La República Popular de China -popularmente conocida como China- dio por finalizadas las maniobras militares alrededor de la isla de Taiwán -antes, la República de China-, durante las que simuló una invasión de la ínsula. Las tropas del ejército de Pekín reprodujeron un hipotético bloqueo y toma de control de puertos y áreas clave de Taiwán.
Las relaciones entre China y Taiwán son una excepción en las Relaciones Internacionales. Históricamente ambas han defendido ser la legítima 'República de China'. Este conflicto se remonta a finales de los años 50 -concretamente a 1949- cuando se proclamó la República Popular de China después de que estallara, en 1927, la guerra civil entre el Partido Comunista Chino (PCCh) y el Gobierno chino con los nacionalistas del Kuomintang al frente.
La sombra de Pekín se cierne por todo el Mar de la China Meridional, los intereses en la explotación de recursos naturales y el control sobre una superficie marítima con rutas comerciales es más que suficiente para una reivindicación china del territorio. Pero además de las aguas del sur -y sus islas-, junto a una porción del Ártico, el Gobierno de Pekín tiene el ojo puesto en la Isla de Taiwán. Antiguo territorio del gigante asiático, después de su ruptura tras la victoria comunista, ambos territorios quedaron divididos reclamando ser la legítima 'República de China'.
Bloqueo sistemático
El estatus político de la República de China (Taiwán), es todavía, incierto. La República Democrática de China (RDC) dejó de ser miembro de la ONU, siendo reemplazada, en 1971, por la República Popular de China (RPC). Habiendo pertenecido a China, el archipiélago de Taiwán es reclamado por la RPC como territorio soberano suyo y rechaza cualquier relación diplomática que un tercer estado que reconozca la isla. Actualmente, Taiwán mantiene vínculos oficiales con 14 de los 193 estados miembros de las Naciones Unidas, además de la Santa Sede; y su histórico valedor y defensor son los Estados Unidos. Esta relación comienza en un contexto de Guerra Fría, cuando las ideologías comunista y capitalista enfrentaban el globo en dos grandes bloques, y para evitar que otro estado cayera bajo la hoz y el martillo, EE. UU. salió en defensa de Taiwán, evitando siempre un conflicto abierto con la China comunista.
Así nace el Tratado de Defensa Mutua entre los Estados Unidos de América y la República de China, un pacto de defensa firmado entre los Estados Unidos y la República de China con una duración de cien años, de 1955 hasta 2056. El propósito de este tratado era defender el archipiélago de Taiwán ante cualquier amenaza de la República Popular China. En 1979, parte del contenido recogido en el tratado fue tranferido a la Ley de Relaciones con Taiwán.
En cualquiera de las organizaciones internacionales en las que la China ha participado -y participa-, ésta, niega o veta el acceso a Taiwán; o en su defecto sólo lo permite si su participación es de manera no estatal. Debido a ese 'bloqueo' diplomático impuesto por China, aquellos países cercanos y con grandes economías mantienen sus relaciones con el archipiélago a través de oficinas de representación e instituciones que funcionan como embajadas o consulados de facto, en un intento de no enfadar a China.
A nivel nacional, existe una división muy similar a la que ocurre diplomáticamente. Existen formaciones políticas que ven con buenos ojos una reunificación con el continente, y al contrario, los partidos que promueven y defienden una identidad taiwanesa -como la formación del actual presidente William Lai- aunque en ambos casos el discurso está muy moderado para de esta forma calar en la población de la isla.
Hipotética invasión
El presidente taiwanés, el soberanista William Lai, manifestó este jueves que la República Popular China “no tiene derecho a representar a Taiwán”, a la que definió como una tierra de “libertad” y “democracia”, y recalcó su voluntad de “unir” a los 23 millones de ciudadanos de la isla. El discurso, ofrecido en el Día Nacional de Taiwán, estuvo muy marcado por tintes nacionalistas, aunque señaló que "estamos dispuestos a trabajar con China para abordar el cambio climático, prevenir enfermedades infecciosas y garantizar la seguridad regional”. Pese al puente tendido desde Taiwán, en China no gustaron las palabras del presidente taiwanés.
El discurso soberanista de Lai fue el pasado jueves día 10 de octubre y la respuesta al mismo llegó el lunes 14 del. China emprendió una nueva oleada de maniobras militares alrededor de Taiwán en las que simuló el bloqueo y toma de control de puertos y áreas clave de la isla, cuyo Gobierno calificó los ejercicios de "irracionales". Estas maniobras, estuvieron denominadas bajo el nombre Joint Sword-2024B y llegó a participar el portaaviones Liaoning, junto a sus tropas de tierra, mar, aire y cohetes.
Estos nuevos ejercicios, son muy similares a los ya realizados el pasado mayo en el estrecho de Taiwán, cuya soberanía reclama Pekín, y son también un "castigo" a los "actos separatistas relativos a la independencia" de la isla, según informaron las autoridades. Estas maniobras no son las primeras que realiza China, y es que las aguas que separan la isla del continente ya han visto en multitud de ocasiones ejercicios del ejército chino para demostrar su poder a los países vecinos.
Taiwán no tardó en reaccionar, movilizando sus efectivos marinos como contraofensiva en un intento de no parecer amedentrado por el gigante asiático. Cierto temor llegó a las costas de Japón, quien se matuvo en constante tensión durante los ejercicios militares. El ministro de Defensa japonés, Gen Nakatani, señaló que su país "vigilaba las maniobras con gran interés", temiendo una escalada de tensiones con dos ejércitos -no aliados- haciendo maniobras uno frente al otro. Por su parte, los Estados Unidos -en plena campaña electoral y apenas dos semanas para las elecciones presidenciales- estuvo alerta, también, durante el tiempo que duraron los ejercicios chinos, siendo estos últimos de naturaleza poco habituales, con intención de hacer valer el antiguo pacto firmado con uno de sus antiguos protegidos.