Opinión

Innovación, el talón de Aquiles de Europa

Entre las 50 grandes empresas tecnológicas del mundo solo hay cuatro europeas, ninguna entre las primeras

  • Bandera de la UE -

Acaba de salir a la luz un amplio, profundo y actualizado informe de la Unión Europea sobre la innovación, European Innovation Scoreboard 2024, que siendo aparentemente oportuno y riguroso, viene a poner de relieve las muy serias y cada vez más preocupantes limitaciones que los burócratas de Bruselas y los incompetentes políticos que los designan vienen teniendo a la hora de analizar la decadencia económica de Europa.

Aunque el citado documento se relaciona directamente con el crecimiento de la productividad y la renta per cápita, nada informa del gran problema que se supone trata de afrontar: la acusada -y ya estructural- divergencia de las rentas per cápita de la UE -también de España- con respecto a EEUU:

 

 

AQUÍ VA EL GRÁFICO OJOOO!!!

 

 

 

Desde 1982, la UE ha visto decaer su renta per cápita versus EEU: tras un 58% previo, al poco más del 52% actual. En el caso español, después de nuestra cúspide -casi un 52%- del año 1975, replicada en 2002, ahora estamos en apenas un 43%. Con el socialismo del siglo XXI, España amén de alejarse de EEUU lo hace también de la UE.

Para analizar el obvio problema de la divergencia de competitividad con EEUU, se echa mano de la evolución de la innovación desde una típica perspectiva constructivista -es decir socialista- según la cual el método inductivo, debidamente cocinado, vendría a aportar la solución.

El conocimiento y la ciencia progresan merced al método deductivo, que el gran epistemólogo Karl Popper concibió y desarrolló con el rigor y claridad intelectual que siempre le caracterizaron: se trata de plantear hipótesis interpretativas de los fenómenos a analizar, que sean contrastables empíricamente y que puedan enriquecerse cuando fracasan para aumentar su poder explicativo.

El anacrónico método inductivo de los burócratas de Bruselas analiza treinta y dos variables, mayormente insustanciales, aunque medibles, dando implícitamente por sentado -como advirtiera críticamente Hayek- que solo lo mesurable influye en la realidad. No merece la pena detenerse explícitamente en ellas -que pueden consultarse por Internet- sino solo constatar que el índice sintético de las mismas valora la innovación norteamericana solo un 18% por encima de la europea, como consecuencia de las puntuaciones siguientes:

La Unión Europea mejora a EEUU en: doctores universitarios, innovación en las Pymes, registro de marcas, diseño de aplicaciones, exportaciones tecnológicas, emisión de partículas a la atmósfera y tecnologías medioambientales. EEUU mejora a la Unión Europea en: educación terciaria, publicaciones científicas y del máximo nivel, soporte público y el gasto de la I+D privada, el empleo de especialistas, la colaboración innovadora, publicaciones público-privadas y patentes.

No hay referencia alguna en el informe a cuestiones verdaderamente transcendentales para explicar la brecha de EEU con Europa y aún más con España, tales como:

-La unidad de mercado en EEUU, fragmentado en Europa y aún más en España.

-Los mercados contestables: libre entrada y salida de los mismos en EEUU, frente a la protección de los intereses creados en Europa. Continua renovación de actores allí, frente a la conservación de privilegios de aquí.

-Libertad económica norteamericana frente a la hiper-regulación europea.

-Capital riesgo: tres cuartas partes de la inversión mundial en EEUU y en Europa, solo una parte del resto.

Estos cuatros factores, por separado y aún más juntos, reunen más capacidad explicativa que todos los del Informe y sin embargo han sido obviados. ¿Por qué?. Seguramente por las mismas razones que el reciente Informe Draghi, que siendo sólido al señalar las carencias europeas, fracasa con los remedios: más gasto público, más impuestos, más deuda pública -hipotecando ilegítimamente el futuro de las nuevas generaciones- y confiando al Estado el progreso económico y social; algo absolutamente ridículo de reivindicar hoy día.

Tres ideas básicas

En un trabajo académico "A Model of Growth through Creative Destruction”, P. Aghion y P. Howitt indagaron -ya en 1992- las razones de la divergencia de las tasas de crecimiento de EEUU con la UE y después de analizar desde diversas ópticas ambas trayectorias económicas, llegaron a la conclusión de que el modelo de crecimiento que mejor explicaba la diferencia de comportamiento de dichas economías era el schumpeteriano, que justifica el crecimiento por la mejora del quehacer económico que proporciona la innovación.

