Reino Unido decide mañana -entre semana, como manda la tradición- quién ocupará su Ejecutivo durante los próximos cinco años en unas elecciones que llegan marcadas por la igualdad entre los dos grandes partidos. Las encuestas más recientes hablan de prácticamente un empate técnico entre los conservadores de David Cameron y los laboristas de Ed Miliband, ambos con cerca del 33% del electorado a su favor. El resultado queda lejos de la mayoría suficiente para gobernar en solitario, por lo que las miradas se centran en los tildados como 'partidos bisagra'.
Los británicos deben decidir cómo reparten los 650 escaños en juego -aunque suelen quedar en 645, ya que los cerca de cinco que obtiene el Sinn Feinn norirlandés quedan desiertos directamente. Los 326 que marcarían la mayoría necesaria están lejos de los pronósticos de los últimos días para conservadores o laboristas, que obtendrían unos 275 y que necesitan unos 50 más, de los que unos 25 podrían ser aportados por los liberaldemócratas, que actualmente forman parte de la coalición de gobierno desde 2010.
La sorpresa electoral estará en el abultado resultado que las encuestas otorgan al escocés SNP, quien obtendría unos 50 de los 59 escaños disponibles en Escocia
Sin embargo, el vuelco electoral en la cita de mañana con las urnas vendrá, previsiblemente, del partido nacionalista escocés SNP, que obtendría más de 50 escaños de los 59 posibles en Escocia -nunca han ocupado más de 11 asientos-. Los nacionalistas han desplazado al laborismo en el país, especialmente desde la organización del referéndum de independencia, que movilizó al 85% de los votantes potenciales. El mensaje del SNP se apoya en la justicial social y la redistribución de la riqueza, y defiende un impuesto del 50% sobre la renta de los más ricos, aunque ya han avanzado que descartan una coalición formal con los laboristas.
"Convencimos al 45% de los escoceses para votar 'sí' a la independencia y esa gente apoyará ahora al SNP. Además hay muchos que votaron en contra de la independencia pero quieren que Escocia tenga una voz potente en Westminster y ellos también nos votarán", explicaba a Efe Joanna Cherry, candidata en Edimburgo. Su partido ha pasado de 25.000 afiliados a más de 104.000, y es ahora el tercer mayor partido británico pese a que Escocia representa tan sólo el 8,3% de la población del Reino Unido.
El SNP, que ha dejado de lado el planteamiento de una nueva consulta, condicionándola únicamente a una victoria conservadora que promoviera la salida de la Unión Europea, no son el único que puede resultar decisivo. El Liberal Demócrata (LD), el eurófobo de la Independencia del Reino Unido (UKIP), el galés Plaid Cymru o el Democrático Unionista de Irlanda del Norte (DUP) podrían tener la llave que daría acceso al 10 de Downing Street. Ya ocurrió en 2010, cuando los tories de David Cameron negociaron una coalición con los liberaldemócratas de Nick Clegg, ahora algo desgastado tras cinco años de gobierno con los conservadores y al que las encuestas dan en torno al 8% de los votos.
La política económica, clave
La campaña del primer ministro, al igual que la del laborista Miliband, se han centrado en convencer del plan económico tras años de recortes y austeridad. Según un sondeo de YouGov, portal donde podrán seguirse los resultados electorales, la economía fue en el mes de abril la primera preocupación de los británicos, con un 55%, seguida de la sanidad con un 50% y la inmigración, con el 47%. Los votantes confiarían más en los conservadores para manejar la economía que en los laboristas, aunque estos obtienen la confianza para la gestión de la sanidad. Los indicadores económicos además, acompañan a Cameron, que ha consolidado el crecimiento del PIB con un 2,5% previsto en 2015 y ha reducido el desempleo hasta el 5,6%.
Para el 55% de los británicos, la economía era la primera preocupación en el mes de abril, seguida de la sanidad y la inmigración
Aunque en la campaña electoral británica se ha hablado principalmente de la política económica, también se ha abordado la desigualdad social generada, la inmigración y el multiculturalismo, la futura organización territorial británica -¿qué pasará con Escocia?, ¿saldrán de la UE?- o las prioridades británicas en el exterior. La política exterior, sin embargo, no ha sido un tema tratado en la campaña.
