Los trabajadores de ciertas empresas privadas en Grecia podrán ser obligados a trabajar seis días y 48 horas a la semana si su empleador así lo exige, según contempla una nueva ley que entra en vigor este lunes.
Los empleadores de empresas que funcionan 24 horas al día durante toda la semana, como fábricas y otro tipo de industrias, tendrán el derecho de imponer un sexto día laboral y 48 horas de trabajo por semana a sus trabajadores en caso de necesidad. Los empleados recibirán por ello un 40% adicional sobre el salario diario por esas ocho horas extras, mientras que si ese sexto día es un domingo o feriado, el aumento asciende al 115%. La semana laboral extendida se puede imponer también en aquellas empresas que funcionan 24 horas al día durante solo cinco o seis días a la semana, precisa la ley, aprobada en septiembre pasado por el Gobierno conversador del primer ministro Kyriakos Mitsotakis. Aunque en este caso la medida se puede aplicar solo en periodos "excepcionales" de aumento de carga de trabajo, tanto los sindicatos como la oposición de izquierda argumentan que, en la práctica, la ley convertirá la semana laboral de seis días en algo "común", teniendo en cuenta también, según denuncian, las casi inexistentes inspecciones de trabajo.
El cambio de la ley laboral fue aprobado con los votos del partido conservador Nueva Democracia (ND), de Mitsotakis, y provocó un aluvión de críticas por parte de la oposición y una ola de huelgas y protestas de los sindicatos. Según señaló el entonces ministro de Trabajo, Adonis Georgiadis, la ley viene a poner "orden" en lo que llamó "jungla" del mercado laboral griego, donde la mayoría de los empleados trabajaban ya más de 40 horas a la semana a través de horas extraordinarias no declaradas.
Según el Ejecutivo, la medida viene a cubrir una "condición excepcional", ya que en periodos específicos hay falta de oferta de trabajadores especializados en ciertos sectores que tiene que cubrirse de algún modo.
Ofrecer contratos de seis días a la semana era una opción hasta ahora abierta únicamente para unos pocos sectores, como la restauración y el turismo.