Sánchez dice que está a favor de un referéndum. Torra asegura que si no liberan a los presos los pondrá él en libertad. Los CDR amenazan con paralizar Cataluña desde la Diada hasta el 3 de octubre con el lema de “El poble està fins els collons de tot plegat”, el pueblo está hasta los cojones de todo. Tienen razón, aunque no por las razones que arguyen.
La conferencia ultimátum
Un paro de país, dicen los CDR. ¿En qué consiste eso? Pues en aprovechar la movilización de la Diada, prolongándola a base de cortes de tráfico, te guste o no, cierre de colegios, de universidades, de centros de trabajo, intimidar a los comerciantes para que no abran sus negocios, hacer escraches a sedes oficiales, partidos o medios de comunicación no afines, alborotar, ensuciar mobiliario urbano, en fin, la habitual metodología batasuna de la kale borroka. En ese ambiente cordial y de diálogo se mueve Pedro Sánchez para decir, con genial intuición de estadista, que apuesta por la celebración de un referéndum sobre el autogobierno. Uno se pregunta si tal cosa no existe ya en Cataluña, con una administración autonómica que tiene más competencias que cualquier Länder alemán y ya no digamos las provincias francesas. Pero el gran timonel socialista va más allá y añade que quizás se podría consultar al pueblo catalán sobre un nuevo Estatut. Hèlas!, he aquí la vieja fórmula de Zapatero y Maragall rediviva por obra y gracia del separatismo más supremacista, ramplón y lleno de carcunda que ha visto Europa en los últimos tiempos.
Como sea que al profeta de la Moncloa no se le escapa una, su fino olfato de geo estratega le dice que los dirigentes separatistas están más que dispuestos a sentarse y acogerse al marco constitucional de manera seráfica y calmada. Al menos, eso es lo que le transmite Meritxell Batet, suponemos que con esa cálida mirada que suele emplear al contemplar el luminoso rostro de su amado líder. Pero la verdad es que incluso la modosita Elsa Artadi ya ha anunciado que la reivindicación de los presos y los que andan zascandileando por el extranjero será el núcleo de la fiesta de Cataluña, incluyendo una marcha en favor de la libertad de los encarcelados. Como la famosa Marxa de la Llibertad de los setenta, que catapultó, por vía de ejemplo, a luminarias como el ínclito Ángel Colom, para que vean que prodigios emanan de tamaños sucedidos.
Esta acumulación de insensatez es aprovechada, lógicamente, por los de la estelada, cada día más creciditos. Este martes, Quim Torra tiene que dictar una conferencia en la que ya podemos adivinar los contenidos que expondrá con palabra siempre calma y trasfondo ideológico terrible. Porque Torra ya ha declarado que, en caso de que la sentencia a los presos separatistas no sea la de la libertad incondicional, piensa abrirles las puertas de las cárceles catalanas en las que están. Si eso no fuese poco - ¿se imaginan tales cosas en cualquier otro país europeo sin que el Estado reaccione? -, el famoso mambo cupaire está más que anunciado y garantizado. Es el famoso otoño caliente al que hacía referencia Pilar Rahola, que bien debe saberlo debido a sus estrechas relaciones con Puigdemont y el resto de la cúpula dirigente separatista.
Será, pues, algo más que una conferencia, será un ultimátum, un diktat a la vieja usanza de los dictadores: o me dejáis hacer lo que me dé la gana o me echo al monte. O me dais Austria, Checoeslovaquia, el Ruhr, el corredor de Danzig, y de Polonia ya hablaremos, o vais a tener un cifostio de narices los próximos meses. Estos son los que dicen que están hasta los cojones. Pues anda que nosotros…
Hasta los cojones incluso de los suyos
El clima de cordialidad reinante en Cataluña que inspira la estrategia de Sánchez, el pacificador, tiene fundamentos sólidos, casi tanto como las matemáticas que emplea Torra. Entrevistado, es un decir, en TV3, el arcipreste del separatismo ha dicho que la cosa de la estelada tiene mayoría social y lo justifica de la siguiente manera: aunque no llegue al cincuenta por ciento de los votos – ahora está en el 47% - aduce que el unionismo solo tiene un 35%. Y se queda tan pancha, la criatura. Eso, por no hablar de que, según el más que extremadamente honorable, los presos y la independencia son las dos cosas que más les preocupan a los catalanes. Toma Jeroma, pastillas de goma, que son p’a la tos.
Ese ambiente de empatía, cariño y amable compañerismo empapa también al propio microcosmos separata, porque hay que ver como han puesto a Oriol Junqueras y a los de Esquerra con motivo del artículo que este ha publicado, “Oda a la amistad”. El hombre viene a decir que eso de insultar a los no separatistas le parece mal y que así no se va a ningún sitio. ¡Ah, amigo!, no vean cómo lo han puesto en las redes sociales. Con decirles que hay quien reclama un Nuremberg a la separatista y dejar a Junqueras que se pudra en la cárcel por traidor - eso cuando reine, con perdón, la benéfica república puigdemontiana y neoconver, claro – ya está dicho todo. Es decir, que los CDR, marca roja de la ex CDC, están también hasta los cojones de los suyos.
En medio de todo este potaje espeso y rancio a nadie se le ha ocurrido, curiosamente, hablar de que este verano más de doscientas empresas se han marchado de Cataluña, porque la sangría continua, o de la caída en sectores básicos de la economía catalana como la hostelería y el turismo. Tampoco nadie ha comentado, ni que sea de manera somera, que casi el ochenta por ciento de las inversiones que tenían previsto efectuarse en mi tierra por parte diferentes agentes económicos extranjeros se ha marchado directamente hacia otras partes del territorio nacional donde no reina la locura y el desprecio sistemático a la ley. Normal. ¿Para qué hablar de la realidad, si se está tan bien instalado en la quimera y el eructo regüeldón?
Podrán colegir vuesas paternidades, con lo anteriormente expuesto, que el sumo sacerdote del progresismo, vulgo Pedro Sánchez, tenga argumentos más que sobrados para hablar de diálogo, de entendimiento, de hipotéticos referéndums sobre el autogobierno, un nuevo Estatuto o lo que fuese menester.
Qué envidia dan esos asesores áulicos, abúlicos, fáusticos, eólicos, chiripitifláuticos del presidente, caramba. Qué listos que son, qué clarividencia poseen y menudos consejos le están dando al líder escogido por las bases para llevar al siempre sano pueblo español al culmen de la prosperidad.
Oro molido, son. O, al menos, cobran como si lo fuesen. Total, que es cierto, estamos hasta los cojones de todo.
Nota Bene: Ya que estamos, eso de estar hasta los cojones como lema ¿no les parece a los hipermegaguays de las CUP et altri algo propio del heteropatriarcado opresor? Digamos hasta los ovarios, la vulva, la vagina, el coño, el zafarique, el chumino, el chochete, el parrús, el chirri o similares, que cuesta bien poco ser políticamente correcto en estos menesteres, caramba.