Óscar Puente lo intenta pero no hay manera. El transporte público en España tiene sus limitaciones y, por más que pretenda vender el aumento de viajeros en Cercanías y Media Distancia como un logro del sanchismo de la tercera legislatura, lo cierto es que en ciudades como Madrid el hartazgo es tal que un millón de personas deja de usar el servicio al mes. El motivo principal es el tiempo que se tarda en llegar a los destinos, especialmente en hora punta, que llega a triplicar lo que se tarda en coche. En este escenario, los trenes del vallisoletano no pueden competir contra la libertad del vehículo propio.
Uno de cada cinco españoles dice haber cambiado sus hábitos de transporte últimamente y a este 20% de la población hay que sumarle otro 27% que asegura que se lo está pensando —según el estudio de Conductas Sostenibles de Triodos Bank—, sin embargo, raro es el que no se queja del tiempo que se tarda en efectuar estos viajes en medios colectivos. Comenzando por las grandes capitales de España.
José María tarda 1 hora y 53 minutos según Google Maps en ir de casa al trabajo. Su trayecto no es otro que San Martín de la Vega-Alcobendas, para el que la aplicación le recomienda la única alternativa posible: coger un autobús interurbano que lo deja en la parada de Cercanías del pueblo de al lado, 45 minutos de tren —un transbordo que no está sincronizado, por lo que puede pasar más de 10 minutos esperando en el andén—, 5 minutos de metro y, para rematar, otros 23 minutos de autobús.
Este último, el 152C, sale cada 15 minutos del intercambiador de Plaza Castilla, así que debe tener suerte para no perderlo por culpa de los retrasos de la Renfe de Óscar Puente. Una distancia total de 45 kilómetros que tarda en hacer en coche solo 40 minutos, o lo que es lo mismo, casi un tercio del tiempo.
Jordi, de Barcelona, se queja de que el camino más corto que se le propone en transporte público le hace caminar media hora por una autopista. En total, la aplicación de los mapas, le calcula —con esta inasumible opción— 2 horas y 2 minutos entre Colonia Palá y St. Fruitós (23 km), en la que además tiene que hace un transbordo de autobuses en la Estación de Manresa alrededor de las 13:00 horas, si no, tendría que esperar más de 40 minutos al siguiente. Sorprendentemente, el tiempo en coche se reduce a solo 23 minutos, es decir, seis veces menos.
En estas circunstancias, no es de extrañar que solo el 18,5% de la población utilice el transporte público en su día a día y, de hecho, la gran mayoría los pueden usar en las grandes ciudades y áreas metropolitanas, donde las redes impulsadas por el ministerio de Óscar Puente tienen mayor eficiencia gracias al número de líneas y frecuencias.
Aunque esto no tiene por qué ser así necesariamente. Desde Pozuelo de Alarcón, el municipio más cercano a la Puerta del Sol de Madrid, se tardan 70 minutos en hora punta en llegar a la plaza de Cibeles. "Es una locura. Tardaba tanto que al final opté por mudarme al centro de Madrid y eso que vivía a solo 10 kilómetros de la ciudad", explica Manu a Vozpópuli, que podía hacer el trayecto en coche en 22 minutos, menos de un tercio del tiempo.
"Después de la mudanza, pasé a tardar solo 35 minutos en transporte público, pero porque elegí la vivienda 'ex profeso' para poder utilizar solo una única línea de metro para ir al trabajo". En total, en su caso, 9 paradas de la línea 2 de Metro de Madrid.
Descontento generalizado con el transporte público de Puente
Un 28% de los viajeros encuestados para este estudio cree que la red de transporte público de Óscar Puente no está lo suficientemente desarrollada y ajustada en su zona como para moverse en esta medio. Curiosamente, existe un 72% dice que sí lo está pero teniendo en cuenta la existencia de taxis en la zona, ya que de otro modo, el porcentaje de españoles insatisfecho sería aún mayor.
Nuevamente, hay que acudir al desglose por provincias y comunidades para analizar las diferencias: la Comunidad de Madrid y Cataluña son las dos regiones en las que más se utiliza el transporte público de Óscar Puente (37,9% y 32,3%). Por el lado contrario, donde más se utiliza el coche particular en el día a día es en Murcia (60,3%), Cantabria (59,8%), Baleares (58,1%) y Canarias (50,2%), si bien en La Rioja ,Extremadura y Castilla y León es donde más se opta por ir caminando (54,9%, 42,5% y 41,7%).
