Oliver Schmidt ha escrito una carta al juez que el próximo jueves deberá dictar sentencia, en un último intento por lograr reducir su pena. En una exclusiva compartida hoy por el "Bild", el diario publica íntegra la carta, en la que el exejecutivo, de 48 años, afirma sentirse "utilizado" por su propia empresa en el llamado "dieselgate" y describe de manera emotiva sus once meses de prisión preventiva en la cárcel estadounidense de Milan (Michigan).
Schmidt dice sentirse "utilizado" no sólo cuando fue enviado el 5 de agosto de 2015 a un encuentro con las autoridades reguladoras estadounidenses, a la que acudió con instrucciones claras de la directiva, sino también durante su tiempo como director general en la oficina ambiental y de ingeniería en Auburn Hills (Michigan) entre el 1 de marzo de 2012 y el 28 de febrero de 2015.
Según el exdirectivo, debería haber ignorado las instrucciones y haber informado a las autoridades reguladoras de que existía un dispositivo de desconexión ilegal en los motores diésel de VW con los que la empresa llevaba engañando casi diez años.
"No lo hice y por eso ahora me encuentro hoy aquí", lamenta el exdirectivo, quien agrega en su defensa que fue uno de los empleados de VW que estuvo de acuerdo en destapar este engaño intencionado dos semanas más tarde, el 19 agosto de 2015.
Schmidt señala que durante su estancia en Auburn Hills, donde era el encargado de comunicarse con las agencias reguladoras estadounidenses, no fue informado jamás ni por sus superiores ni por los que ahora están coacusados de la existencia de un dispositivo de desconexión ilegal.
"Me enteré de que mis superiores, que me habían dicho que no llevaban más tiempo implicados que yo, sabían de esto hace muchos, muchos años, después de leer las informaciones durante muchas noches de insomnio en mi celda", afirma.
"El aislamiento físico y emocional cuando uno clava los ojos en las paredes de la cárcel aturde. He tenido mucho tiempo para reflexionar sobre mi propia situación y estoy realmente avergonzado de estar ante usted", señala Schmidt.
Por otra parte, recuerda su detención en el aeropuerto de Miami el pasado 7 de enero por ocho agentes del Gobierno, en los que fue llevado esposado ante su mujer, como "la experiencia más humillante" de su vida. También critica el hecho de haber sido "puesto en evidencia de manera pública" con la difusión de la foto policial tomada tras su detención, que se ha convertido, dice, en "el rostro para el escándalo del diésel a nivel mundial".
"Sólo quiero repetir cuánto siento haber violado la ley en Estados Unidos y haberme puesto en esta situación. Estar frente a usted la semana que viene será sin duda uno de los días más duros de mi vida", concluye Schmidt su misiva de hoja y media.
El próximo jueves, el executivo podría ser condenado a siete años de prisión y una pena de 400.000 dólares (336.192 euros). Sus abogados confían en una pena de tres años y cuatro meses de cárcel, como en el caso del antiguo ingeniero de VW James Liang, que fue condenado además a una multa de 100.000 euros.