían. En la cúpula del partido, indiferencia y frialdad. Javier Arenas, vicesecretario del partido, mencionó que “ha sido un hombre clave en el PP”, en tanto que su compañera de la cúpula, Andrea Levy, señalaba que “seguirá siendo un referente”.

Fernando Maíllo, al ser preguntado esa misma mañana, antes de saber la noticia, sobre si Aznar iba a ser invitado al Congreso del PP previsto para febrero, se limitó a recordar que “no hay que invitarle ya que como presidente de Honor forma parte del Congreso. No hace falta invitarle. Otra cosa es lo que él vaya a hacer”.

"Mejor que no venga"

No hubo comentario oficial ni nota alguna desde la dirección popular. Pocos en la dirección del partido consideraban adecuado que el presidente de Honor se acercara por la Caja Mágica durante el cónclave de los populares. “Mejor que no venga”, habían señalado. Faes, la fundación del PP durante años, había roto sus amarras con el partido hace unos meses. Esta es la excusa esgrimida por Aznar para explicar su decisión. Desde entonces, este think tank conservador, en el que se reúne buena parte de antiguos ministros del aznarismo, había lanzado dos cargas de profundidad al equipo de Rajoy. Primero fue a la vicepresidenta del Gobierno, de quien criticaba muy duramente la ‘operación diálogo’ que ha puesto en marcha con los dirigentes de Cataluña. Luego, sobre el caso de Cuba, por permitir que el Gobierno español abandonara su postura crítica en las instancias europeas  hacia el régimen de Castro.

No hubo comentario oficial ni nota alguna desde la dirección popular

Aznar habló telefónicamente con Mariano Rajoy antes de emitir el comunicado de la ruptura. Una conversión privada sobre la que apenas se conoce el contenido. El presidente del Gobierno se encontraba en Nueva York, donde presidió una sesión el Consejo de Seguridad de la ONU. Un momento algo inoportuno para hacer pública la renuncia, según fuentes de Moncloa. El portazo de Aznar eclipsa informativamente la jornada del presidente español en Naciones Unidas, a la que Rajoy concedía gran importancia. El mismo día, en Génova, el equipo que elabora la ponencia política del Congreso Nacional hacía público su trabajo sobre las reformas en los Estatutos del partido para introducir la fórmula de doble vuelta en la elección del futuro presidente del PP. También se cumplía un año de la severa derrota electoral del PP, en el que perdió más de 3,5 millones de votos y que provocó una aparición inesperada del propio Aznar en el Comité Nacional del PP.

La dirección del partido optó por guardar silencio ante la noticia. En el partido se escucharon algunos lamentos por la salida de quien fuera su líder durante tantos años. “Es una lástima, pero se trata de un paso inevitable. Aznar y Rajoy se habían convertido en un matrimonio incompatible”, apuntaban. El hecho de que mantenga la militancia en la formación que tanto impulsó hace pensar que Aznar no intentará una aventura política en solitario, según explican estas fuentes.  

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