"No me presentaría de nuevo si no creyera con todo mi corazón y mi alma que puedo hacer el trabajo. Hay demasiado en juego". Estas palabras del actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no son de hace meses. Son de apenas horas después del controvertido debate de finales de junio contra Donald Trump que plasmó en pantalla las mermadas capacidades de dialéctica del ya excandidato demócrata. Ahora, Biden ha cedido a las voces de su partido que pedían su retirada, una decisión que deja un escenario abierto. ¿Qué podía haber pasado? ¿Qué desenlaces se darán ahora que ya está tomada la decisión de renunciar? ¿Cuándo comenzó la crisis en el partido?
Su 'actuación' sembró el “pánico” en las filas de su partido y desde entonces, algunos ya elucubraban sobre una posible marcha que dejase tiempo de margen para poder atajar con determinación las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Las reacciones a la 'batalla' con la CNN como escenario del 27 de junio no tardaron en aparecer. Las redes se colapsaron con mensajes de estupefacción al ver a un Biden errático, desubicado, sin capacidad de rebatir y que, incluso, protagonizó algún lapsus durante sus intervenciones.
Todo eran conjeturas, aunque lo que sí era certero es que en menos de un mes -del 19 al 22 de agosto- tendrá lugar la Convención Demócrata, en la que se ratifica al candidato.
Pero no solo fueron las redes, cajón de una ingente cantidad de opiniones de todo tipo, de toda fuente y sin control ni, en muchas ocasiones, respeto. Si no que los medios de comunicación estadounidenses, tanto los sabidos afines como los discordantes, informaron del "pánico" en las filas demócratas y los rumores de búsqueda de un sustituto cuanto antes. No solo eso, algunos columnistas, insluso los que se llaman a sí mismos "amigos" del presidente, pedían su salida "a tiempo" y para tratar de que tanto él como el partido sufran lo menos posible.
'The New York Times', 'The New Yorker', 'The Atlantic', 'Financial Times'... todos se preguntan qué pasaría si un candidato se retirase ahora, algunos, le han pedido al inquilino de la Casa Blanca que lo haga. Muchos se cuestionaban si un candidato que se ha presentado tantas veces y que ha navegado por circunstancias personales tan duras, decidiría ahora, con el 95% de los apoyos en las primarias, retirarse. Muchos dice que si alguien tenía influencia sobre él y debería actuar habría sido su esposa, Jill Biden.
'Things are dark.' Democrats are panicking about Joe Biden's debate performance—and what will happen next https://t.co/S46Zo1NV7w pic.twitter.com/prSyM36E6n
— TIME (@TIME) June 28, 2024
La Conveción Demócrata, en poco más de un mes
Sin embargo, todo eran conjeturas, aunque lo que sí es certero es que en menos de un mes -del 19 al 22 de agosto- tendrá lugar la Convención Demócrata, en la que, previsiblemente, se ratifica al candidato a la cita electoral por parte de los 4.000 delegados, aunque no estaban obligados a votar por él aunque le hayan ofrecido su apoyo.
Además, en esta ocasión, de forma novedosa, se prevé que la votación se realice antes de esas fechas, ya que el Estado de Ohio tiene como plazo hasta el 7 de agosto para elegir candidato -es lo que tiene un país con 50 estados y leyes tan dispares-.
Joe Biden podría haber optado por varias opciones pero, finalmente, ha cedido a las voces que pedían su retirada.
Pero, ya sabiendo que el jefe de la Administración estadounidense, teniendo en cuenta la presión mediática y de sus propios colegas de partido, Biden podría haber optado por varias opciones, lo que cambia de forma drástica el proceso.
Opciones sobre el futuro de Joe Biden
Si Joe Biden se enrocaba
La primera opción era que el líder demócrata se mantuviese en su posición y se aferrase al cargo. De esta manera, y si nadie decía nada al respecto, Biden hubiera salido reelegido candidato y se hubiera presentado a las presidenciales.
Asimismo, se habría tenido que enfrentar a un segundo debate frente a Trump el 10 de septiembre -teniendo en cuenta lo cruciales que son los debates para la sociedad estadounidense-, lo que podría haber hundido aún más su credibilidad y la confianza de los electores o, contra todo pronóstico, mostrarse más fuerte que hasta ahora.
Un órdago de un miembro del partido
La segunda opción era que algún miembro del partido hubiera lanzado un órdago y tratar que otro candidato saliese a la palestra o que el propio Biden se retirase de la carrera -como finalmente ha ocurrido-.
