Adonis no es sólo una figura de la mitología griega. No esperen en estas líneas encontrar el origen del eternamente joven amante de Afrodita pues este nombre también hace referencia a uno de los poetas árabes vivos más importante en la historia de la literatura árabe y mundial. El miércoles 11 de diciembre, a sus noventa y cuatro años, el gran poeta Adonis recibió en el Instituto Cervantes de París, de la mano de la alcaldesa de esta ciudad, Anne Hidalgo, el II Premio Internacional Joan Margarit de Poesía, organizado por el Instituto Cervantes, la Fundación Joan Margarit y la editorial La Cama Sol.
Su historia, como su poesía, es singular. En 1943 se fundó la República de Siria. Su presidente en aquella época, Shukri al-Quwatil, realizó con tal motivo una gira de celebración para conocer todas las regiones del país. Una de sus escalas fue en la aldea agrícola de Al Qassabin. Allí, en un enclave aislado, sin escuela, un joven de trece años llamado Alí Ahmad Said Esber crecía escuchando a su padre recitar la poesía de los grandes poetas árabes, que se los hacía aprender de memoria. Al conocer la visita del presidente, el joven soñó con tener un encuentro con él y poder hablarle. Su ímpetu y energía le hicieron encontrar la manera de llegar al presidente y regalarle un poema escrito para la ocasión. El presidente, impresionado ante el talento del chico, le hizo llamar al palacio, para interesarse por él y ofrecerle su ayuda. "Quiero ir a la escuela", pidió Alí. "Considéralo hecho", respondió el presidente. Así, con ese breve intercambio, empieza la historia de este gran poeta, que ha hecho de la poesía su mejor insignia para ofrecer un diálogo entre Oriente y Occidente y para situar a la poesía "en un lugar humano y en una cultura humana común a todos", afirmó en el discurso de recepción de este galardón.
Tras su encuentro con el presidente, el joven Alí ingresó en el liceo francés de Siria y, en 1954, se licenciaría en Filosofía en la Universidad de Damasco. En su juventud empezó a enviar sus poemas a periódicos y revistas, pero no conseguía que le publicaran. Tal era su afán que un día tras leer el mito de Adonis decidió utilizar dicho seudónimo a la hora de enviar sus publicaciones. Desde la primera vez que lo utilizó, le publicaron. A veces un nombre puede determinar una carrera literaria. Adonis lo supo ver y con el nombre del joven amante de Afrodita consiguió dar los primeros pasos que le llevarían a entrar en la historia de la literatura.
En 1955 estuvo preso durante seis meses por militar en la izquierda. Tras su liberación, se instaló en Beirut donde fundó, junto con el poeta Yusuf al-Khal, la revista Shi`r (poesía). Entre 1970 y 1985 fue catedrático de literatura árabe en la Universidad del Líbano. En 1980 emigró definitivamente a París, para escapar de la guerra civil libanesa, donde trabajó como profesor de la Sorbonne y del Colegio de Francia. Escribe en árabe, para él, su verdadera patria, "de la misma manera que sólo hay una madre y tenemos una sola piel", afirma. Es considerado el gran renovador de la poesía árabe, sin olvidar su importante labor como ensayista. En España podemos leerlo gracias a las traducciones de Carmen Ruiz, Federico Arbós, Clara Janés o más recientemente de su propio nieto Jaafar al Aluni en la editorial Vaso Roto, entre otros traductores. En 2011 recibió el premio Goethe y en 2022 recibió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, entre otros muchos galardones.
Ver el mundo de una manera distinta
Una de sus últimas obras es Adoniada, una autobiografía poética e intelectual, en la que el creador recorre su vida y creación lírica a través de su poderosa escritura. Para Adonis, como argumentó en su discurso, "la poesía ofrece un idioma habitado por la interrogación, es el lenguaje de la revelación (...) permite al individuo ver el mundo de una manera nueva y distinta".
La poesía del escritor sirio viaja entre dos mundos, los une, los reconcilia y los ilumina para crear nuevos sentidos y encuentros. Permítanme citar uno de mis poemas preferidos, al que siempre vuelvo, de su obra Principio del cuerpo, final del mar: "Sale la rosa del semillero/ a su encuentro./ El sol de otoño la espera/ desnudo con un hilo de nube en la cintura./ Así nace el amor/en la aldea de donde vengo".
De esa aldea de Al Qassabin surge ese imaginario que su vida de emigrante no ha hecho más que enriquecer y engrandecer. Tenemos la suerte de que aún continúe con nosotros, con una menta lúcida y creativa, que siempre aboga por la interrogación y la libertad. En estos días, Siria está de actualidad. Un gran poeta sirio ha recibido un merecido premio y su dictador ha caído. Buenas noticias. Que sigan así. ¡Ojalá el pueblo sirio pueda vivir en paz!