Con una versión GTi de 250 CV ya en la gama, Peugeot ha querido ahora dar una pequeña vuelta de tuerca a su más deportivo 308 para hacerlo aun más eficaz, introduciendo pequeñas modificaciones en busca de afinar aun más su comportamiento. Respecto a cualquier otro 308 de la gama, la suspensión delantera y trasera son ligeramente diferentes, en el eje delantero se han cambiado muelles, amortiguadores, barras estabilizadoras y algunas piezas de la estructura son más rígidas. En el eje trasero, se han cambiado muelles, amortiguadores y el eje de torsión es más rígido, con una altura de suspensión que está rebajada en 11 milímetros. También ha aumentado la caída negativa de las ruedas delanteras y traseras.
Y frente al 308 GTi de 250 CV, el nuevo GTi de 270 CV cuenta elementos propios como un diferencial delantero autoblocante Torsen -mecánico, no electrónico-, a la vez recibe unos ajustes tanto de la dirección eléctrica como del control de tracción específicos, llantas de 19 pulgadas y más ligeras que la de 18 pulgadas, neumáticos Michelin Super Sport y discos de freno delanteros de mayor diámetro. Cambios todos ellos que, sin ser muy intensos, sí conforman un comportamiento algo más dinámico todavía.
Al sentarnos a sus mandos, la principal diferencia está en los asientos, más envolventes y con mayor sujeción que los del GTi de 250 CV y con el reposacabezas integrado. Una vez ajustados en el puesto de conducción, nos ponemos en marcha en el madrileño circuito del Jarama, donde podemos exprimir al límite las nuevas especificaciones de uno de los compactos más potentes y deportivos del segmento. Con la adopción del diferencial delantero, la motricidad mejora de manera notable, sobre todo en fuertes aceleraciones en marchas cortas. La rapidísima dirección permite cambios de dirección con mínimos movimientos del pequeño volante, manteniendo una gran precisión en toda la trazada y permitiedo acelerar con decisión a la salida de la curva. Los 270 CV empujan con contundencia, sintiendo como gana velocidad y supera sin darnos cuenta los 200 km/h en el marcador. La frenada resulta tan efectiva como el resto del conjunto, un plus de seguridad para disfrutar del potencial del 308 GTi.
Y si en circuito se disfruta de sus prestaciones y, sobre todo, de sus reacciones entre curvas, en carretera el 308 GTi logra además un más que razonable compromiso con el confort de utilización en el día a día. El motor responde con suavidad cuando aceleramos sin buscar las más elevadas prestaciones y, aunque la rápida dirección sigue estando presente en todo momento, no supone un problema para un uso cotidiano. Viajar a buen ritmo y manteniendo unos consumos no muy elevados resulta factible, aunque parece tentarnos en todo momento para acelerar con decisión y disfrutar de su conducción entre curvas. En este terreno, el 308 GTi va sin duda sobrado de todo y, como en circuito, el ritmo a marcar sobre trazados virados dependerá de las habilidades de cada uno.