Donald Trump rompe los esquemas de la anterior administración en materia de Exteriores. El 'America First' del magnate neoyorquino se ha convertido en 'America Only' -Solo América-. Trump ha elegido jugar contra todos en el tablero mundial, imponiendo aranceles a sus históricos socios comerciales y aliados, y tampoco pretende mejorar las relaciones con otros países. Sin embargo, sí se atisba cierta preferencia sobre Rusia o China con las palabras aduladoras de Trump, aunque amenazara al primero con más sanciones si no continuaba en las negociaciones de paz para Ucrania y al segundo con aranceles.
El republicano ha dejado de lado a Europa en las negociaciones de Ucrania, pese a que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, pidió que los líderes europeos fueron incluidos en la misma. En materia de defensa, Estados Unidos también ha cerrado el grifo, la nueva Administración norteamericana considera a Europa una carga y no quiere seguir tirando del carro de la OTAN; lo que ha forzado al Viejo Continente a llegar a un acuerdo y aumentar el gasto militar.
Mientras que se rompen, deterioran y crean nuevas relaciones diplomáticas, un pequeño país espera en la sombra a que el statu quo no cambie. La pequeña isla de Taiwán amenazada constantemente por el gigante asiático espera a que Estados Unidos cumpla con el Tratado de Defensa Mutua entre los Estados Unidos de América y la República de China, firmado en 1955 y que de momento mantiene a salvo a la República de China hasta el 2056.
Taipei, la capital de la isla, aguarda, sin hacer mucho ruido, que la posición de la Administración Trump no cambie como lo ha hecho en otras materias hasta la fecha. La sombra de China sigue haciéndose más grande sobre la pequeña isla de Taiwán, un territorio que Pekín ansía desde la guerra civil de 1949 y el gobierno legítimo del Kuomintang dirigido por Chiang Kai-shek se refugió en el archipiélago al sur de China tras perder gradualmente territorio en pos del movimiento comunista en l país.
La República de China VS La República Popular de China
Las relaciones entre China y Taiwán son una excepción en las Relaciones Internacionales. Históricamente, ambos actores internaciones han defendido ser la legítima 'República de China'. Esta 'situación' se remonta a finales a 1949, cuando se proclamó la República Popular de China tras el estallido, en 1927, de la guerra civil entre el Partido Comunista Chino (PCCh) y el Gobierno chino con los nacionalistas del Kuomintang al frente.
La sombra de Pekín se cierne por todo el Mar de la China Meridional, los intereses en la explotación de recursos naturales y el control sobre una superficie marítima con rutas comerciales es más que suficiente para una reivindicación china del territorio. Pero además de las aguas del sur -y sus islas-, junto a una porción del Ártico, el Gobierno de Pekín tiene el ojo puesto en la Isla de Taiwán. Antiguo territorio del gigante asiático, después de su ruptura tras la victoria comunista, ambos territorios quedaron divididos reclamando ser la legítima 'República de China'.
Bloqueo sistemático
El estatus político de la República de China (Taiwán), es todavía, incierto. La República Democrática de China (RDC) dejó de ser miembro de la ONU, siendo reemplazada, en 1971, por la República Popular de China (RPC). Habiendo pertenecido a China, el archipiélago de Taiwán es reclamado por la RPC como territorio soberano suyo y rechaza cualquier relación diplomática que un tercer estado que reconozca la isla.
Actualmente, Taiwán mantiene vínculos oficiales con 14 de los 193 estados miembros de las Naciones Unidas, además de la Santa Sede; y su histórico valedor y defensor son los Estados Unidos. Esta relación comienza en un contexto de Guerra Fría, cuando las ideologías comunista y capitalista enfrentaban el globo en dos grandes bloques, y para evitar que otro estado cayera bajo la hoz y el martillo, EE. UU. salió en defensa de Taiwán, evitando siempre un conflicto abierto con la China comunista.
Así nace el Tratado de Defensa Mutua entre los Estados Unidos de América y la República de China, un pacto de defensa firmado entre los Estados Unidos y la República de China con una duración de cien años, de 1955 hasta 2056. El propósito de este tratado era defender el archipiélago de Taiwán ante cualquier amenaza de la República Popular China. En 1979, parte del contenido recogido en el tratado fue tranferido a la Ley de Relaciones con Taiwán.
En cualquiera de las organizaciones internacionales en las que la China ha participado -y participa-, ésta, niega o veta el acceso a Taiwán; o en su defecto sólo lo permite si su participación es de manera no estatal. Debido a ese 'bloqueo' diplomático impuesto por China, aquellos países cercanos y con grandes economías mantienen sus relaciones con el archipiélago a través de oficinas de representación e instituciones que funcionan como embajadas o consulados de facto, en un intento de no enfadar a China.
A nivel nacional, existe una división muy similar a la que ocurre diplomáticamente. Existen formaciones políticas que ven con buenos ojos una reunificación con el continente, y al contrario, los partidos que promueven y defienden una identidad taiwanesa -como la formación del actual presidente William Lai- aunque en ambos casos el discurso está muy moderado para de esta forma calar en la población de la isla.