La elección: Joe Biden se echa a un lado
La tercera opción y elegida finalmente por el presidente es que el líder demócrata ha hecho caso a las voces que le dicen que se eche a un lado y dé paso a un nuevo candidato. Se ha retirado antes de la Convención, por lo que es probable que esta se alargue más tiempo del previsto para celebrar una votación. Se llamaría "convención abierta" y el candidato se elegiría tras las negociaciones y reuniones a puerta cerrada.
En ese supuesto, la actual vicepresidenta, Sí Biden hubiese dejado también la presidencia, la vicepresidenta Kamala Harris hubiera pasado a ejercer de presidenta, pero no de candidata demócrata, ya que los delegados de Biden no pasarían directamente a Harris, que debería 'buscarse' sus apoyos. Biden, de momento, ha dicho que agotará su legislatura, y que apoya a Harris como candidata.
Otra opción, podría ser una especia de elecciones primarias, aunque a menor escala y a contrarreloj.
Eso sí, en este supuesto, puede ocurrir un escenario que para nada beneficiaría al partido. Pese a mostrar una imagen más democrática, podría provocar un caos interno, una lucha dentro de las filas demócratas a las puertas de la cita electoral.
Si el actual mandatario se hubiese retirado después de ser elegido, se hubiera producido una "reunión especial" del Comité Nacional, formado por 500 miembros y, la mayoría de ellos, elegiría al nuevo candidato.
Posibles sustitutos de Joe Biden
Se barajan más nombres para poder coger el testigo a Joe Biden, además de la propia Harris, que sería el paso más razonable teniendo en cuenta que se trata de la vicepresidenta y que Biden le ha ofrecido su apoyo oficialmente, aunque esta carga con el hándicap de la impopularidad.
También se habla de:
- Gavin Newsom, gobernador de California: un candidato relativamente joven, de 55 años, y alto (1,91 metros), que aunque parece un detalle insignificante, lo cierto es que ningún presidente desde Harry Truman ha medido menos de 1,76 metros. Además, es cercano a los círculos de Hollywood y Silicon Valley y ha ejercido de candidato en la sombra.
- Gretchen Whitmer, gobernadora de Míchigan: ganó en 2018 en un estado que Trump había ganado dos años antes. Es cercana al círculo de Biden, copresidenta de la campaña de reelección de 2024 y el otro nombre que sonó como vicepresidenta antes de elegir a Harris. Además, es mujer, un hecho que juega un doble papel: por un lado, nunca una mujer ha sido elegida presidenta, siendo esto una desventaja, pero por otro, el género femenino permitió que Biden ganara las elecciones de 2020. Asimismo, se ha convertido en una de las mayores defensoras del derecho al aborto.
- J.B. Pritzker, gobernador de Illinois: sería un candidato del todo viral, ya que protagoniza memes de forma asidua. Además, es multimilmillonario gracias a ser parte de la familia Pritzker, dueña de la cadena de hoteles Hyatt. Por otro lado, es muy progresista, habiendo aprobado una subida del salario mínimo hasta los 15 dólares por hora, la legalización de la marihuana recreacional o la prohibición de las armas de asalto.
- Wes Moore, gobernador de Maryland: veterano del Ejército, empresario y productor de televisión, desempeñó como director ejecutivo de la Fundación Robin Hood y fue el primer gobernador afroamericano del citado Estado. Asimismo, es el autor de 'The Other Wes Moore' y 'The Work', ambos best seller de 'The New York Times' y también fue presentador de 'Beyond Belief' en Oprah Winfrey Network, así como productor ejecutivo y escritor de 'Coming Back with Wes Moore' en PBS.
- Pete Buttigieg, secretario de Transporte: para asumir el cargo debería abandonar su puesto en la Administración de Biden, algo que sería sin duda polémico. Además, sus números entre minorías tampoco ayudan.
- Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania: ganó sus primeras elecciones al puesto ejecutivo estatal hace solo un año, por lo que parece que es un poco pronto para que logre todo el apoyo que necesita.
El Partido Demócrata debe actuar
Lo que está claro es que el Partido Demócrata ha movido ficha y, lejos de volcarse con Biden, deben encontrar a un sustituto que dé alas al partido de cara a las presidenciales.
Todo ello sin demasiado margen de maniobra, pero aún con tiempo para conseguir la repercusión mediática y económica necesarias para emprender una durísima campaña.
Eso sí, deben analizar bien la situación y los posibles elegibles, ya que, en caso de errar y que el candidato o candidata cuente con algo sombrío que manche su currículum, no habría tiempo para resolver la debacle.