"Es el peor momento de la legislatura". Así lo reconoce el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su círculo de confianza en la Moncloa. Sánchez admite que hay un "amplio malestar" en la sociedad española por la subida desbocado de los precios. Y que los mensajes que intenta colocar el Ejecutivo no terminan de funcionar.
El principal relato de Sánchez para amortiguar el impacto en las familias de la inflación, desbocada hasta casi el 10% en marzo, es culpar a la excepcionalidad de los imponderables externos: pandemia del coronavirus, invasión rusa de Ucrania, el volcán de La Palma o Filomena. Es un mensaje que el presidente y los portavoces del PSOE repiten hasta la saciedad. Pero que Moncloa es consciente de que no termina de funcionar.
El partido se ha lanzado a defender las medidas del plan económico de impacto contra la guerra. Pero el alcance del decreto se prevé muy limitado. Según el servicio de estudios de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), la rebaja de este paquete legislativo será de apenas un punto porcentual en la inflación. La medida que más repercusión tendrá en el Índice de Precios de Consumo (IPC) será el límite al precio del gas para bajar la factura de la luz.
El relato de Sánchez
A este problema se suma la sensación de caos que se ha instalado. La situación que se ha vivido en las gasolineras en las primeras horas de los 20 céntimos por litro ha sido un ejemplo. Y todavía se arrastran las consecuencias de una huelga de transportistas que el Gobierno subestimó en sus inicios. Sigue habiendo problemas puntuales de abastecimiento en supermercados y hostelería.
La preocupación de Moncloa no solo es una percepción subjetiva. Tiene su reflejo en las encuestas internas que manejan todos los partidos, y que nada tienen que ver con las que publica el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Es cierto que el PSOE se mantiene en primera posición. Pero no logra despegarse de sus adversarios.
La lectura que se hace de los sondeos preocupa en dos sentidos. Por un lado, Podemos no baja de los dos dígitos en intención de voto desde que Yolanda Díaz se convirtió en candidata in pectore a la presidencia del Gobierno. La imagen de Díaz, según explican fuentes socialistas, es buena no solo entre el electorado de izquierda, sino también en el de centro derecha. "El tema de Díaz es un problema, porque hasta el CIS le coloca por delante de Sánchez en valoración", explican estas fuentes.
Andalucía el 12 de junio
Por otro, Vox es el partido que está capitalizando el malestar social. Y existe el riesgo de que se reproduzcan manifestaciones de protesta multitudinarias como la del campo hace dos semanas. La formación de Santiago Abascal se ha asentado en un 20% de intención de voto gracias también a la crisis de liderazgo en el PP. La llegada de Alberto Núñez Feijóo a la dirección popular contribuirá a contener la caída del PP en las encuestas.
Sánchez confía en que se encuentre una solución al conflicto en Ucrania más pronto que tarde. Y se aclare el panorama de la legislatura. El presidente siempre ha dicho en público y en privado que quiere llevar su mandato hasta el final. Pero hasta en el propio PSOE existen dudas. No dudan de que la intención es ésa, pero también creen que el adelanto no puede descartarse si las previsiones económicas empeoran.
Ferraz cree que las elecciones en Andalucía serán el 12 de junio, según señalan fuentes del socialismo andaluz. Ciudadanos, socio de coalición del PP, lo niega. Las perspectivas de recuperar la Junta son escasas. La victoria del PP contribuiría a reforzar a Feijóo. Hay quien piensa que Sánchez no descarta hacer coincidir las elecciones generales con las municipales y autonómicas de mayor del 2023. "No es algo imposible, aunque lo que quiere Sánchez es agotar la legislatura", señalan estas fuentes.