Antes que nada debo aclarar que no me refiero a la fusión Caixa-Bankia, que la noticia no viene de España ni de Europa, sino de Estados Unidos donde, a finales de agosto, como cada año, se "reunieron" en Jackson Hole los principales banqueros centrales del mundo, aunque reunión propiamente no hubo, ya que, por la pandemia, la mayoría de las intervenciones fueron por teleconferencia. El caso es que, dada la cita, siempre se esperan noticias, pues esta troupe de burócratas de cuota con pretensiones tecnocráticas son adictos a dar titulares y, repasado lo dicho por estos sujetos, también debo decir que no hubo buenas noticias, más bien al contrario; sin embargo, como la cita siempre es un buen momento para repasar las variables monetarias, ha ocurrido que sí, sí hay una buena noticia y para analizarla examinaremos dichos datos. Pero antes, detengámonos en el lugar de los hechos.
La historia de Jackson Hole
Allá por 1978, la Reserva Federal de Kansas City, uno de los doce bancos de la Reserva Federal, encargada del 10º Distrito, decidió que era hora de ponerse en el mapa y ganar visibilidad y, tras algún cambio, terminaron recalando en un pueblito de Wyoming: Jackson Hole. ¿Y cómo terminaron en esa apartada orilla? Pues los muy pillos lo hicieron por ser un lugar ideal para la gran afición de Paul Volcker: la pesca con mosca. No es broma.
Eran otros tiempos, Paul Volcker era un gran banquero central, nada que ver con los de ahora, sabía de lo que hablaba, lo explicaba estupendamente y no se arrugaba ate nadie; así que, cuando convocaba a sus "pares", iban todos sin falta. Este año el título de la conferencia fue "Navegando la próxima década: implicaciones para la política monetaria" y estaba previsto que asistirían 45 banqueros centrales, 24 académicos y 12 periodistas (¿?), entre otros; además, se suponía que sería la puesta de largo de Andrew John Bailey, quien sustituye a Mark Carney como Gobernador del Banco de Inglaterra hasta 2028.
¿Noticias de interés? No, aunque como el arribista Powell (Presidente de la FED) y Cía son muy patosos, se liaron con las "nuevas" directrices de política monetaria y tuvo que salir una banquera de cuota (las hay buenas: Ruth de Krivoy, Elvira Labiullina, Kristalina Gueorguieva, etc.) a intentar explicarlo, pero lo lío más. Por lo dicho, ya no habrá contracción monetaria para prevenir la inflación cuando el paro sea bajo y se darán más margen, no como hasta ahora cuando no interesaba que subieran los salarios reales y el servicio se ponía fatal. Menuda pandilla.
La buena noticia
Nos viene del sector bancario y, afortunadamente, la crisis de los "repos" que empezó en agosto de 2019 - tema que vimos en "El Repocalipisis y la próxima crisis bancaria", profusamente plagiado -, ha terminado, evitándose un pánico bancario en el mercado mayorista. Como recordarán, ese mercado interbancario se secó, los tipos se dispararon y la FED tuvo que inyectarle casi 0,4 billones de dólares (siguiente gráfica). Pensemos que esos "prestamos" entre bancos se hacen con garantía de recompra de títulos AAA y, aún así, no se realizaban transacciones salvo a tipos altísimos. Tal era la desconfianza y la prevención ante una crisis de liquidez de un sector que, como vimos en "Ranking bancario estadounidense", está en una buena situación de solvencia; luego están los bancos europeos que van camino de quedar todos zombi como los japoneses.
¿Y cómo consiguieron solventar la crisis de los "repos", redujeron la desconfianza entre bancos? No, todo viene de la enorme expansión monetaria (siguiente gráfica) por la pandemia, o QE4, unos tres billones de dólares, y que junto con la bajada de tipos, obviamente, devaluó el dólar, pero el origen de la crisis "repo", la mala praxis de Powell, presidente de la FED, sigue ahí, en el subconsciente de los banqueros, lo cual nos lleva al siguiente punto.
¿Expansión inflacionaria?
En principio no, siempre y cuando hablemos de IPC, que obviamente no afecta a todos por igual, como hemos visto en distintos artículos. Tema distinto son los activos, donde hay burbujas notables, como la de la bolsa, tema que tratamos en "Perspectiva bursátil para 2020". Lo cierto es que el aumento en la cantidad de dinero, medido por la MZM (línea azul, siguiente gráfica), ha sido enorme, aumentando en casi 4 billones de dólares, casi un 24%. La cantidad es mayor que el QE4 pues el crédito crea dinero bancario y sabemos que se han dado ayudas y facilidades crediticias especiales a empresas, dicho dinero luego se destruirá por el correspondiente "credit crunch" al finalizar esta recesión autoinducida.
