Mémesis

Vacas y leche materna en las campanadas

Llamar 'vaca' a una presentadora, bien. Sacar una estampa cómica de una vaca, mal. Las campanadas más politizadas y el repaso a la semana en X

En Nochevieja, varios familiares llegaron a casa anunciando que había que ver las uvas con Lalachus. Al día siguiente estaban mirando en el móvil el dato de audiencia y celebrándolo como el gol de Zidane. La operación del Gobierno ha sido un éxito: toda España hablando de Lalachus y nadie de la inflación ni del caso Aldama. Y si se habló del precio de la vivienda es para decir que Broncano había brindado porque bajase. Bravo por el Gobierno.

De los 15 minutos que duró la previa de las campanadas, dedicaron la mitad a mandar mensajes en las lenguas cooficiales del estado a gente que entiende perfectamente el castellano, dos a tocar el bombo y otros dos a brindar sin alcohol porque la vivienda no sea cara y desparezca la gente mala del mundo. Hace unos años conocí a una chica que se dejó crecer el pelo de las axilas porque le explicaron que la depilación era una imposición heteropatriarcal, pero en realidad vivía amargada porque no le gustaba. En Nochevieja me acordé de ella y me la imaginé en su casa aplaudiendo esa performance woke de gestitos vacíos.

Se acercan los cuartos. Broncano saca el megáfono para preguntarle a Chicote y Pedroche a qué hora eran las uvas. A mí me hace gracia. En el minuto que hice zapping, Cristina Pedroche, que iba de emperatriz austrohúngara, contó que su vestido estaba hecho de leche materna. Volví a Broncano porque en casa había una clara mayoría progresista y se había pronunciado. Hace como tres o cuatro años que Cristina Pedroche superó a Leticia Sabater en eso de dar la nota en Navidad.

En La 1 Lalachus estaba sacando una estampa de la Vaquilla del Grand Prix como el Sagrado Corazón de Jesús. No imaginaba la que se iba a montar, la España católica, apostólica y Lomana esperaba con la pistola cargada. Si esa broma la hace José Mota, no se acuerda nadie en la primera campanada, pero la hizo el artefacto que el Gobierno diseñó para distraernos esta Navidad. 

Yo tengo claro que poner a una tía que no conoce nadie a presentar las campanadas es una estrategia del Gobierno para desviar el debate público, pero no puede ser que te ofendas por una estampita inofensiva de una vaca cuando llevas una semana llamando 'vaca' a la presentadora. Hoy, especial campanadas en Tuitopía.

 

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