No sé si, para alivio del PP, Alfonso Rueda seguirá gobernando la Xunta de Galicia tras el susto que les ha dado Alberto Núñez Feijóo a cuenta de su enésimo cambio de postura sobre amnistías e indultos, intuyo que así será, pero una cosa me ha quedado clara este fin de semana: El presidente de los populares empieza a ser su peor enemigo en el camino a La Moncloa; aguanta mal la presión de la trituradora de carne que es la política nacional, Madrid, y eso juega en contra de la enorme expectativa creada con su aterrizaje hace ahora dos años en la sede de Génova.
Como les pasaba hace una década a aquellos Kaká, Neymar o Hazard triunfantes en otras ligas de fútbol, que fue llegar pavoneándose al Santiago Bernabéu o al Nou Camp y desinflarse por el miedo escénico que provocan ambos recintos, al que fuera autor de las últimas cuatro mayorías absolutas del PP gallego empiezan a pasarle factura tantos errores no forzados fruto del nerviosismo de unos resultados nacionales que no llegan, tantas inseguridades y contradicciones; en definitiva, tanto galleguismo mal entendido, del que no sabes si sube o baja la escalera.
Para empezar, nadie fuera del entorno más inmediato de Feijóo entendió aquella reticencia a imponer su autoridad en una obligada estrategia nacional de pactos con Vox después de las elecciones autonómicas y municipales del 28M, con el fin de impedir al Pedro Sánchez malherido, que no muerto, resucitar dos meses después como lo hizo.
Para empezar, nadie fuera de su entorno más inmediato entendió aquella reticencia a imponer -sí, imponer- su autoridad en una obligada estrategia nacional de pactos con Vox después de las elecciones autonómicas y municipales del 28M, con el fin de impedir al Pedro Sánchez malherido, que no muerto, resucitar dos meses después como lo hizo.
Argumentaba el líder popular que como había padecido en carne propia en 2019 el intento de intromisión de la Génova de Pablo Casado en la política autonómica, lo último que quería era repetir modelo a cuenta de los pactos con Vox… Ya, el problema es que eso está muy bien si un mes después no te la juegas ante el animal político que Sánchez te acababa de volver a demostrar que es.
Entre Mazón y Guardiola
Porque, a la mañana siguiente del shock del 28M y ante la enorme pérdida de poder socialista, el presidente sorprendió al país entero disolviendo las Cortes aprisa y corriendo con la convocatoria de elecciones generales un 23 de julio, en plena canícula vacacional, en la esperanza de que Feijóo se retratara con Vox el mes y medio siguiente. Y el problema no fue que el PP acabará gobernando con Santiago Abascal en numerosas comunidades y ayuntamientos -algo descontado por sus electorados-, el problema fue que Feijóo acabó retratado antes de tiempo (23J) por no saber imponerse ante sus barones como sí lo hizo Sánchez con la navarra María Chivite y sus pactos en diferido con Bildu.
Nunca atinó Feijóo a defender con entereza, o a postergar, unos pactos que, en todo momento, parecían estar diseñados con freno y marcha atrás. Aquel relato imposible del PP de julio, aquella tierra de nadie habitada por Feijóo, quedó simbolizado mejor que nada en las prisas del hoy presidente valenciano Carlos Mazón por cerrar cuanto antes el pacto mientras, a 700 kilómetros, la hoy presidenta extremeña, María Guardiola, entonaba un contrario y melodramático: A Dios pongo por testigo que volveré a pasar hambre antes que gobernar con Vox, para acabar claudicando, no sin antes alguna que otra humillación… En definitiva, un sindiós.
Una vez asumido el mal trago de verse fuera de La Moncloa la misma noche electoral del 23J, todavía se entendieron peor los inexplicables contactos con el entorno Carles Puigdemont para sondear un hipotético apoyo a su investidura mientras acusaba a Sánchez de vender España al prófugo ex presidente catalán por un plato de lentejas
Una vez asumido el mal trago de verse fuera de La Moncloa la misma noche electoral del 23J, y cuando el PP parecía resignado a su suerte ligada a Vox, todavía se entendió peor el siguiente giro de los acontecimientos: los inexplicables contactos con el entorno Carles Puigdemont para sondear un inverosímil apoyo de Junts per Catalunya a la investidura del mismo Feijóo que acusa a Pedro Sánchez, nada menos, que de vender España al prófugo ex presidente catalán por un plato de lentejas. ¿Nadie cayó en la idea de que un Gobierno apoyado en Junts y Vox es un imposible metafísico?