Tema a destacar es que las reservas "excedentarias" (línea roja, gráfica anterior) de los bancos, que son las que exceden a la obligatorias, tras un fuerte aumento, caen al máximo del QE anterior como consecuencia de los préstamos citados. Lo de "excedentarias" también lo hemos tratado anteriormente y puede que lo sean legalmente, pero desde el punto de vista de la gestión no y, cuando lo banqueros centrales y sus académicos hablan de ellas como dinero ocioso, una vez más, no saben de lo que hablan, como demostró la crisis de los repos.
Ahorradores trasquilados
Inicialmente pensaba titular este artículo como "Reunión de banqueros centrales, ahorradores trasquilados", pero al investigar los datos y encontrar una buena noticia entre tanto pesimismo, cambié de opinión. Lo cierto es que al ahorrador lo trasquilan, impuestos aparte, tanto por tipos reales bajos, cosa que vimos al tratar el tema de la represión financiera, como cuando lo meten en burbujas, sean inmobiliarias, bursátiles o de otros activos. Hay académicos con enormes responsabilidades que niegan, sin ninguna base, la represión financiera y a ellos solo puedo decirles que su charlatanería es intolerable pues, entre otras cosas, hacen de ariete ideológico de partitocracias, como la europea, que dejan las economías zombi.
El parámetro que utilizamos para medir la represión financiera es si el tipo real del bono federal a diez años (línea verde, gráfica anterior) está por debajo del 2%, tema que justificamos en distintos artículos. Volcker, para combatir la espiral inflacionaria, hizo buena represión financiera contra inversores y deudores, pero desde el 2001, con las burbujas recurrentes, vamos de mal en peor. Ahora, esos tipos tan bajos estarían justificado, pero cuando pase la pandemia no, pues no hay espiral deflacionaria.
Luego está el rendimiento bursátil, que es, después de la deuda pública artificialmente barata, lo que más priman estos "banqueros" y, como curiosidad, comentar que por fin, como una excepcionalidad secular (tercera vez en 62 años), la rentabilidad por dividendo (cálculo mensual, línea roja, siguiente gráfica) ha superado a la del bono federal a diez años (línea azul), algo que también ayuda a sostener la burbuja bursátil. Tema distinto es el "hasta cuándo".
¿Seguirá la fiesta deudora?
Creo que, dada la situación económica estadounidense y lo que hemos visto aquí, ya hay suficientes argumentos para detener la expansión cuantitativa pero, dada la adicción que tienen a los titulares de estos arruina países y los parámetros obtusos que utilizan, seguirá la expansión monetaria, al menos hasta las elecciones. Vale, seguirá, ¿pero hasta dónde?
En esta crisis llegaron hasta casi siete billones de dólares, cantidad que bajó al solventarse el problema de los "repos"; luego hay una parte, que es el redescuento bancario, que también se irá moderando con la reactivación, quedándonos la parte activa de la FED, que es la adquisición de títulos (línea azul oscura, gráfica siguiente), tanto federales (línea azul clara) como con garantía hipotecaria (línea marrón). Habiendo parado la compra de los últimos, pienso que seguirán adquiriendo de los primeros hasta volver a los siete billones, manteniendo los tipos bajos (represión financiera) en Estados Unidos al menos hasta enero, cosa que animará a los otros bancos centrales a hacerlo aún peor para que sus políticos tengan más dinero gratis, deudas que luego pagamos todos, sobre todo los más pobres.
Si los estadounidenses consiguen evitar la represión financiera a la europea, con su consecuente zombificación de la economía, dada la salud y dinamismo de su sistema bancario, no descarten que terminen opando a nuestros bancos globales, para luego trocearlos y venderlos por partes. En ese sentido, la fusión Caixa-Bankia no es una buena noticia, ya que confirma lo que los números del sector bancario español nos dicen (desde hace casi una década), que es que la restructuración de nuestro sector bancario es y será interminable, al menos hasta que cambie el orden imperante, ese que pretende imponer una "nueva normalidad" donde lo anormal sea algo permanente. Imposible.