A finales de 2014, el Ejecutivo galo anunció un ajuste presupuestario de 50.000 millones en tres años. Y una parte de éste se centraba en la partida de Defensa, cuya rúbrica iba a descender en términos reales alrededor de un 7 por ciento para situarse en el 1,2 por ciento del PIB una vez excluidas las pensiones de los soldados. Es más, dicho ajuste representaba un gran recorte de gasto militar en plena batalla contra el yihadismo, un tajo histórico si se tiene en cuenta que Francia es el segundo país tras EEUU que más fuerzas aporta a los despliegues internacionales de cuerpos armados.
Dos tercios del ajuste previsto de plantilla del sector público se correspondían con personal militar. De los 34.000 puestos que se querían suprimir en las Fuerzas Armadas galas en los próximos años, en 2015 se pretendían eliminar 7.500 efectivos a pesar de las intervenciones en marcha en Siria, Irak, Mali o la República Centroafricana. Un ajuste que se añadía a los 54.000 ya recortados entre 2008 y 2013. Sin embargo, Hollande reaccionó a los atentados del Charlie Hebdo y la tienda kosher declarando que suspendía los recortes en Defensa. Pese a la resistencia de sus compañeros socialistas de partido, a finales de abril el presidente galo aprobó que en 2015 se parasen todos los recortes del gasto militar y un aumento del presupuesto de Defensa por valor de 3.900 millones de euros durante el trienio 2016-2019.
Mientras que antes se estimaba que los desembolsos por este capítulo disminuirían un 7 por ciento en términos reales, a raíz de la decisión se esperaba que el presupuesto repuntase un 4 por ciento hasta 2019 según los cálculos de IHS Jane's Defence. De los 34.000 puestos que se aspiraba a recortar, la cifra se redujo a 15.500 en este periodo y en 2015 no se suprimiría ningún efectivo, máxime cuando Hollande había movilizado con carácter indefinido a 10.000 soldados en tareas de seguridad a lo largo y ancho del hexágono. Semejante anuncio suponía a medio plazo un incremento del gasto militar mayor que el alemán y ponía fin a una erosión gradual de los presupuestos en Defensa de los países de la Europa Occidental.
Tras el aumento de gasto militar en respuesta a los atentados, el presupuesto para 2015 queda igual que antes del recorte, en 31.400 millones
Dicho esto y a pesar de la amenaza yihadista, en 2015 Hollande simplemente ha suspendido los recortes y el presupuesto de Defensa sigue congelado en los 31.400 millones de euros. Pero esto va a cambiar para hacer frente a una redoblada intervención militar. El precio de declarar el estado de guerra es muy caro, y se da por sentado que los desembolsos militares se van a disparar. Incluso se habla de la venta de activos con tal de poder financiarlo. El propio primer ministro Manuel Valls ha afirmado sin tapujos que Francia no cumplirá con los objetivos de déficit comprometidos con Bruselas. Es más, el Gobierno francés va a contratar a 5.000 nuevos policías, si bien este gasto pertenece a la partido de Interior y no a la de Defensa.
El déficit y la economía
El vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, ha alertado de los riesgos que entraña el atentado de París para la frágil recuperación europea. "Tendremos que vigilar cómo evoluciona la confianza", ha explicado el economista jefe de la institución sita en Fráncfort, Peter Praet. Sin embargo, la evidencia empírica desde Madrid a Nueva York pasando por Bangkok o Londres indica que las consecuencias sobre la economía de los atentados son muy puntuales y escasas, tal y como ya se ha reflejado en la cotización de los mercados bursátiles. Ahora bien, otra cosa es el cambio de políticas que se puedan acometer.
Por si la Comisión Europea no esperaba que Francia incumpliese, la desviación del deficit puede resultar bastante más elevada. Al igual que Rajoy, Hollande hará caso omiso de las advertencias de Bruselas y no bajará el déficit del 3 por ciento para el ejercicio 2017. "El Pacto por la Seguridad está por encima del Pacto de Estabilidad", aseguró el líder galo.
El comisario de Asuntos Económicos ya explicó que la seguridad de los ciudadanos es una "absoluta prioridad", adelantando la "plena comprensión" de la Comisión
De hecho, el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, abrió la mano al incumplimiento: "Una cosa está clara en estos momentos y es que se trata de un terrible acto y que la seguridad de los ciudadanos en Francia y en toda Europa es una absoluta prioridad, y la Comisión Europea ciertamente mostrará plena comprensión por esa prioridad".
El Pacto por la Responsabilidad y la Solidaridad en el que se basan los recortes del Estado galo plantea además compensarlos con rebajas de impuestos, de cotizaciones y la contratación de profesores. O lo que es lo mismo, Francia va a contener una parte de los recortes pero mantendrá la rebajas tributarias. De modo que la economía francesa puede experimentar un pequeño estímulo. "El turismo en París sufrirá pero estamos en temporada baja. El consumo ya estaba débil y continuará, pero no es previsible la recesión. El presidente Hollande ha anunciado planes de gasto para reforzar la seguridad, así que incumplirán el Pacto de Estabilidad y los objetivos de Bruselas, y el BCE comprará más deuda. Por lo tanto, el crecimiento a corto plazo en Francia aumentará", explica en su blog Jose Carlos Díez.
Aunque en mucha mayor escala, en Estados Unidos el 11-S provocó algo similar en términos presupuestarios, lo que tiró de la economía estadounidense justo cuando renqueaba. Se bajaron tipos, se redujeron impuestos y se disparó a lo grande el gasto militar. Aunque muy lejos de las cantidades que se barajaron en EEUU, la economía gala puede recibir una leve inyección en los próximos meses en un momento en el que el crecimiento sigue anémico. Sin embargo, esta decisión supone retrasar las necesarias reformas con la deuda aproximándose al umbral del cien por cien del PIB. No en vano, París ya gasta más en intereses de la deuda que en prestaciones de desempleo. Frente a los 40.000 millones de euros que desembolsa en ayudas a parados, el Estado francés se cepilla 46.000 millones sólo en el capítulo de intereses. A cambio de este margen concedido, la Comisión probablemente tenga que mostrarse más exigente con la reforma del mercado laboral francés prometida para 2016.