El coronavirus llegó para paralizar el mundo hace dos años, pero también ha servido para pisar el acelerador de una tecnología llamada a revolucionar el panorama sanitario: las plataformas de ARN mensajero (ARNm). En 2020, el cáncer segó 109.706 almas en España, prácticamente el doble que la covid-19. Los avances conseguidos con las vacunas de Pfizer y Moderna abren una puerta prometedora contra un mal que no hace prisioneros. O te quita la vida, o se la quitas tú a él.
La compañía Moderna tiene en marcha diversos ensayos y estrategias para atacar los tumores con las mismas armas que han conseguido frenar la mortalidad de la covid-19. Desde que se fundó hace 12 años se ha centrado exclusivamente en esta vía terapéutica. Vozpópuli ha conversado con el director general de la compañía en España, Juan Carlos Gil, y con César Sanz, vicepresidente de Asuntos Médicos de Moderna para Europa, Medio Oriente y África, sobre cómo el ARNm puede revolucionar el abordaje del cáncer.
"Las plataformas de ARN no dejan de ser marcos que nos permiten sintetizar cualquier proteína. Puede ser un antígeno (como la vacuna del covid) que desarrolle vacunas terapéuticas para Oncología o que generen proteínas que puedan modificar el ambiente tumoral", explica Sanz.
Según la compañía, las plataformas de ARN aportan dos novedades: la escalabilidad (con la quimio se da la máxima toxicidad tolerada y eso se evita en el ARN pues no genera toxicidad) y que permite combinaciones con otras terapias. "Creemos que la inmunoterapia será nuestra compañera de viaje", explica Sanz.
¿Cómo atacan el cáncer las vacunas de ARNm?
Las vacunas terapéuticas presentan al sistema inmunitario un antígeno de las células tumorales para que el sistema celular se active y ataque esas células. Es un proceso similar al del covid y sería completamente personalizado. De cada persona con cáncer se extraerían partículas del tumor para desarrollar el antígeno que genere la respuesta inmunitaria deseada.
Es importante tener en cuenta que a pesar de recibir el nombre de 'vacunas', esta terapia solo se utilizaría en personas que ya tienen cáncer. Es decir, no son vacunas preventivas, pero funcionan como tal porque lo que se busca es una respuesta inmunitaria por parte del organismo.
"Una de las ventajas que tienen estas plataformas es que, mientras que los productos biológicos precisan unos reactores gigantescos y la producción está centralizada en pocas compañías, nuestros reactores son mucho más pequeños, hasta el punto de que se pueden centrar en la necesidad de un paciente concreto", apunta Sanz. Precisamente, este avance puede utilizarse para acelerar la producción de células CART, otro de los tratamientos más prometedores frente al cáncer, pero muy caro y escaso (algunos tratamientos cuestan 320.000 euros).
Ensayos en marcha
Moderna planea combinar sus vacunas contra el cáncer con inmunoterapia porque uno de los efectos de los tumores es la relajación del sistema inmunitario. Sanz señala que la inmunoterapia permitiría despertar nuestras defensas y el ARNm activar la respuesta deseada.
La molécula en la que trabaja esta compañía es la ARN 4157 y el ensayo se encuentra ya en fase dos, y está siendo testada con el anti PD1 de MSD. "Estamos centrándonos en pacientes con melanoma avanzado. Son 150 pacientes y estamos en fase de seguimiento", anuncia Sanz. Además, se ha puesto en marcha un ensayo en fase I uno con más de 10 pacientes con tumor de cabeza y cuello.
Al margen de las vacunas terapéuticas, Moderna trabaja en una estrategia contra el cáncer que consiste en la codificación de citoquinas. "En cualquier tumor, cuando analizas el tejido, hay células tumorales y luego está el microambiente. Lo forman tejido conectivo y el caldo de cultivo donde crece el tumor. Cuando atacas el cáncer no solo tienes que tratar células tumorales, sino que también tienes que actuar sobre el microambiente para que el tumor no reaparezca. Ese microambiente lo manejas con citoquinas. Son conocidas desde hace mucho tiempo pero el problema que tienen es que cuando hay demasiadas puede tener consecuencias devastadoras en el cuerpo. Con el coronavirus se ha visto. Una tormenta de citoquinas puede provocar una repuesta inflamatoria letal. Se está probando en cáncer de mama y de pulmón, entre otros".
Moderna trabaja en la combinación de tres códigos para generar tres proteínas distintas que generen las citoquinas sin producir la temida tormenta. "La combinación con inmunoterapia sería muy apropiada también en este caso".
Hay una tercera opción de tratamiento al margen de las vacunas terapéuticas y las citoquinas, que es la codificación de anticuerpos. Sin embargo, Moderna no ha desarrollado ninguna molécula todavía por esta vía.
P: ¿Cuándo podremos tener el primer tratamiento con ARN para el cáncer?
R: Es la pregunta del millón. Las cosas van rápido, pero esta tecnología requiere más ensayos. La aproximación regulatoria también es un reto.
Juan Carlos Gil hace hincapié en que "una de las lecciones que podemos extraer de la pandemia es que el sistema regulatorio debe tener mayor agilidad. Lo necesitamos para desarrollar tratamientos contra el cáncer de manera más rápida que como se ha hecho hasta ahora".
¿Adiós a la quimioterapia?
Gil y Sanz concuerdan en que "la quimioterapia va a seguir teniendo su rol. Pero vamos a ver un cambio. Ya no va a ser el esqueleto del tratamiento. Ese papel lo va a tener la inmunoterapia. La quimio tendrá presencia hasta se desarrollen las terapias de ARNm, que mantendrán el cáncer como una enfermedad crónica. Eso ya pasa con el cáncer de próstata. Mucha gente acaba muriendo con cáncer de próstata y no por él".
La innovación que viene
Moderna tiene en marcha 37 programas de investigación, de los cuales 21 están en fase clínica. Da buena idea de las aplicaciones sanitarias de esta tecnología el listado de novedades terapéuticas que pueden avecinarse con el ARNm:
- Vacuna combinada covid-gripe-influenza-virus sincitial respiratorio.
- Vacuna para virus DNA latentes (VIH, Epstein bar–esclerosis múltiple).
- Virus Zika.
- Virus Nipa (potencialmente pandémico según la OMS).
- Enfermedades raras.