Salió al mercado en 1997 y, en estos 20 años de vida, Subaru ha comercializado más de 700.000 unidades en todo el mundo y algo más de 6.000 en nuestro mercado. Un modelo que se ha distinguido por su robustez y fiabilidad, aunque fue la llegada de la primera versión con motor Diesel en 2007 la que impulsó algo más sus ventas.
Ahora, llega a los concesionarios la cuarta generación de este SUV tan particular en muchos aspectos, un modelo que crece en sus dimensiones exteriores hasta los 4,59 metros de longitud y con mayor anchura y altura para conformar un interior que se distingue, además de por su elevada calidad de realización, por una notable amplitud que le llevan a situarse entre los mejores del segmento.
Gana también altura libre al suelo y, con 22 centímetros, permitirá mayor libertad a la hora de moverse en campo, una tendencia contraria a la de los últimos SUV, que apuestan cada vez más por distinguirse en su eficacia en carretera. Con el Forester, además de un elevado confort sobre el asfalto, se disfruta de un amplio radio de acción en campo.
Cuenta con cuatro niveles de equipamiento, «Sport», «Sport Plus», «Executive» y «Executive Plus» y, desde el más básico de ellos, se incluye siete airbags, sistemas de ayuda de arranque y descenso en pendiente, climatizador y asientos con calefacción. En el «Executive Plus» se adoptan pequeños cambios estéticos en el paragolpes, un nivel de equipamiento exclusivo de la versión de gasolina de 241 CV y de la Diesel de 150 CV, que incluye además acceso y arranque sin llave, faros de xenón, programador de velocidad, cámara de visión posterior, climatizador de dos zonas y navegador.
La gama de motores incluye tres motores bóxer, un Diesel de 2 litros y 150 CV con un consumo medio de 5,7 l/100 km y dos de gasolina, ambos de 2 litros, con 150 y 241 CV, este último sobrealimentado mediante un turbocompresor. La versión Diesel solo se vende con cambio manual de seis velocidades.
Las versiones de gasolina cuentan con un dispositivo denominado «SI-Drive» con varios programas que modifican el funcionamiento del motor, en busca del mínimo consumo o de una respuesta más directa. Hay dos tipos de tracción total permanente. En el caso del Diesel, con un diferencial central de acoplamiento viscoso que reparte el par en una proporción 50/50 entre ambos ejes. En los de gasolina se monta un diferencial central con un embrague multidisco que distribuye el par en proporción diferente, 60/40, aunque puede variar hasta un 50/50 en función de cada situación. Además, en estas versiones de gasolina se incluye un sistema denominado «X-MODE» que modifica el funcionamiento del control de tracción, el acelerador y la caja de cambios para mejorar la capacidad de tracción en superficies deslizantes.