La COP26 representa una nueva oportunidad para activar las palancas internacionales que permitan revertir los efectos de las emisiones de efecto invernadero a la atmósfera. El objetivo: evitar que la temperatura media suba por encima de 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales. Pero además de plantear nuevas medidas y redoblar esfuerzos, la cumbre anual climática también sirve para hacer repaso de los avances conseguido hasta la fecha en materia ambiental o social. Una lucha contra reloj a la que están convocados todos los estamentos y sectores sociales y económicos. Y la banca no es una excepción.
Por la naturaleza de su actividad, el sector financiero tiene un papel muy importante en las cuestiones climáticas y medioambientales desde el momento en que financia muchas actividades y empresas que sí tienen un impacto directo en los ecosistemas. Por esta razón, los criterios ASG (Ambiental, Social, de Buen Gobierno) están marcando el rumbo de las estrategias y las decisiones económicas seguidas por los principales bancos a nivel internacional.
En su calidad de miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance, Banco Santander viene desde hace años plasmando su compromiso con la transición hacia una economía verde a través de distintas iniciativas y políticas de marchamo sostenible. Entre sus objetivos, figuran metas concretas en materia de impulso de las energías renovables, preservación de los bosques o la reducción de su huella medioambiental – la entidad es neutra en carbono en su propia actividad desde 2020-. Estas son algunas de esas iniciativas, que forman parte de un largo pero necesario camino: alcanzar las cero emisiones netas en 2050 tanto en su propia actividad como para todas las emisiones de sus clientes derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece.
Financiación verde
Según datos de Dealogic, Banco Santander acabó 2020 como líder mundial en financiación de energías renovables. Entre sus proyectos de referencia, está el respaldo a energías renovables de nueva creación (greenfield), que alcanza ya una capacidad total instalada de 13.765 megavatios (MW), el equivalente al suministro necesario para dar energía a 10,3 millones de hogares y evitar la emisión de 60 millones de toneladas de CO2.
La entidad presidida por Ana Botín, que mantiene su compromiso de financiar o movilizar 120.000 millones de euros en financiación verde entre 2019 y 2025 y 220.000 millones hasta 2030, también contribuyó el pasado año a la ampliación, mejora y mantenimiento de proyectos de infraestructura de energías renovables existentes (brownfield), con una capacidad instalada de 8.106 MW. De esta forma, la cartera de financiación conjunta de energías renovables de Banco Santander ascendió a 11.600 millones de euros a finales de 2020.
Bonos verdes
En esta línea, dentro de su Marco Global de Bonos Sostenibles, la entidad ha emitido este mismo año su tercer bono verde por un valor de 1.000 millones de euros, destinados, primordialmente, a la refinanciación de proyectos de energías eólicas y solar.
Ecosistemas y medio ambiente
Banco Santander ha suscrito recientemente un acuerdo con Fundación Repsol y Grupo Sylvestris para impulsar en España el proyecto Motor Verde. Esta iniciativa de compensación de emisiones de dióxido de carbono está centrada en la reforestación y la regeneración de bosques, un proyecto que pretende plantar 60 millones de árboles y con el que la entidad ha querido sumarse con 1,5 millones de euros para contribuir al cuidado de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, respaldando al mismo tiempo el desarrollo rural y la generación de empleo, en el marco de su estrategia de banca responsable y sus políticas de gestión ambiental.
Además, el banco lleva tiempo desarrollando en España el proyecto Natura, en el que tanto empleados voluntarios de Santander como ciudadanos de a pie participan en actividades de reforestación de bosques, limpieza de playas y riberas de ríos o en la colocación de cajas nido para el cuidado y conservación de especies.
Banco Santander participa o lidera diversos proyectos de carácter sostenible y vinculados al cuidado de ecosistemas y la conservación de la biodiversidad alrededor del mundo
Asimismo, Santander participa o lidera diversos proyectos de carácter sostenible y vinculados al cuidado de ecosistemas y la conservación de la biodiversidad alrededor del mundo. Proyectos como Generacja (“regeneración”), en Polonia, dedicado a regenerar uno de los mayores ecosistemas protegidos del país. O como el proyecto Parque el Durazno, en Chile, que persigue restaurar áreas degradadas, proteger el ecosistema y controlar la erosión e implementar corredores biológicos para la fauna nativa de este ecosistema.
Santander también forma parte de una alianza con los bancos brasileños Bradesco e Itaú Banco para el desarrollo sostenible y la preservación del Amazonas. A través de un paquete de 10 medidas, el proyecto basa sus acciones en los cultivos sostenibles, la bioeconomía, la ganadería y la regularización de tierras.
Productos financieros
Un banco se dedica a comercializar servicios y productos financieros. Y estos no tienen por qué estar reñidos con la protección del medio ambiente.Santander ha puesto en el mercado una amplia oferta de productos financieros verdes, tanto para sus clientes particulares y empresas, como para los inversores.
Entre ellos, destacan la financiación de promociones inmobiliarias con las más elevadas certificaciones de eficiencia energética; el leasing fotovoltaico para la instalación de soluciones de autoconsumo tanto para particulares como para empresas, o la línea BEI Agro, que permite la financiación de proyectos de ahorro y eficiencia energética que reduzcan consumos y emisiones de CO2.
Otros productos financieros con la etiqueta sostenible son las hipotecas “verdes”, con bonificaciones para aquellas viviendas con calificación energética A o A+; los avales verdes con características sostenibles; los préstamos vinculados a la sostenibilidad; los fondos ISR o fondos de inversión socialmente responsable y solidaria, o el préstamo “Coche Ecológico” para la adquisición de vehículos eléctricos.