En lugar de limitarse a jugar el papel de candidato insobornable a la espera de un futuro rédito, el popular pretendió convencernos de que no era presidente porque no quería dar nada a Junts, cuando todos veíamos que su problema era Vox; que nunca tragaría. Y, apenas dos meses después de ese intento condenado al fracaso, presentó una ininteligible reforma penal al objeto de recuperar la ilegalización de los partidos que promuevan un referéndum ilegal... O sea, el titular resultante era más o menos éste: Feijóo propone ahora ilegalizar a ese Junts per Catalunya después de irse a tomar café con ellos en agosto… Otro sindiós.
Pero el error más grave, sin duda, para la estrategia y las aspiraciones de los populares en Galicia, incluso para las posibilidades de supervivencia propias, lo cometió Feijóo el pasado viernes. Temeroso del aviso que le había lanzado Puigdemont diciendo que “se sabrá” todo lo que le ofreció en agosto por apoyar su investidura, va el presidente del PP durante una comida en Galicia con los 16 periodistas que cubren la caravana del partido y deja caer que durante 24 horas sopesó la posibilidad de aceptar una Ley de Amnistía como la que apadrina sl PSOE, aunque finalmente dijera 'no'.
El problema de Feijóo es que ha cantado la gallina, como se dice en el argot policial, a una semana de que Alfonso Rueda se juegue su continuidad al frente de la Xunta de Galicia y él mismo la suya al frente del PP… Otro sindiós, no, esto es lo más parecido a un intento de suicidio político que tiene al PP en un ¡Ay! conteniendo la respiración. Veremos cómo acaba el domingo
Y no solo eso, también afirmó Feijóo en petit comité éste viernes ante ese nutrido grupo de periodistas que el ve “difícil” -yo también- que Puigdemont vaya a ser finalmente condenado por terrorismo y que, si el ex presidente de la a Generalitat fugado se entrega a la justicia, habrá que estudiar un indulto en aras de la “reconciliación”. Luego rectificó en público y dijo que, de lo dicho nada, y que no se dan las condiciones para ningún indulto, pero el daño auto infligido ya estaba hecho.
A mi me parece muy sensato todo lo que dice ahora, siempre y cuando admita que durante los últimos cuatro meses ha estado sobreactuando y sacando a los militantes y simpatizantes del PP a la calle para protestar contra una estrategia de desinflamación socialista en Cataluña que, con todos los matices que se quiera, él también está dispuesto a llevar a cabo con a Puigdemont y demás implicados en el 1-O.
El problema de Feijóo es que ha cantado la gallina, como se dice en el argot policial, a una semana de que Alfonso Rueda se juegue su continuidad al frente de la Xunta de Galicia y él la suya propia al frente del PP… Otro sindiós, no, esto es lo más parecido a un intento de suicidio político que tiene a lo populares en un ¡Ay! conteniendo la respiración. Veremos cómo acaba este domingo. Atentos.
Ojeador
Dicho más resumidamente, que Cobardito, de una santa vez, dé el transcendental paso de abrir la mercería en Mondoñedo, que se traslade allí definitivamente, a cuidar de los encajes y los botoncitos, y que se olvide de que existe Madrid, e incluso de dónde se ubica (no sea que le dé por volver).
Roquenublo1
Es asombroso que un líder político que ha ganado en Galicia con repetidas mayorías absolutas,se convierta de pronto en un " metepatas" extraordinario. Yo ya tenía elegido al mejor líder para el PP antes de las elecciones generales y lo sigo teniendo : Isabel Díaz Ayuso,porque destrozó en Madrid a Sánchez y a Iglesias. Ella hubiera ganado por mayoría absoluta a esta basura de izquierda. Si Feijoo no gana las gallegas y las europeas,no debería presentarse más en el futuro como candidato del PP.
Susanam
Su error fue criticar a vox al tiempo que pactaba con ellos
IbanT
Este refrito de letras juntadas es propaganda barata de vox. Os cuento: no os va a servir de nada.
arturo moreno
Feijóo es muy cobarde ante Sánchez por que le nombra la ultraderecha, o sueña con conseguir votos en los caladeros rojos, o nos cree muy tontos, pero solo consigue aparecer como una caricatura de candidato o un hazmerreír.
vallecas
¡¡Que pérdida de tiempo leer sus columnas D. Gabriel¡¡ Nada nuevo, todo previsible. Es tan inútil como cuando el "hombre del tiempo" te dice las temperaturas de ayer.
Tracsim
Acierta el autor al señalar al PP como responsable de su propio fracaso. Es un avance en un momento en que el PP insiste en su estrategia de acabar con VOX, de quien se dice que debería ni presentarse. El problema del PP es su permanente complejo. Un permanente hacerse perdonar por una izquierda que nunca le perdonará. VOX está ahí. Y esos votos no van a ir al PP. Pasarán años hasta que lo entiendan. Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pero hay que reconocer que si es del PP lo hace muchas más.
Leonidas
El problema del PP es que no se ha enterado que enfrente no tiene un gobierno y un partido, tiene a una mafia. Y con eso no valen chorradas