Dicho paradigma implica tres ideas básicas: el crecimiento proviene de la acumulación progresiva del conocimiento, la innovación necesita de un entorno institucional favorable y la innovación destruye las rentas existentes y en consecuencia necesita un entorno competitivo.

 

Si observamos las compañías más valiosas por capitalización en bolsa en EEUU, el dominio de las de más reciente creación sobre las más antiguas es apabullante, justamente lo contrario que en Europa

Para Aghion&Howitt, la política europea se preocupa más de la mera competencia entre las firmas existentes que de facilitar la entrada de nuevas firmas en los mercados; mientras que en EEUU sucede lo contrario. Así, por ejemplo, el 50% de los nuevos productos farmacéuticos son introducidos en EE.UU por firmas de menos de 10 años, por sólo un 10% en Europa. Y si observamos las compañías más valiosas por capitalización en bolsa en EEUU, el dominio de las de más reciente creación sobre las más antiguas es apabullante, justamente lo contrario que en Europa

Las políticas de la competencia en Europa están, para los autores, más orientadas al presente –resultados en materia de reparto de los mercados y niveles de precios- que al futuro: la libre entrada y salida de los mercados que favorece la innovación. Las consecuencias están a la vista, Europa no solo ha venido creciendo menos que EE.UU., sino que cada vez lidera menos mercados en el mundo, aprisionada entre quienes compiten por costes de producción de tecnologías existentes - como es el caso de China- y quienes desafían las fronteras tecnológicas y descubren nuevos productos y mercados, como EE.UU.

En 2013, el premio Nobel Edmund Phelps vino a añadir nuevos argumentos a todo lo dicho en su ensayo Mass Flourising, al señalar que “durante el periodo 1990-2009, prácticamente todos los nuevos empleos de EEUU fueron creados por las nuevas empresas, mientras que las ya establecidas fueron responsables de los empleos perdidos”. Entre las 50 grandes empresas tecnológicas del mundo solo hay cuatro europeas, ninguna entre las primeras, tres de ellas - Nokia (1865), Ericsson (1876), Philips (1891), - fundadas en el siglo XIX. SAP es la única contemporánea de los líderes y muy alejada de ellos.

Mas recientemente, Matt Ridley, en su brillante ensayo How Innovation Works (2021), señalaba que “la hostilidad de la Unión Europea a los procesos de innovación es la causa del lento crecimiento de Europa con respecto a Estados Unidos. Lejos de ser bienvenidos y animados, los innovadores sufren obstáculos derivados de los intereses de los incumbentes, ….de los beneficios de las protestas, y de las barreras de entrada, erigidas por quienes …establecen regulaciones, …”. También aporta un dato espeluznante: “Ninguna de las 100 más importantes empresas europeas, fue creada durante los últimos 40 años”. La síntesis Ridley, no puede ser más expresiva: “La innovación es hija de la libertad y madre de la prosperidad”. ¿No se han enterado de ello, todavía, en Bruselas?

Sánchez ha consolidado los peores registros de prosperidad económica y social de nuestra historia, con la simpar colaboración de Zapatero, hasta alejarnos de EEUU y Europa más que ningún gobernante previo

Mientras tanto, en España, ¿alguien a escuchado alguna vez al gobierno hablar de estas cosas? Lo triste no es su sepulcral silencio sobre las esencias del progreso económico y social, sino los resultados que obtiene: obsérvese en el gráfico que tras el gran pico del año 1975, el siguiente pero más modesto aconteció con González, luego le sucedió el mejor registro de nuestra historia en 2002 con Aznar para decaer desde entonces con el positivo paréntesis de Rajoy, tanto con Zapatero como con Sánchez.

En tiempos de paz, Sánchez ha consolidado los peores registros de prosperidad económica y social de nuestra historia, con la simpar colaboración de Zapatero, hasta alejarnos de EEUU y Europa más que ningún gobernante previo. En el periodo 2017-2023 el incremento acumulado de la renta per cápita española fue del 2,96% frente al 7,29% de la UE y el 10,08% de EEUU.

¿Cómo se explica entonces la ridícula noticia de The Economist, que valora los países por PIB, no por renta per cápita; por descenso -incluso leve- del desempleo aun manteniendo el liderato mundial; por décimas de inflación en tiempos escasamente inflacionistas; etc.? La innovación, la consiguiente productividad, la inversión privada nacional y extranjera, la renta per cápita, los impuestos que agobian el crecimiento, la insostenible deuda pública, etc que se manifiestan estructuralmente en el gráfico, no le importan; pese a que son los factores determinantes del verdadero progreso de las naciones.

Ya simpatizó The Economist con el golpe independentista catalán…..y escrito está.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli