España

Los vertidos de aguas residuales de Gibraltar en aguas del Estrecho llegan al Consejo de Europa

Tras sendas reuniones infructuosas con representantes ministeriales los ecologistas de Verdemar acuden a Estrasburgo en busca de soluciones

  • Plano de la distribución de las aguas residuales vertidas al Estrecho -

En las aguas agitadas del Estrecho de Gibraltar, una nueva batalla legal y medioambiental está en marcha. Verdemar-Ecologistas en Acción ha llevado su denuncia ante el Consejo de Europa de Estrasburgo, señalando a Gibraltar por un problema que trasciende lo ambiental: el vertido incontrolado de aguas residuales y residuos sólidos al mar.  

No es la primera denuncia que el grupo de Ecologistas en Acción realiza en este sentido, pero sí es la primera vez que llegan tan lejos. El Tribunal de Estrasburgo deberá dirimir ahora el vertido de un millón de metros cúbicos de aguas residuales y sin depurar a una zona es especial protección. 

“Gibraltar no dispone de ningún sistema de tratamiento de aguas residuales y aún no cuenta con ningún proyecto para su saneamiento, lo que pone en peligro el medio ambiente, la pesca artesanal, las zonas de pesca y la salud de los bañistas”, dice la denuncia a la que ha tenido acceso este medio. 

La falta de una depuradora en el Peñón, que durante más de 25 años ha incumplido normativas europeas, ilustra un conflicto entre desarrollo, ecología y gobernanza internacional. “Llevamos más de 10 años alertando de estas prácticas y no hay respuesta”, cuenta a Voz Pópuli Antonio Muñoz, del colectivo Verdemar. 

Primero, los ambientalistas contactaron con la Red Esmeralda, la institución que regula la gobernanza de las zonas de especial protección (ZEC). Después, Verdemar ha acudido hasta en dos ocasiones a reuniones con el ministro Albares, de Exteriores y con representantes del MITECO, “pero allí no parecen enterarse de nada, no son conscientes, o no quieren serlo, de cómo se comporta Gibraltar”. 

 En busca de una mediación que ponga fin al vertido 

Acudir al Consejo de Europa es la salida que la queda a los ambientalistas ante “la inacción” de Moncloa y de la propia Junta de Andalucía.  La denuncia, presentada al Comité Permanente del Convenio de Berna -el ente que cuida las zonas de especial protección en territorio que no es exclusivamente parte de la Unión Europea y que es de referencia tras el Brexit- expone que más de un millón de metros cúbicos de aguas negras fluyen cada año desde Gibraltar hacia las zonas protegidas del Estrecho Oriental, pertenecientes a la Red Natura 2000 y la Red Esmeralda.  

Plano de la distribución de las aguas residuales vertidas al Estrecho

La zona afectada son las aguas en litigio que Gibraltar reclama como propias, tres millas al este, tres millas al sur y una y media en la Bahía. España, cuando Gibraltar aún era territorio europeo, creó la ZEC en el entorno. Cuando hay dos regiones colindantes de especial protección, prevalece el interés del área mayor, en este caso es la masa marina española. Por eso, Gibraltar debería adaptar su gestión ambiental a la zona de especial protección del Estrecho, algo que las autoridades del Peñón demoran desde hace años, por lo que Verdemar pide que "se revise la inclusión de Gibraltar en este organismo europeo, dado que no cumple los estándares”. La Red Esmeralda fue creada para preservar zonas de especial interés ecológico 

Estos vertidos son, a fin de cuenta, una expulsión de los desechos gibraltareños por la puerta de atrás que quedan a merced de mareas y corrientes, alertan desde Verdemar, que confirman a través de vídeos los hallazgos de toallitas y desechos tanto en la Bahía de Algeciras como en el Mar de Alborán. 

Legalidad cuestionada y vacíos de gobernanza   

Junto con las aguas residuales, el mar arrastra toallitas, compresas y otros residuos sólidos, generando estragos en los hábitats marinos, en las artes de pesca artesanal y en la salud de los bañistas.  Verdemar alerta de que las corrientes transportan estos desechos hacia el mar de Alborán y las playas de la Bahía de Algeciras.  

"Estamos viendo un impacto irreparable en un ecosistema que debería ser un ejemplo de conservación, aquí hay infinidad de especies marinas en tránsito y que viven aquí", denuncia Muñoz. Más preocupante aún es la falta de planes concretos para solucionar este problema. La construcción de una planta de tratamiento de aguas en Gibraltar, prometida desde hace décadas, sigue en el limbo, y la reciente designación de un nuevo licitador no se traduce en nada. 

La denuncia no solo refleja el incumplimiento normativo de Gibraltar, sino también las carencias en la implementación de medidas por parte de las instituciones europeas y la pasividad de los gobiernos implicados, porque esto es un neverending story al otro lado del Peñón, la historia de nunca acabar.   

Este incumplimiento de Gibraltar no es nuevo. En 2017, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ya condenó a Reino Unido por la ausencia de un sistema de depuración en el Peñón. Pero los compromisos adquiridos entonces se vienen diluyendo. Mientras tanto, el vertido constante sigue enturbiando las aguas del Estrecho, física y metafóricamente. 

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