España

Un sector del socialismo madrileño atribuye a Lobato un plan para erigirse en alternativa a Sánchez

La dirección del PSOE le augura un estrepitoso fracaso en caso de que pretenda liderar una "corriente alternativa"

  • Juan Lobato, este martes. -

MADRID. El PSOE-M es una olla a presión. Un sector del socialismo madrileño atribuye a su líder, Juan Lobato, un plan para erigirse en alternativa a Pedro Sánchez. El exalcalde de Soto del Real, que se negó a dimitir este martes como le pide una parte de su ejecutiva y de la dirección federal, está en el ojo de un huracán que amenaza con volar por los aires el cónclave que los socialistas celebran este fin de semana en Sevilla. Nadie en el partido entiende lo que ha hecho. Y algunos, en conversación con este diario, ya le atribuyen la intención de liderar una corriente alternativa dentro del Partido Socialista, algo que él mismo descarta ante el "linchamiento" al que, denuncia, le están sometiendo los suyos por no haber querido involucrarse en un asunto que huele a irregularidad y que está investigando el Tribunal Supremo.

Pedro Sánchez conoce bien la historia de un dirigente apenas conocido enfrentándose a un aparato político, porque él la escribió hace 7 años. Pero la dirección del PSOE, con el líder a la cabeza, augura a Juan Lobato un estrepitoso fracaso en caso de que pretendiera encabezar una "corriente alternativa": "Tiene las mismas opciones de ser alternativa en el PSOE que yo en Vox", ironiza un miembro de la dirección federal. En verdad, dentro de la federación madrileña hay quien detectó hace tiempo en Lobato ambiciones nacionales. Aunque las fuentes consultadas las consideran del todo fantasiosas. "Puede que en su cabeza no suene a chiste", explica una de ellas, con peso en el partido. Pero Lobato, con su señalamiento indirecto al núcleo duro de Sánchez en la filtración del documento del abogado de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, ha emprendido una guerra con el jefe del PSOE de incierto final.

El objetivo del líder del PSOE-M parece claro: tumbar al ministro Óscar López, porque ha aparecido como el favorito de Sánchez para apartarle de la candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. No obstante, la resistencia numantina que está ofreciendo evidencia otros objetivos. Lobato acudirá este viernes a declarar al Supremo en calidad de testigo y, presumiblemente, aportará al juez el acta notarial donde dejó constancia de que tuvo conocimiento de dicho documento -filtrado desde la Fiscalía- por los medios de comunicación, así como la conversación de Whatsapp que mantuvo con la jefa de gabinete de López, Pilar Sánchez-Acera, en la que supuestamente esta le presionó para que utilizara políticamente la información en la Asamblea madrileña contra Ayuso.

Lobato empieza a tener la certeza de que Moncloa tuvo acceso a ese documento de formar, aparentemente, irregular. Es más, incluso sostiene que el Gobierno pudo engañarle. Y, en previsión de que tanto Óscar López como Sánchez Acera y, por extensión, Pedro Sánchez, pueden quedar manchados, el líder del PSOE-M ha decidido resistir. E incluso afea a la dirección federal del PSOE comportamientos que no considera asumibles en política. "El PSOE no es una secta ni una agencia de colocación", dijo este martes en una comparecencia sin preguntas en la Asamblea ante la prensa. El misil es de un calibre importante. Porque precisamente esas dos son las críticas que más se escuchan entre viejos e históricos socialistas. Incluso algunos no tan viejos: "Pertenezco a otra cultura política. Distinta, casi contraria a esta. Y por lo que veo, ya desde hace años, a un PSOE también distinto a este. Lo intuí cuando les vi llegar y por eso decidí irme", explica a este diario un socialista que tuvo peso el partido antes de la llegada de Sánchez a la dirección.

Lobato está decidido a acudir al Congreso Federal de Sevilla. Su resistencia evidencia que quiere aparecer en el gran cónclave socialista como el discordante. Y poco le importa exhibir en público el pulso que le está echando al secretario general. De la dirección socialista, solo el secretario de organización, Santos Cerdán, tuvo un tono duro con Lobato, a quien pidió que ponga nombre y apellidos a los que, dicen, le están linchando y presionando. El resto, desde María Jesús Montero al propio Óscar López, psuieron el foco en Isabel Díaz Ayuso y en los delitos fiscales de su pareja. Félix Bolaños, el titular de Justicia, pidió dejar tiempo a la Justicia para actuar. El Gobierno no se sale de la postura oficial sobre el caso. El fiscal general, Álvaro García Ortiz, cortó un bulo y, por eso, merece todo su apoyo. 

En Moncloa el cabreo con Lobato es brutal, porque niega de forma tajante cualquier tipo de responsabilidad en la filtración. Lo hizo públicamente el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, en una rueda de prensa. “En el Gobierno nos enteramos [de este asunto] a través de la prensa. Lo que ocurrió fue que el jefe de Gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid distribuyó una información falsa y el fiscal general del Estado lo que hizo fue desmentir el bulo y decir la verdad. Eso es lo que ha ocurrido. No tenemos nada más que añadir. El fiscal dijo que era un bulo y demostró que era falso, era justamente al revés”, aseguró. El problema es que cuando Lobato y Sánchez Acera comentaron la estrategia de ataque a seguir en contra de Ayuso y esta le pidió que usara la filtración, aún no se había publicado íntegro el documento en los medios. Y el líder del PSOE-M aseguró en La Sexta que la versión que le envió Sánchez Acera no tenía una marca de agua, que es como se difundió esa mañana de marzo. La guerra se recrudece.

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