El Gobierno asumirá las reivindicaciones históricas del PSC sobre Cataluña en la mesa de diálogo con la Generalitat. Las tres premisas que siempre ha defendido Miquel Iceta son: Cataluña es una nación, el pacto fiscal y el acercamiento a ERC como socio preferente. El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, las ha hecho suyas desde la moción de censura por la dependencia parlamentaria del independentismo catalán y el nacionalismo vasco para mantenerse en el poder.
Sánchez se entrevistará con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, el 29 de junio en La Moncloa. La reunión se produce tras la excarcelación este miércoles de los nueve líderes del procés condenados por los sucesos de octubre del 2017 que todavía seguían en prisión. Todos ellos dejado la cárcel sin un solo gesto de arrepentimiento y entre promesas de materializar una república catalana independiente de España.
La cita entre Sánchez y Aragonés tiene como objetivo principal la reactivación de la mesa de diálogo Gobierno central-Generalitat. Fuentes del Ejecutivo aseguran que no hay una propuesta, pero según ha sabido Vozpópuli la denominación de Cataluña como nación o un régimen fiscal propio a imagen del vasco. La estrategia política a largo plazo pasa por desactivar a Carles Puigdemont. El temor en el seno del PSOE, como ya ha contado este diario, es que la formación del expresidente catalán abandone el actual Gobierno y Salvador Illa se vea obligado a sostener a ERC en la Generalitat.
Referéndum en Cataluña
Este proceso, que no tiene su éxito garantizado, abre la puerta a un referéndum pactado, bien a través de una reforma constitucional que vote toda España bien mediante una consulta convocada por el Estado a imagen de Escocia. El Gobierno asegura que no tiene intención de convocar un referéndum de independencia en Cataluña. Pero también dijo que no habría indultos, y los ha habido en tiempo récord.
El PSC, por ejemplo, también ha defendido la consulta independentista durante años, y solo dejó de hacerlo cuando Ciudadanos se comió su espacio electoral. El acuerdo de investidura entre PSOE y ERC incluye someter a una consulta en Cataluña el acuerdo, si se llega, entre las dos partes. Y Sánchez aseguró en su discurso del lunes en el Teatro del Liceo de Barcelona que “la democracia está abierta a multitud de proyectos”.
Fuentes del Ejecutivo sostienen que los indultos han abierto una nueva etapa de diálogo en Cataluña. No hay una propuesta encima de la mesa, pero La Moncloa aboga por una solución “transversal” a imagen del Estatut del 2006. No es la primera vez que el PSOE recupera este hito. De hecho, ya propuso en su momento reescribir la norma con las partes eliminadas por el Tribunal Constitucional. Y podría hacerlo sin necesidad de tocar la Constitución.
El pacto fiscal, por ejemplo, puede aprobarse introduciendo una excepcionalidad financiera para Cataluña en la Ley Orgánica de Financiación Autonómica (LOFCA), que es uno de los melones que Sánchez quiere abrir en los dos años que restan de legislatura.
Cataluña es una nación
Lo mismo ocurre si por ejemplo Sánchez está dispuesto a ceder a Cataluña las competencias en materia judicial que el Constitucional retiró del Estatut. La reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial es un camino para convertir esa posibilidad en algo real y legal. Son dos leyes orgánicas que necesitan el respaldo de la mayoría absoluta del Congreso para su aprobación.
Mucho más complejo es recoger el término nación, según la propia jurisprudencia del TC. Pero la reforma constitucional tampoco es un imposible para el actual Gobierno. Sánchez e Iceta dieron pinceladas de la estrategia del nuevo encaje de Cataluña y la reforma de la Constitución en septiembre del 2017, después de los plenos de la desconexión y antes de sumarse a un 155 que rechazaban de plano.
Sánchez e Iceta ofrecieron a las fuerzas políticas catalanas el apoyo del PSOE para "fortalecer y recuperar las cuotas de autogobierno" que cercenó el Tribunal Constitucional en el Estatut y abrir esa posible reforma de la Constitución.