Guerra de propuestas
Cameron se ha lanzado estos días a la busca y captura de votos, proponiendo profundizar en los recortes para conseguir un superávit presupuestario. Ha llegado a comprometerse a no subir el impuesto sobre la renta, el IVA ni las contribuciones a la seguridad social, algo que afirma que puede hacer "porque ha visto los libros de cuentas" y sabe "lo que es necesario hacer sin meter la mano en las carteras de los trabajadores para llevarnos su dinero".
El líder tory ha tirado del miedo para advertir de que Miliband quiere llevar al país a la izquierda "con más endeudamiento y más impuestos", algo que hará además con el apoyo de los nacionalistas escoceses, algo que ha llevado al candidato laborista a prometer que no entrará en coalición o pacto con los mencionados del SNP.
Ed Miliband -laborista- por su parte, ha creado una especie de piedra Rosetta, en la que ha grabado sus seis principales promesas electorales, como la de rebajar de 12.500 euros a 8.300 el precio tope de las matrículas universitarias. Su formación alerta de que los recortes no se centrarían tanto en las prestaciones sociales y ofrecen sanear el presupuesto y financiar la inversión con ahorro y no con préstamos. Miliband aseguró en campaña que los planes conservadores conllevarían unas pérdidas de unos 865 euros al año para 7,5 millones de familias británicas.
Los laboristas han tendido la mano como socio clave a cualquier gobierno, aunque las encuestas les dan apenas un 8% de votos por el desgaste de estos cinco años en el gobierno
Por su parte Nick Clegg, del partido Liberal Demócrata han propuesto eliminar ya en 2018 el déficit presupuestario, de unos 125.000 millones de euros, y reducir la deuda neta, que supone un 80% del PIB. Clegg, que ha tendido la mano como socio clave de cualquier gobierno, afirma que los planes de Cameron no son creíbles si no detalla cómo espera recortar el gasto para cumplir con el objetivo del Partido Conservador de eliminar el déficit público en 2018. Entre las líneas rojas laboristas para pactar se encuentran una inversión de 11.100 millones de euros adicionales en el sistema nacional de salud y que aumente el sueldo de los funcionarios al ritmo de la inflación.
Por último, el líder del antieuropeo y antiinmigración UKIP, Nigel Farage, ha anunciado en campaña que si mañana no gana en la circunscripción de South Thanet, en el condado inglés de Kent donde se presenta -y donde las encuestas le sitúan igualado con el 30% del voto con conservadores y laboristas, dimitirá de sus funciones. Su partido defiende la salida de la Unión Europea y la drástica reducción de la inmigración, y su condición para respaldar un posible gobierno conservador será "celebrar un referéndum" de pertenencia a la UE cuanto antes y no en 2017 como ha dejado entrever Cameron.
Opciones de gobierno
Ante este panorama, los expertos hablan de posibles combinaciones de gobierno según los resultados que arrojan las encuestas. Una de ellas se centra en un pacto entre conservadores y liberaldemócratas, o incluso con una tercera formación, aunque Cameron ya ha dicho que no quiere un pacto a tres. Los liberaldemócratas podrían también facilitar la llave de gobierno a los laboristas, a los que también podrían sumarse el SNP escocés, pero Miliband ya ha afirmado que no pactará con Sturgeon.
Quizás lo más factible sea que terminen gobernando los laboristas con el apoyo puntual del SNP desde fuera del gobierno, ya que parece descartada una coalición entre conservadores y laboristas.
Los resultados, en cualquier caso, demostrarán que se está caminando hacia un modelo más descentralizado, aunque no por ello se vaya a abandonar el tradicional bipartidismo. Al igual que en España, los votantes en el exterior también han tenido problemas y retrasos a la hora de recibir su documentación para poder votar en el extranjero, algo que puede ser clave para la participación, que en 2010 fue del 65%.
Sistema electoral
En Reino Unido se utiliza un sistema electoral mayoritario uninominal, por lo que gana un escaño en cada una de las 650 circunscripciones electorales el candidato más votado, y a nivel nacional, el partido con más escaños. Es un sistema mayoritario a una vuelta que favorece a los partidos mayoritarios bien implantados -tories, laboristas y liberales-.
REPARTO DE ESCAÑOS
- Inglaterra: 533 escaños (82% del parlamento)
- Escocia: 59 escaños
- Gales: 40 escaños
- Irlanda: 18 escaños
RESULTADOS 2010
- Conservador: 306 escaños (56%)
- Laborista: 258 escaños (29%)
- Liberal Demócrata: 57 escaños (23%)