Felipe VI comunicó este miércoles a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que propone la candidatura del líder del PSOE, Pedro Sánchez, a la Presidencia del Gobierno en virtud del artículo 99 de la Carta Magna y al término de la ronda de consultas con los representantes de los partidos políticos.
El Rey pone en marcha, de esta forma, el reloj de la investidura de Sánchez, aunque la incógnita ahora es saber cuándo se celebrará la sesión. La convocatoria del pleno depende en exclusiva de Batet y no sería extraño que se retrasase a enero a tenor de las palabras del líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien admitió que existen dificultades en las negociaciones con ERC.
En la pasada legislatura fallida, Felipe VI propuso a Sánchez para la investidura el 7 de junio y el debate en la Cámara baja no empezó hasta el 22 de julio. El candidato socialista perdió las dos votaciones del 23 y 25 de julio y fue entonces cuando empezaron a contar los dos meses hasta la disolución de las Cortes en septiembre y la convocatoria de nuevas elecciones.
El plantón de ERC al Rey
El jefe del Estado se ha encontrado en estas consultas con la tesitura de tener que decidir si pedía a Sánchez que se presentase a la investidura sin que este último hubiera cerrado los acuerdos de gobernabilidad con Podemos y ERC por separado, y fiándose de lo que le trasladó el líder del PSOE a la hora de tener los apoyos suficientes dentro de unas semanas.
Además, el jefe del Estado tomó la decisión sin saber la opinión de ERC -que junto a Bildu, BNG y la CUP se negaron a reunirse con el monarca- y, sobre todo, sin conocer la letra pequeña del acuerdo que están perfilando los socialistas y republicanos y en el que ambas partes admiten un concepto tan polémico como la existencia de un "conflicto político" en Cataluña.