Ya han pasado varias horas desde el choque entre el vuelo 5342 de American Airlines y un helicóptero militar en el cielo de Washington. Por el momento ya se han recuperado al menos 18 cuerpos según Reuters, entre ellos los de los excampeones mundiales de patinaje artístico Yevgenia Shishkova y Vadim Naumov. “Nuestro enfoque en este momento está en las labores de rescate”, declaró Muriel Bowser, alcaldesa de Washington D.C., al ser cuestionada sobre el número de fallecidos. Tras la colisión, el avión ha caído en aguas del río Potomac, parte de la frontera entre Maryland y Washington D.C.
Con una longitud de 665 kilómetros, a las orillas del río Potomac viven más de cinco millones de personas. Sus aguas son frías y alcanzan las temperaturas bajo cero, y con la llegada del invierno, es frecuente verlas cubiertas de hielo. Aún así, las condiciones fueron ideales para el surgimiento de todo un ecosistema propio, y que debe su nacimiento a la "flota fantasma" que albergan sus aguas.
La "flota fantasma" del río Potomac
La Bahía de Maryland es una pequeña zona costera en pleno río Potomac, lugar donde el fracaso de una operación estadounidense en plena Primera Guerra Mundial hizo que surgiera uno de los mayores cementerios navales del mundo. En sus aguas perecen más de 200 barcos de todas las épocas de la historia, que serían en un inicio una ayuda para los estados europeos que se veían amenazados por el avance de los alemanes.
El plan era sencillo: los buques enviarían suministros de guerra en tiempo récord, necesarios ante las constantes victorias de los submarinos alemanes, que destruían más de 200 buques mercantes cada mes. Así, Estados Unidos emprendía un plan ambicioso que prometía enviar 734 barcos, de los cuáles finalmente solo fueron entregados 98, y de ellos tan solo 76 estaban listos para transportar carga.
La escasez de buen material y de trabajadores hicieron que las embarcaciones pasaran a ser vendidas a precio de chatarra. La compañía Western Marine & Salvage Company trasladó los navíos al río Potomac para negociar con ellos, pero los números fueron decepcionantes y, tras el fracaso, condujo los buques a la Bahía de Maryland para quemarlos, pero la Gran Depresión paralizó los traslados al lugar, que ya albergaba 169 cascos de madera.
Un ecosistema propio
La andadura de los barcos olvidados en estas aguas no quedó aquí. La entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial hizo que sus autoridades quisieran recuperar el metal de la conocida como "flota fantasma" del río Potomac, pero no fue posible. El paso del tiempo y el desgaste de las embarcaciones en sus frías aguas provocaron el nacimiento de un ecosistema propio, muy apto para todo tipo de aves y la mejora de la biodiversidad de la zona. Así, se tomó la decisión de mantener los barcos y dejarlos en el lugar.
Finalmente, en 2019 los 46 kilómetros cuadrados de la "flota fantasma" y naufragios de la época de la guerra de la Independencia estadounidense fueron declarados Santuario Marino Nacional. También es posible encontrar yacimientos arqueológicos de hace más de 12.000 años, además de águilas pescadoras que anidan en los barcos, o murciélagos que cuidan a sus crías en los cascos. Una imagen digna de ver para los amantes de la historia y la naturaleza.
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mcrucha
31/01/2025 12:39
Muy fea costumbre la de no poner la propiedad de la foto. https://www.naiz.eus/es/gaiak/especial/20230824/la-flota-fantasma-del-potomac-el-mayor-cementerio-de-barcos-de-occidente Ahora es muy fácil.