No ha sido un año sencillo en las relaciones institucionales entre la Corona y la Moncloa. El episodio más evidente de este distanciamiento quizá tuvo lugar en Paiporta, aunque ya venía lastrado por los continuos desplantes del Gobierno a Felipe VI en varios viajes internacionales del monarca. Desde esferas políticas no se recuerda un momento en que las fricciones fuesen tan papables. Y es en este punto álgido cuando el jefe del Estado y Pedro Sánchez volverán a encontrarse, en un acto que evoca valores de reconciliación y encuentro como lo es la Pascua Militar.

El 6 de enero está marcado en rojo en el calendario de las Fuerzas Armadas y de la Casa Real. No por la visita de Sus Majestades de oriente, sino porque representa el comienzo del año nuevo militar. El Palacio Real reúne, en Madrid, a la cúpula militar y a las más altas autoridades del Estado -contando con la Familia Real-, en un acto cargado de actos repletos de simbolismo: revista a las tropas, imposición de condecoraciones y los discursos de la persona titular del Ministerio de Defensa, ahora en manos de Margarita Robles, y del rey, Felipe VI.

A mayor abundamiento, la Pascua Militar sirve de balance del año anterior y de repaso de los principales desafíos en el entrante. No cabe duda de que Felipe VI centrará su discurso en los esfuerzos civiles y militares en las trágicas riadas de Valencia. Presumiblemente también hará referencias a los despliegues internacionales de las Fuerzas Armadas y de la creciente inseguridad en el mundo, con Oriente Medio y Ucrania como ejemplos más cercanos.

El antecedente de Paiporta

Pero más allá de discursos y elementos simbólicos, esta edición de la Pascua Militar tiene también una lectura política. Los nombres de Felipe VI y Pedro Sánchez han acaparado numerosos titulares en el último año. Y si se preguntase a los lectores sobre algún escenario que hayan compartido probablemente hagan referencia a Paiporta. 

La visita de ambos a la zona cero de la DANA propició una crisis de seguridad. A nadie se le escapa que la multitud recibió a Felipe VI, Letizia y a Pedro Sánchez con los ánimos caldeados. Los equipos de protección tuvieron que afanarse a fondo para que las autoridades resultasen ilesas. En el momento de mayor tensión, siguiendo las recomendaciones de los escoltas, el presidente del Gobierno subió a bordo de su vehículo oficial y se marchó a dependencias del Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI).

No así los reyes, que se quedaron durante largo rato en Paiporta. Su gesto serio, compungido, rodeados de la multitud, es ya una de las imágenes que marcan la jefatura del Estado de Felipe VI. Una escena que muchos compararon con la decisión tomada por el entorno de Pedro Sánchez.

Viajes sin apoyo

Llovía sobre mojado en la relación entre Corona y Moncloa. Basta tirar de hemeroteca para encontrar algunos desplantes del Gobierno a Felipe VI en sus viajes internacionales. El rey viajó a los países bálticos en un viaje oficial sin nadie del Ejecutivo. La máxima autoridad que le acompañaba era el comandante del Mando de Operaciones -hoy Jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire-, el general Francisco Braco Carbó.

Allí hizo algunos anuncios que, según apuntan fuentes políticas, chirrían en la voz de un jefe del Estado, como el despliegue de nuevas capacidades militares en las misiones de la OTAN en las que participa España. Tras la polémica por la falta de apoyo, finalmente a la última jornada se sumó la ministra de Defensa, Margarita Robles.

Antes, Felipe VI participó en las tomas de posesión de Nayib Bukele, en El Salvador, y de Javier Milei, en Argentina, así como en los fastos por la muerte del emir Ahmed Nawaf Al Sabah, en Kuwait. A ninguno de ellos acudió ningún ministro, reduciendo la presencia del Gobierno a secretarios de Estado.

A todo ello hay que sumar los próximos actos que el Gobierno ha organizado por el 50º aniversario de la muerte de Francisco Franco. Para tal efeméride ha anunciado una cargada agenda de actos institucionales que tendrán lugar en 2025. El primero de ellos, el próximo 8 de enero en el Auditorio del Museo Reina Sofía.

Moncloa anunció ante la opinión pública que pretendía contar con la presencia de Felipe VI en los actos, antes incluso de tramitar por vía oficial la invitación a Zarzuela. El Rey finalmente ha declinado asistir al Reina Sofía por "razones de agenda". Fuentes de Moncloa aseguran que "existe sintonía total entre el rey y el presidente del Gobierno, en las conversaciones del despacho semanal": "El Rey no podrá presidir el acto del día 8, pero se sumará a otros actos previstos durante el año", aseveran.

Una afirmación que choca con la gestión de Moncloa: es del todo inusual que las invitaciones se anuncien delante de las cámaras antes de tramitarlas por vías oficiales con Casa Real.

Episodios, todos ellos, que contribuyen al distanciamiento entre las dos instituciones. Y que resonarán en los pasillos del Palacio Real durante la Pascua Militar más tensa de Pedro Sánchez y Felipe VI.

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