Política

Sánchez acepta tramitar la cuestión de confianza de Junts... ¿y ahora qué?

Previsiblemente, el próximo martes 4 de febrero, la Mesa del Congreso dará luz verde a la Proposición No de Ley de Junts

Junts per Catalunya ha logrado doblegar a Pedro Sánchez con la cuestión de confianza que le reclamaba desde hace casi dos meses. El líder del partido separatista, Carles Puigdemont, ante los incumplimientos del presidente del Gobierno, le exigió a Sánchez someterse a un debate en la Cámara para dilucidar si los votos de la falaz mayoría progresista con la que fue investido siguen teniendo vigencia a día de hoy.

Aunque Sánchez y sus ministros negaron en múltiples ocasiones la tramitación de esta cuestión de confianza, llegando a decir, como dijeron con la amnistía, que no era constitucional, ya que la petición es una prerrogativa del presidente del Gobierno, la necesidad de los siete votos de Junts para sacar adelante el decreto 'ómnibus' les ha hecho cambiar de opinión. Una vez más. Y lo que antes era una línea roja ahora forma parte de la voluntad negociadora del Ejecutivo. Pero… ¿qué puede pasar a partir de ahora?

Previsiblemente, el próximo martes 4 de febrero, la Mesa del Congreso debatirá la Proposición No de Ley de Junts. Y se aprobará, seguramente, por unanimidad. Con los votos a favor del PSOE, Sumar y el PP, los tres partidos con representación en el órgano de dirección del parlamento. A partir de ahí, cuando le toque el turno a Junts, a finales de febrero, se debatirá dicha Proposición No de Ley en el pleno. Y aquí es dónde está el kit de la cuestión.

Tras el debate, lo previsible es que el PSOE, Sumar, ERC, Bildu, el PNV y el BNG voten en contra de que Sánchez se someta a una cuestión de confianza. De que no hay argumentos para dudar sobre su gestión. El PP y Vox, como partidos puramente de oposición, la respaldarán. Pero ¿y Junts y Podemos? Los separatistas, que han logrado más concesiones con esta negociación del decreto ómnibus, siguen sin confiar en el presidente.

Y los morados hace semanas que dan muestras de sus discrepancias continuas con la coalición formada por el PSOE y Sumar. Pero falta por ver si hasta el punto de querer derrocar un Gobierno en el que no se sienten representados.

Si finalmente solo votan a favor de que Pedro Sánchez se someta a la cuestión de confianza PP y Vox, esto supondría una victoria para el líder socialista, que saldría reforzado de la votación y con aire para agotar el mandato en 2027. Pero si el PSOE no cumple lo acordado con Junts a lo largo de este mes, hasta que se debata, y finalmente une sus votos a los de la oposición, una mayoría del Parlamento le estaría diciendo a Pedro Sánchez que no cuenta con la confianza mayoritaria del pleno. Lo mismo ocurriría si se suma Podemos.

Al no ser una votación vinculante, aunque una mayoría de los diputados le pidan que se someta a una cuestión de confianza, Sánchez no tiene porque hacerlo. La última palabra la tiene él. Y ya ha dicho que “no tiene ningún sentido” la cuestión de confianza. Es decir, que no tiene intención alguna de someterse a ella. Aunque es evidente que, si más de 176 parlamentarios se lo piden y no hace caso, estará demostrando que su única obsesión es atrincherarse en el poder aunque no pueda legislar ni gobernar. Solo resistir.

Si en este tiempo cambiara de opinión, muy habitual en él, aunque parece más que improbable en este caso, tras la deliberación del Consejo de Ministros solicitaría a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, someterse a una cuestión de confianza. Y aquí ocurriría el mismo escenario anteriormente mencionado con los votos. El PSOE, Sumar y sus socios más leales votarían en contra. PP y Vox a favor. Y el voto de Junts y Podemos, ambos más alejados de la coalición, serían determinantes para que se mantuviera en Moncloa o cesara.

Si fuera así, que la mayoría del Congreso vota a favor de una cuestión de confianza, Sánchez cesaría ese mismo día como presidente del Gobierno. Y la oposición tendría un mes para presentar una alternativa que debería contar con los 176 votos necesarios, algo difícil a día de hoy, para ser investido presidente y poder gobernar hasta que finalice la legislatura en 2027. Si esto no se produjera, y Sánchez no fuera relevado, al cabo de 30 días se disolverían las Cortes y se convocarían elecciones automáticamente.

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