Estamos acostumbrados a que los políticos mientan más que hablen. Unos más, otros menos, y algunos por vicio. Pero, digámoslo también, los españoles estamos dispuestos a creer lo que nos dicen porque este es país de profecías y visionarios. Nos va más lo religioso que lo racional y eso, que en materia espiritual es positivo, se troca en pernicioso cuando de elegir a quienes nos administran se trata.
Nadie se puede extrañar, pues, de que en esta campaña electoral perpetua que vivimos en España se recrudezca la mendacidad en las próximas semanas. Y como de los resultados de estos comicios se desprenderán muchas cosas, más a mi favor. De momento, el PSOE se ha distanciado de Podemos como si los acabase de conocer. Otro sí ha hecho el PP con VOX, porque el feijoísmo, y perdonen el palabro, tiene como principal rasgo echar toneladas de vituperios encima del único socio que tiene y con quien por lógica debería pactar una mayoría alternativa al social comunismo.
Decimos por lógica porque servidor cree que Feijoó preferiría, caso de no obtener mayoría absoluta, practicar la geometría variable y pactar ahora con el PSOE, ahora con el PNV, ahora con VOX, intentando quedar por encima del bien y del mal. Ese es el fallo del PP, querer ser la estatua más prominente en el parque de la política evitando que las palomas suelten delicadamente su preciado guano encima. Almas de cántaro, la política es así, hay que arremangarse y aceptar que te va a caer el guano quieras o no. Y traerse sabido de casa que la pala de pescado se emplea poco. Se va a mordisco abierto y limpiándose los labios con la manga de la chaqueta.
Feijoó preferiría, caso de no obtener mayoría absoluta, practicar la geometría variable y pactar ahora con el PSOE, ahora con el PNV, ahora con VOX, intentando quedar por encima del bien y del mal
Claro que en la parte sanchista leninista no estarán tampoco por emplear las pinzas para el azúcar y vamos a escuchar lo de la extrema derecha hasta el hartazgo. Lástima que todo se haya vuelto tan de papel de cebolla, tan fino, tan inaprensible, tan de usar y tirar, porque un debate serio acerca de como ha dejado este gobierno la economía española, a sus instituciones, a la sociedad y a la democracia daría de sí para mucho. Sánchez, que es todo menos tonto, se guardará mucho de caer en esos pozos y lo virtualizará todo, porque él mismo es un holograma irreal, una proyección de los más bajos instintos de la izquierda rencorosa, anclada en 1936 y en sus patologías, dispuesta a justificar la barbaridad que sea si con ello eleva más a su líder.
Habida cuenta de que Su Sanchidad et altri van a tirar a matar servidor opina que la estrategia funambulista, exquisita y delicada de Feijoó es inútil. Bien sé que las encuestas serias dan al partido popular un crecimiento espectacular, que reflejan la caída a los infiernos de socialistas y comunistas – separatistas vascos y catalanes capean el temporal, y es que no hay nada como la fe del carbonero – y también sé que los estrategas de Génova relacionan esos buenos datos con la equidistancia de Feijoó, pero se equivocan. La gente va a votar al PP porque está harta de tanta penuria, tanta crujía y tanto lenguaje inclusivo. Bien está, porque todos coincidiremos en que lo prioritario es echar a esa caterva de aprovechados. Pero luego habrá que gobernar, afrontar la reducción de impuestos, de los presupuestos generales del estado, de las autonomías, del gasto innecesario y superfluo, de derogar una porción de leyes dañinas, de restablecer nuestra política internacional clásica, de plantar cara a Marruecos, y no sigo para no hacer de esto un memorial.
La gente va a votar PP porque está harta de tanta penuria, tanta crujía y tanto lenguaje inclusivo
Y eso no será virtual. Ni una partida de bridge. Ni el té de las cinco. Será la cruda realidad a la que deberá enfrentarse el principal partido de la oposición si gana las elecciones. Así que sería buena cosa que no se entregase también a la virtualidad y empezase a suministrar dosis de realidad en sus mensajes electorales.
Petrarca
Miquel, Sánchez es como Jesús, pero en malo: su Reino no es de este Mundo. Creo que es un producto creado por la Inteligencia Artificial. Es un alienígena inmutable. Sus oscuros ojos y ese balanceo de cabeza, la mentira como norma sin pestañeo alguno le delatan. Y Feijóo es un pobre hombre al que no han enseñado que es muy difícil luchar contra un artificio. El caso de Marruecos-por nombrar uno de los casos-, es de Juzgado de Guardia y ha pasado como si fuera una tragedia inevitable. El PP, como mucho, solamente podrá pactar con VOX. Sánchez es un Leviatán que puede asociarse hasta con el demonio mismo.
S.Johnson
El problema, Don Miquel, es que la izquierda hay cosas que hace bien. Incluso muy bien. Por ejemplo ha logrado con notable éxito demonizar a la 'extrema' derecha, simplemente instalando en la mente colectiva el concepto de que existe una cosa muy mala que es la EXTREMA derecha. ¿Y por qué es mala? porque sí, y punto. Y el PP lo ha aceptado como hecho consumado y por tanto tiene que apartarse del nefasto EXTREMO con la máxima rapidez y aspavientos posibles. Tienen pánico a 'mancharse' y que eso les haga perder votos. Mientras tanto el Partido Sanchista, oe, elabora tranquilamente su proyecto con LA IZQUIERDA A LA IZQUIERDA del PSoe, como nos relatan día y noche TODOS los medios informativos. Pero padre ¿la izquierda de la izquierda no es la extrema izquierda? No hijo, los extremos solo están en la derecha, y son malos malísimos de la muerte. Y esto no tiene remedio, así que a la mier.da Vox. Y cuando ganemos, si ganamos, ya si eso veremos lo que hacemos.
Miguelinchi
El PP de Feijoó se equivoca si ce cree que VOX es su enemigo, y busca la alianza puntual con PNV o PSOE. Si lo hace, le dará un PP a Ayuso con menos votos que VOX, pero lo malo es que entregará España a la izquierda populista irremediablemente.
vallecas
El asunto, D. Miquel, es que en España la gente vota, y lo hace en un sistema poco democrático. Vale más el voto de un habitante de Olot que uno de Barcelona. Esto hace que tengamos que soportar a tipos como Rufián. La gente vota con el mismo sentimiento de pertenencia a su equipo de fútbol. Para terminar de "arreglarlo" los partidos han contratado a Licenciados en "Márquetin". A mi todo esto me parece una "m...da" y si tuviera poderes como Uri Geller convencería a la gente para, como protesta, no ir a votar. ¿Se imagina el día de las elecciones todo vacío?