La presentadora de 27 años, felizmente enamorada de David Muñoz desde que se conocieran el pasado mes de diciembre, sigue manteniendo su versión de que “quiere casarse con él desde el día en que le conocí”. De hecho, nos ha revelado que “me hubiera gustado haberse casado el pasado 26 de julio, día en que falleció mi abuela”, con quien estaba muy unida y uno de los “momentos más amargos de mi vida”.
No pudo ser, porque “David sigue agilizando los trámites burocráticos para separarse de su anterior mujer” y porque “tenemos falta de tiempo para planificarnos”.
No obstante, no es el día que quieran planificar más de la cuenta. “Quiero casarme en vaqueros y zapatillas”, nos explica. “Ya me arreglo demasiado a diario para trabajar en la tele o para los eventos. El día de mi boda, ¿tu crees que me apetece?”, justifica.
Está ese otro factor, el de ser mamá. “Para el amor y los niños soy una princesita Disney y desde pequeñita he querido ser madre. De hecho me imaginaba ser madre soltera para ponerle a mi hijo mis dos apellidos”, nos cuenta.
“Ahora, imaginarme el apellido Muñoz Pedroche para mi hijo es algo que me hace ilusión. Me gustaría tener la parejita pero lo que no quiero es que se me pase el arroz. David ya tiene 35 años y si algo me gustó de mi relación con mi abuela es que tuve la suerte de tener unos abuelos jóvenes. Me gustaría que los padres, tanto de David como míos, sean jóvenes aun cuando les demos nietos”, ha relatado Cristina, sin perder el brillo en los ojos de la feliz enamorada.
Tanto es el amor que se prodiga la pareja, que Cristina no es capaz de verle defectos. “Es el hombre que me dice que cuando más guapa estoy es cuando me levanto por las mañanas. ¿Cuántos hay que te digan algo así?”, nos pregunta.
Sin embargo, “es difícil” compatibilizar sus vidas profesionales. Por eso, “siempre que puedo me acerco a la puerta de su restaurante a verle aunque sea 5 minutos, igual que él alguna vez al plató de televisión. Es muy difícil compatibilizar, él libra los domingos y lunes y en los ratos que podemos, vamos al cine o hacemos deporte juntos”, nos cuenta hablándonos de las aficiones que, dentro del poco tiempo que pueden compartir en su día a día, pueden practicar. “Ahora también estamos haciendo una ruta gastronómica por todos los restaurantes donde David tiene amigos. Él ha descubierto en mí una fan de la gastronomía”, ha querido añadir.
“El día de nuestra boda será con nuestros amigos y familiares más cercanos en un acto donde firmaremos un papel y poco más”, ha concluido refiriéndose a un enlace que, si bien lo desea, no lo imagina como una gran ceremonia.