Los chicos que estudian en catalán son perdedores. Basta comparar con rigor los informes PISA de los años 2015 y del 2022 para darse cuenta del bajón en el rendimiento. Los hispanófonos se distancian de sus compañeros de otras autonomías que, con más suerte, pueden estudiar en español, y los catalanófonos pierden nivel porque comparten aula con los menos diestros.
Ya no se trata de la importancia del número de hablantes de catalán, más o menos como los de sueco y más abundante que los de danés, noruego, siciliano, véneto... Una comparación que esconde algo más, y es que ninguna de estas lenguas cuenta con hablantes monolingües. Por eso, suecos, noruegos y daneses tienen al inglés como lengua de enseñanza, y sicilianos y venecianos al italiano. Pero las autoridades académicas de Cataluña siguen empecinadas en utilizar solo el catalán, al servicio del independentismo y su voluntad de marcar la identidad. Si se llamara valenciano, no serviría tanto, y si tuviera un nombre técnico LR-8 (Lengua románica ocho) por ejemplo, no serviría nada.
El informe PISA de 2022 permite comprobar una caída notoria en las tres áreas principales de evaluación, pues los alumnos que estudian en Cataluña y País Vasco han bajado de 21 a 17 puntos en matemáticas y de 38 a 31 puntos en lectura
Los alumnos que se educan únicamente en catalán sufren un retraso escolar de un curso académico. Ese curso no se pierde en los estudiantes de Comunidad de Madrid, por ejemplo, ni en los de Castilla-León porque allí la lengua materna se corresponde con la de la educación. Los estudios alertan sobre el impacto en el rendimiento académico de la inmersión lingüística severa en catalán y señalan las importantes diferencias entre territorios. Un análisis comparativo de los informes PISA anuncian un efecto negativo de la política de inmersión. Un problema de igualdad que crea ganadores y perdedores.
Ciertamente se ha conseguido el objetivo del independentismo, que es el de fomentar el nacionalismo en las aulas, incrementar los sentimientos catalanistas entre los estudiantes. Logro alcanzado, sí, pero el informe PISA de 2022 permite comprobar una caída notoria en las tres áreas principales de evaluación, pues los alumnos que estudian en Cataluña y País Vasco han bajado de 21 a 17 puntos en matemáticas y de 38 a 31 puntos en lectura. ¿Qué está pasando? Se explica si recordamos otras cifras, la de alumnos que hablan en casa una lengua distinta a la de la escuela, que es al menos del 56% en Cataluña y mucho mayor en Euskadi.
También el alemán se achica
Los malos resultados impactan de lleno en todas las regiones de España, pero de manera especial reflejan que el sistema educativo de imposición lingüística genera alumnos perjudicados unas veces y fracasados otras con respecto a los estudiantes de autonomías donde se respeta la elección de lengua para la enseñanza.
Veamos lo que sucede a nivel europeo. La lengua con más hablantes de Europa es el ruso (120 mill) que lidera el declive junto con la segunda, el alemán (95 mill), y la tercera el francés (80 mill). Las tres ven el descenso en el número global de usuarios. El ruso lo inició en el desmembramiento de la Unión Soviética, si bien sigue siendo fuerte entre quienes hablan bielorruso o ucraniano. El alemán se achica eclipsado por el inglés; y el francés se fue desmoronando en la descolonización y no deja de perder espacios también a favor del inglés, si bien se mantiene vivo y activo en el Hexágono que es como a veces llaman a su país nuestros vecinos del norte.
La Unión Europea ha reconocido como oficiales a todas y cada una de las lenguas de los países miembros. Por supuesto que al catalán y al siciliano no, porque ya están representadas por la otra lengua propia de sus hablantes
Y llegamos al punto más interesante. La cuarta lengua europea en número de hablantes, el inglés (80 mill), y aquí está la clave del comportamiento de las lenguas, es la primera si contamos a quienes la tienen como lengua de apoyo o lengua complementaria. Y eso, a pesar de que el Reino Unido ha dejado de pertenecer a la Unión Europea. Su independencia no ha afectado para nada a su condición de lengua vehicular de Europa y lengua complementaria total para el holandés, para el danés, sueco, noruego y finlandés, y lengua complementaria en la cultura y turismo para los hablantes de polaco, húngaro, checo, croata, serbio, griego…
Tampoco le dan la espalda al inglés el italiano y el español, la quinta y sexta lengua del viejo continente, al contrario, tenemos a bien hablarlo y hacemos serios esfuerzos por manejarlo, no siempre con el éxito que nos gustaría. Y nadie nos dice cuando y cómo tenemos que hablar una y otra lengua. Nadie ha impuesto nada en cuanto a lenguas en el continente europeo. Al contrario, la Unión Europea ha reconocido como oficiales a todas y cada una de las de los países miembros. Por supuesto que al catalán y al siciliano no, porque ya están representadas por la otra lengua propia de sus hablantes, tan propia como las otras, el español y el italiano.
En Europa, el uso de las lenguas se adapta libremente a las exigencias de los usuarios. En Cataluña, vamos a decirlo sin ganas pero con rigor, se utilizan con fines que podrían denominarse perversos.