El 43,8% le lanza la puya a Óscar Puente: aunque se ha avanzado mucho en transporte público en España, "muchos otros países nos llevan la delantera" —estudio— si bien a la hora de viajar hasta un 16% eligen el medio de transporte más barato (el público) mientras que el 8% el que menos tiempo tarda.
Esta es una opinión que defiende Cristina, profesora de FP de Jaén, que tarda 1 hora y 20 minutos en coche entre Jaén y Córdoba. Prefiere esta alternativa ya que en tren (Media Distancia Renfe) el trayecto se alarga hasta las 2 horas y 20 minutos "y en autobús ni te cuento", añade en declaraciones a Vozpópuli. Ella tiene que viajar entre el barrio Pañamefécit y el de Noreña unas tres veces al mes por trabajo.
El caso de Cristina es el de un viaje interprovincial, pero para trayectos cortos son el 43% de los encuestados los que prefieren el coche, mientras que hay un 76% que utiliza el transporte público "en alguna ocasión" para sus trayectos —pese a que muchos de ellos prefieran el coche—: autobús (60%), metro (21%) y taxi (8,2%). Por su parte, para ir de vacaciones, el avión es el medio de transporte estrella para irse de vacaciones, frente al tren y el autobús de Óscar Puente, que representan el 18,8% y el 5% tan solo.
Ante el despropósito del Cercanías, Metro
La ciudad de Sevilla tiene un problema histórico al respecto. Hasta 2009 no tenía Metro. "La opinión de los sevillanos, si se hiciese una encuesta, sería muy mala", explica a Vozpópuli Enrique de Álava, vicepresidente de la plataforma Sevilla Quiere Metro, sobre el transporte público de la ciudad. "Hay una sensación de que está completamente colapsado por una altísima demanda que no tiene nada que ver con la oferta, por número de trenes y frecuencias".
Ahora, lo más que tiene Sevilla es una línea de Metro —lenta— que recorre algunos de los puntos más concurridos, pero no todos: "La ciudad tiene un plan de cuatro líneas, pero solo tenemos la primera. Lo que necesita Sevilla es desarrollar la red completa y también mayores frecuencias y capacidad en los trenes", protesta el portavoz. "Nosotros tenemos un pequeño grupo de trabajo sobre Cercanías donde hemos hecho algunas propuestas. La más importante es que se conecte el centro de Sevilla y el aeropuerto mediante Cercanías", añade de Álava.
"Sevilla tiene un problema, que es la pobreza en el transporte. Realmente no existe ningún incentivo para dejar el coche en casa porque hace falta para todo", reclama el portavoz de la plataforma.
Puente quiere acabar con los bonos gratuitos
Óscar Puente quiere dejar de subvencionar los Cercanías y la Media Distancia en la modalidad actual de bonos trimestrales. El ministro de Transportes de Pedro Sánchez ha asegurado en la Cadena SER que, desde su punto de vista, “esa política debe cambiar”. La medida estaba aprobada hasta el 31 de diciembre para "aliviar" a las familias en medio de una inflación que no cesa.
El titular del ministerio echa la culpa de todos los males habidos y por haber en el sector de la alta velocidad —que no son pocos— al nuevo competidor de Renfe, Ouigo Para empezar, según Puente, la empresa francesa "arrastra pérdidas al resto de competidores" a costa de asumir unas "enormes" para sí misma. También parece ser culpa de esta empresa y demás competidores extranjeros la subida de precios de la alta velocidad que tendrá que darse próximamente ya que los billetes de se habrían abaratado artificialmente como oferta de lanzamiento.
Además, desde que Renfe y Ouigo comparten mercado, "hay zonas a las que llevar un tren ya no es tan interesante desde el punto de vista económico", por lo que no hay remanentes para dar servicios en "corredores que no son tan rentables".
Reconoce el ministro Puente, eso sí, que de ahora en adelante hay que apostar por la calidad del servicio, la fiabilidad, la frecuencia de paso y, además, por la puntualidad, un aspecto por el que su servicio de trenes Renfe ha sido muy criticado durante su gestión.