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Katie Hopkins, de estrella de televisión a la mujer más odiada de Inglaterra

¿Han oído hablar de Katie Hopkins? Puede que no estén familiarizados con su nombre pero actualmente es la mujer más odiada de Reino Unido. Columnista, tertuliana y ex participante de realities, cada una de sus opiniones genera miles de reacciones de repulsa. Incluso las Naciones Unidas han pedido su expulsión de The Sun, el periódico donde colabora. Pero, ¿qué ha hecho para que el mundo entero esté en su contra? Nosotros se lo contamos con pelos y señales.

  • Katie Hopkins es columnista, tertuliana y ex participante de realities, cada una de sus opiniones genera miles de reacciones de repulsa (Gtresonline).

Todo el mundo necesita un enemigo, alguien a quien odiar hasta la médula y que represente toda la maldad que corrompe el planeta. Un villano, una némesis contra la que dirigir todas las críticas y descargar la rabia acumulada en la vida diaria. Seguro que se les ocurren muchos ejemplos, y más en campaña electoral, pero ninguno como Katie Hopkins, la 'persona más odiada de Reino Unido'. Ex concursante de The Apprentice y de Celebrity Big Brother, Hopkins ha conseguido revolucionar a un país entero a través de sus opiniones, formuladas sin ningún tipo de pudor tanto desde programas de televisión como desde la columna de opinión que escribe en el periódico The Sun. Un auténtico coladero de despropósitos desde el que arremete contra casi cualquier colectivo.

La última perla de la columnista que consiguió soliviantar incluso al alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos tuvo como objetivo los inmigrantes, a los que no dudó en calificar de 'cucarachas' y contra los que pidió la utilización de barcos de guerra para agujerear sus botes y evitar que lleguen a las cosas británicas. “No me importa. Mostradme las fotos de los ataúdes, mostradme los cuerpos flotando en el agua, tocad los violines y mostradme a gente delgada con aspecto triste. Continuará sin importarme”, escribió el pasado 17 de abril. Rápidamente, The Sun recibió miles de quejas, se abrió una petición en la plataforma change.org para solicitar su expulsión del periódico y, desde Naciones Unidas, compararon su lenguaje con el utilizado por los nazis y con el genocidio de los tutsis en Ruanda.

Pero tampoco crean que le afectó demasiado. Hopkins ha asumido su papel de villana sin ningún tipo de problema. De hecho, ha sido su forma de llegar a la fama. No son pocas las voces que aseguran que el personaje mediático no es más que una construcción de la propia Hopkins, deseosa de abrirse camino en la popularidad, y que nada tiene que ver con la que era antes de llegar a The Apprentice. Los que la conocieron antes de la fama coinciden en que era una mujer brillante, discreta y con un futuro prometedor. Nunca hubiesen imaginado que acabaría protagonizando algunas de las mayores polémicas del país. Y es que, en su breve carrera como 'opinadora', Hopkins se ha caracterizado por arremeter contra todo y todos:

Contra las mujeres

“Creo que las mujeres son un problema en los sitios de trabajo. Son muy celosas, muy competitivas. Las mujeres son emocionales, lloran en el baño. Los hombres hablan de forma lógica y en términos racionales, no se dedican a parlotear”.

Contra la maternidad

“La diferencia entre muchas madres y yo es que yo no me senté a tomar café durante los doce meses siguientes al nacimiento de mi bebé. No, en tres semanas me había puesto el traje y había vuelto a mi despacho y no veo porque otras mujeres no pueden hacer lo mismo”.

Contra la obesidad

“¿Te contrataría si fueses obeso? Pues claro que no. Daría una impresión errónea a los clientes de mi negocio. Yo necesito personas que parezcan enérgicas, profesionales y eficientes. Si eres obeso, pareces vago”.

Contra los pelirrojos

“Los bebés pelirrojos son como bebés, pero a los que cuesta más amar”.

Contra los niños

“Un nombre, para mí, es una forma de averiguar de qué clase social viene ese niño. ¿Quiero que mi hijo juegue con ellos? 'Hola, esta es mi hija Charmaine'. Y yo oigo: 'Hola, soy una ignorante'”.

Y es una simple muestra. Hopkins también despreciado a los que tienen alguna capacidad física reducida, a los dependientes, a los enfermos de ébola, a los que llevan tatuajes, a las feministas y a casi cualquier persona en Inglaterra. Y aun así, continúa teniendo su hueco en los medios. Todo lo que rodea a la columnista se cuela entre las noticias más vista -tras su artículo pidiendo que se utilizasen buques de guerra para detener a los inmigrantes, el hashtag #katiehopkins fue trending topic durante todo el día- y los responsables de los medios lo saben.

Hopkins ha conseguido convertirse en la enemiga pública número uno y se muestra muy satisfecha de ello. Controla los tiempos como nadie, sabe dónde debe dar para que duela y se escuda tras el tópico de 'hay mucha gente que piensa como yo pero no se atreve a decirlo'. Seguro que les ha venido a la mente algún que otro personaje español.

Por el momento, Hopkins acumula más de medio millón de seguidores en Twitter y se considera una víctima del acoso por expresar su opinión. Y no parece que su estela esté próxima a la extinción. ¿Éstas son las consecuencias a las que nos lleva la lucha constante por el tráfico de visitas en los medios? Pues estamos apañados.

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