Opinión

El coronavirus y el fin del neoliberalismo

El Covid-19 simplemente va a acelerar de manera vertiginosa el proceso de cambio mundial, en favor de China

  • Nadia Calviño, ministra de Economía.

El coronavirus ha devenido en una pandemia global y sus efectos devastadores, desgraciadamente, van a ir más allá de la muerte directa de miles de personas alrededor de nuestro planeta. La recesión económica global, con un fuerte shock de oferta, y, sobretodo, de demanda, ya nadie la pone en duda. La crisis económica también mata, y mucho, sobretodo en un momento donde la economía global es más frágil que nunca, por obra y gracia de un sistema de gobernanza llamado neoliberalismo. El propio Covid-19 es el resultado de una presión humana excesiva sobre la biosfera, consecuencia de un sistema económico que destruye todo para perpetuarse. Desde un punto de vista geopolítico, el poder global ya estaba cambiando. El Covid-19 simplemente va a acelerar de manera vertiginosa este proceso, en favor de China, primera potencia económica y financiera del planeta.

Resulta muy llamativo, y no salgo de mi asombro, las opiniones vertidas por muchos columnistas sobre cómo está gestionando la crisis este gobierno. Sin duda alguna es manifiestamente mejorable, pero esos mismos columnistas han estado dando soporte a un sistema de gobernanza, ineficaz e injusto, que, como luego veremos, va a hacer que la crisis del Covid-19 sea más devastadora. La austeridad presupuestaria mata, y todos ellos fueron copartícipes o jalearon el desmantelamiento del sistema de bienestar occidental en nombre de la eficacia, cuando en realidad lo estaban poniendo solo al servicio de una serie de élites e intereses que actúan constantemente contra la democracia, contra todos nosotros.

Mientras las grandes corporaciones y la superclase, usando como voceros a ciertos medios de comunicación, se inmiscuían en la política para vaciar el sistema de bienestar, y disponer así de dinero para sus tropelías, el Estado se orientaba más hacia el mercado, privatizando servicios públicos como la luz, el agua, el transporte, o debilitando otros, como la educación o la sanidad. De aquellos barros, estos lodos, ¡sólo 3 camas hospitalarias públicas por cada mil habitantes! Como resultado, los hospitales públicos de Madrid están desbordados. Este proceso se aceleró tras el 2008, la Gran Recesión. Lo mismo le pasó a Italia.

La esencia de la democracia

Desde estas líneas hemos ido desmontando todas y cada una de las falacias de este sistema de gobernanza distópico llamado neoliberalismo. Ahora toca simplemente derribarlo y volver a la esencia de las democracias, “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. La lucha va a ser dura. Desde un punto político el neoliberalismo estaba evolucionado desde una visión cínica de la democracia, el totalitarismo invertido, hacia una deriva autoritaria, un nuevo fascismo. Era la reacción de las élites ante lo que ellos consideraban desorden e inestabilidad social, y que solo consistía en el mantenimiento de su statu quo. Creían además que desde un sistema represivo autoritario mantendrían intactas sus riquezas y de paso competirían con China. Su estrategia simplemente se les ha ido al garete.

Por un lado, de esta crisis debe reforzarse el papel del Estado, en favor de la ciudadanía. Un estado fuerte que se anteponga y limite el poder de las élites. Aquellos partidos políticos y grupos de presión que reclamaban una sanidad privada, o vaciaron e impulsaron acuerdos público-privados en multitud de servicios públicos, extrayendo rentas a la ciudadanía, serán los grandes damnificados de este proceso. Por otro lado, China ya es la primera potencia económica y financiera global. La eficacia del gobierno chino contrasta con la decadencia de las democracias occidentales, secuestradas por una minoría, la superclase.

La última reunión del BCE pasará a la historia de la infamia y de la nulidad intelectual de quienes ahora dirigen esa entidad

Los países que mejor están afrontando la lucha contra el Covid-19 gozan de un Estado fuerte. Además de China, sin duda alguna ya la primera potencia económica del plantea, y con un músculo financiero muy por encima de Europa y de los Estados Unidos hay otros ejemplos positivos. Corea del Sur, por ejemplo, es un país que se pasó el neoliberalismo por el forro. Para entender Corea, recomiendo los análisis del economista coreano Ha-Joon Chang, profesor de Economía del Desarrollo en la Universidad de Cambridge, y posiblemente el mayor experto mundial en Economía del Desarrollo, y sin duda alguna uno de los economistas heterodoxos más relevantes en el panorama actual. Destaco tres de sus libros: Kicking Away the Ladder, Bad Samaritans y 23 Things they dont tell you about capitalism. Las propuestas de Chang no son anti-capitalistas, sino críticas con un tipo particular de capitalismo, el de libre mercado. Su flanco principal de ataque son las políticas ortodoxas promovidas por las instituciones financieras internacionales -FMI, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio-. Finalmente, no me olvido de Japón, donde el partido liberal gobernante ha contactado recientemente con uno de los padres de la MMT, el australiano Bill Mitchell.

Europa y los Estados Unidos tienen un problema de decadencia política, económica y moral. De todos aquellos análisis económicos que desmontan el neoliberalismo permítanme recomendarles los de un premio Nobel de economía que dio el paso de la ortodoxia al lado tenebroso de la heterodoxia, Paul Romer. Lean su artículo The Trouble with Macroeconomics, brutal; o el último blog suyo, muy reciente, What Went Wrong una denuncia contra los economistas.

Europa, desaparecida

Permítanme un comentario final para el euro y Europa. El proyecto europeo no existe ni ha existido nunca, era un mero acuerdo de libre comercio al servicio de unos pocos, absolutamente distópico. La última reunión del BCE pasará a la historia de la infamia y de la nulidad intelectual de quienes ahora dirigen esa entidad. Fue una declaración de guerra contra Italia. Los italianos están indignados y el sentimiento mayoritario ya es de abandonar el euro. Mario Draghi al lado de esta panda era Dios. El entendía la endogeneidad del dinero y la cuasi exogeneidad de los tipos de interés. Se acercó al final de su mandato a la TMM (recibió en su despacho a Pavlina Tcherneva). Le echaremos de menos, sin duda.

Para rematar la faena, nuestra ministra Calviño se posicionó con alemanes y holandeses, frente a italianos y franceses. Las redes de poder en España son muy alargadas, y Calviño las representa fielmente. La austeridad mata. Y aquello que muchos llaman despilfarro público no es más que una red de conexiones de poder formada por entramados clientelares público-privadas que se dedican a extraernos rentas. Para entender cómo funcionan en España, recomiendo la tesis doctoral de mi amigo Andrés Villena plasmada en 2 libros, uno muy técnico, ¿Cómo se gobierna España?; y otro divulgativo, Las Redes de Poder en España. Élites e Intereses Contra la Democracia. Si además queremos una perspectiva histórica, muy oportuna tras el bochornoso espectáculo de nuestra monarquía, sin duda alguna una lectura obligada es el último libro de Paul Preston: Un Pueblo Traicionado: España de 1874 a nuestros días. Corrupción, incompetencia política y división social. Todo esto es lo que debemos derribar para que de nuevo las democracias vuelvan a ser un sistema político justo y eficaz.

En el siguiente blog expondremos qué hacer contra el Covid-19 desde un punto de vista económico. Les adelanto que las medidas anunciadas son insuficientes, y que solo hay una alternativa, la Teoría Monetaria Moderna.

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