Nunca hablé con Michael Robinson ni fui su amigo, aunque me hubiera gustado serlo. Tampoco pude entrevistarlo aunque lo intenté en un par de ocasiones. Ahora que se ha muerto, sin embargo, siento que se nos ha muerto a todos y pienso que, de alguna manera, hablé con él muchas veces. Sin su voz el fútbol no será igual en España.
El inconfundible acento del ex futbolista de Liverpool y Osasuna nos ha acompañado durante casi tres décadas. Casualmente han sido los mejores años del fútbol español. Años exitosos e imborrables en que conquistamos el mundo futbolístico. Nuestros equipos dominaron Europa, con un montón de Champions League y Europa League en diversas vitrinas. Ganamos el Mundial y dos Eurocopas. Y todo eso siempre nos lo contó, en mayor o menor medida, con más aciertos que errores, con su tomo amable, este futbolista metido a periodista pero, sobre todo, amante del fútbol.
Al principio lo escuchábamos en "los partidos del plus" del domingo, pero eso era solo para abonados. Así que teníamos que esperar a los lunes, en El Día Después, donde también despuntaba un tal Josep Pedrerol. La verdad es que te gustasen o no sus apreciaciones, era fácil empatizar con su buen gusto por el fútbol. Quizás por el componente exótico que representaba, en un principio, y por sus innegables dotes como comunicador, después, Robinson triunfó en España.
Su manera de ver y entender el juego se metió en nuestras casas. Pero también venció su forma de comportarse. Nunca una mala palabra, nunca una trifulca, nunca un insulto. Era, por lo menos ante las cámaras y los micrófonos (fuera no lo conocí), un caballero del fútbol
Su manera de ver y entender el juego se metió en nuestras casas. Pero también nos venció y nos convenció su forma de comportarse. Nunca una mala palabra, nunca una trifulca, nunca un insulto. Era, por lo menos ante las cámaras y los micrófonos (fuera no lo conocí), un caballero del fútbol.
Lo mejor que hizo Robinson, amén de ese estilo alejado de las pendencias del forofismo, fue el programa que llevaba su nombre. Informe Robinson es de los mejores programas televisivos que se han emitido en España. Ponía el acento en los triunfos pero también en las derrotas. Buscaba historias del deporte que no siempre estaban protagonizadas por los mismos rostros conocidos. Contaba las cosas de manera elegante, respetuosa, exquisita. Lo contaba como su presentador.
Será extraño, como lo es todo en estos días confinados, volver a ver partidos sin escuchar esa voz británica que todos reconocíamos y queríamos. Que también era nuestra. Solo espero que la suerte lo acompañe en la oscura penumbra del más allá, donde sin duda seguirá comentando los partidos.