Opinión

Becas para asnos

Tenemos un Gobierno que prefiere apostar por los pobres, ya sean tontos o no, y malgastar nuestros recursos y dinero

  • Yolanda Díaz: trabajar menos, becar más -

Sumar, ese extraño partido político formado por restos y retales de otros partidos y partidillos y dirigido por Yolanda Díaz, ha propuesto que las becas se concedan en función de la renta, sin que el esfuerzo y el rendimiento académico tengan tanta relevancia. Fue el gobierno de Rajoy el que precisamente se centró en premiar a los buenos estudiantes, estableciendo que aquellos que hubieran obtenido una beca y no consiguieran unas buenas calificaciones para mantenerla, tendrían que devolverla. Hasta entonces, sólo se obligaba a la devolución económica de la beca a quienes habían aportado datos falsos para conseguirla.

 

Ahora Yolanda Díaz pretende eliminar esta medida e implantar otras tantas que lo que conseguirían es que se premie a quien tiene menos recursos económicos, independientemente de que luego sea buen estudiante o no.

 

Este es solo un paso más en su lucha contra la meritocracia, un concepto que desde la izquierda se nos retrata como utópico, porque triunfar en esta vida ahora resulta que es cuestión de suerte o de que vengas de una familia pudiente.

El éxito se lo deben a la persona de la productora que sí que tuvo el talento para comprender que lo que tenía delante no eran dos portentos de la música, sino simplemente un producto que no tenía competencia en el mercado del momento

Y a este discurso tan desesperanzador para los jóvenes se apuntan famosos varios, que en un torpe intento de parecer humildes, lo que acaban pareciendo son imbéciles. Ahí tenemos por ejemplo a los integrantes de Estopa, dando charlas sobre que ellos han triunfado por pura suerte, ya que hay muchísimos músicos que, a pesar de ser mejores que ellos, no han llegado a tener éxito.

 

No hay nada mejor que decirle a los jóvenes que no se esfuercen, que va a dar igual lo que hagan y su talento, porque al final todo depende de la suerte que tengan o no en la vida.

 

Parece que estos señores no quieren ver que su éxito no se debe a un golpe de suerte como, efectivamente, tampoco a su talento musical. El éxito se lo deben a la persona de la productora que sí que tuvo el talento para comprender que lo que tenía delante no eran dos portentos de la música, sino simplemente un producto que no tenía competencia en el mercado del momento y cuyo consumo y aceptación por parte de un público determinado podía suponer un pelotazo en ventas.

 

Es curioso cómo, en muchas ocasiones, cuando queremos achacar el éxito a un simple golpe de suerte, porque no hay talento ni esfuerzo destacables que lo acompañen, resulta que el talento y el esfuerzo sí que están y son responsables, pero quizá no se encuentran donde estamos buscando.

 

Cuántas veces nos hemos preguntado: “¡Cómo ha podido triunfar esta chica como actriz, si no vale y no sabe ni vocalizar!”; “¡Cómo lo ha petado este chaval como artista, si no canta nada!”. Y claro, lo fácil es culpar a la suerte, ese misterioso ente que viaja por el mundo regalando sueños a quien no los merece. Lo difícil es comprender que detrás de esa actriz o de ese cantante, hay alguien que se ha forrado porque tuvo el ojo de ver un producto, no un artista, y supo hacer la campaña publicitaria necesaria para venderlo. A mí no me cabe duda de que, detrás del éxito, siempre hay alguien con talento y mucho trabajo a sus espaldas.

 

Pero la izquierda sigue empeñada en transformarnos en una sociedad donde se persiga a quien tiene más que tú, bajo la premisa de que, si lo tiene, es por suerte o porque lo heredó, pero en ningún caso porque lo merezca. No se me ocurre una manera mejor de crear un mundo de mediocres y envidiosos, cuya mayor aspiración es quitarle al que tiene algo, para dárselo a quien no hace nada ni quiere.

Si tienes la desgracia de ser pobre, pero eres listo y medianamente inteligente, encontrarás la forma de llegar. Quizá no dónde quieres o deseas, pero sí a un lugar mejor

A estas alturas, donde ya tengo claros mis objetivos y sus caminos, marcados por los palos que me ha dado la vida, comprenderán ustedes que me importe un pepino de mar que los jóvenes tengan que aprender, a base de darse de guantazos con la realidad, que si eres tonto, no vas a llegar a nada por mucho que te regalen.

 

Si tienes la desgracia de ser pobre, pero eres listo y medianamente inteligente, encontrarás la forma de llegar. Quizá no dónde quieres o deseas, pero sí a un lugar mejor. Porque también hay que empezar a comprender que no todos podemos ser números uno, que alguien tiene que ser el tres, el siete o el 238.

 

Les reconozco que no termino de comprender este mundo ahora mismo. Por un lado tenemos esa filosofía de vida que insiste: “te mereces ser lo que quieres ser”. Curioso que uno se merezca ser algo solo por desearlo o quererlo. Y a la vez tenemos lo de “da igual lo que te esfuerces que el mérito es cuestión de suerte”. Ya me dirán ustedes cómo encuentra alguien la cura contra el cáncer o se convierte en el mejor cirujano de aneurismas cerebrales, sentándose en el sofá a desearlo.

 

Tenemos un Gobierno que prefiere apostar por los pobres, ya sean tontos o no, y malgastar nuestros recursos y dinero, antes que dedicarlos a incentivar y apoyar a los listos, los currantes y los voluntariosos, si no son pobres.

 

No hay mayor desgracia en esta vida que ser tonto, porque de eso no se sale. A ver cómo salimos de este Gobierno, sin que nos vuelvan tontos a todos.

 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli