Me explicaba mi amigo e historiador Fernando Sánchez Costa que lo de Cataluña es cíclico, que los catalanes podemos estar en un periodo de seny y mutar rápidamente a la rauja, de una sensatez impostada que impulsa la idea de superioridad moral y, de resulta, los catalanes caemos en una especie de síndrome de pueblo elegido subiéndonos al carro de la épica con una facilidad pasmosa de la mano de proyectos que nada tienen que ver con el seny y sí mucho con la rauja. Nos tomamos a Cataluña, al “pueblo catalán” y, ¡atención!, a los “países catalanes” como una unidad destino en lo universal.
Si me permiten una pequeña digresión, es realmente curioso ver cómo los únicos posos que quedan del franquismo en nuestro país son, precisamente, las estructuras narrativas del nacionalismo, cuestión no menor porque forma parte del sustrato cultural de esa clase pija que medró notablemente en los mimbres socioeconómicos del franquismo y ahora se ha convertido en la columna vertebral del 'prusés'. Esta legión de adeptos a los cantos de sirena de Dionisos, que han caído como fruta madura de las ramas del Programa 2000 de Jordi Pujol, tienen como denominador común la capacidad de creer acríticamente que las sombras de los rancios proyectores de TV3 y los muñidores de eslóganes son la realidad, son una renuncia a ser ciudadanos y les convierte en adictos a una propaganda que es el soma en forma de marcos autorreferenciales que dan sentido, plenitud y una mentalidad cerrada en el paradigma y los misterios de esa fatalidad histórica llamada “la terra”.
La herencia genética
Pues bien, podríamos detenernos en ver cómo la raíz de todo este movimiento es profundamente clasista y, además, tiene muchos elementos propios del racismo. La referencia por parte del ciudadano fugado y mendicante de atención mediática, el señor Puigdemont, a la “herencia genética que distingue a los “catalanes españoles” de los independentistas no es algo nuevo, lo vemos en esa anhelada crisálida a la que todo el mundo espera que resurja como mariposa de la moderación. Me refiero al señor Junqueras cuando aducía como argumento político que “los catalanes tienen más cercanía genética con los franceses que con los españoles” (naturalmente algún avezado tuitero lanzó un meme con la foto de Junqueras y Alain Delon). Cómo no hacer referencia al que fue presidente de ERC Heribert Barrera que puso negro sobre blanco cosas como que "en América, los negros tienen un coeficiente inferior al de los blancos", o cuando apostaba por la esterilización de los “débiles mentales de origen genético”.
Las recientes detenciones de miembros de los CDR que presuntamente estaban preparando actos terroristas nos da un buen ejemplo de cómo se distorsiona e invierte la realidad
Pero no me quiero detener en el ideario de los “grandes personajes” que han trufado el independentismo. Me gustaría ejemplificar cómo actúa el Ministerio de la Verdad nacionalista durante este periodo dionisiaco, cómo se puede llegar a justificar lo injustificable, como pueden los individuos sumergirse en la caverna y, sin estar encadenados ni en cuellos ni piernas, deciden solo mirar a la pared e idolatrar las sombras como ídolos de la realidad.
Las recientes detenciones de miembros de los CDR que presuntamente estaban preparando actos terroristas nos da un buen ejemplo de cómo se distorsiona e invierte la realidad. ¿Cómo han tergiversado el vídeo dónde se ve a la Guardia Civil forzando una puerta para arrestar a los presuntos terroristas? Pues básicamente y como es habitual, recurriendo al factor emotivo/sentimental y cambiando el foco hacia frames que invierten y manipulan el escenario. Veamos qué dice la propaganda nacionalista al respecto en una red social, en este caso Facebook, en este caso el fugado Puigdemont: “Un Estado policial denota un gobierno que ejerce el poder de forma arbitraria a través de la fuerza. Así entró la policía militar de la guardia civil de madrugada (referencia a la canción “antifranquista” de Maria del Mar Bonet) en casa de la pareja detenida que tenía dos criaturas pequeñas”.
Manipular sustancias explosivas
A partir de aquí, entre los adictos al “prusés” y la caterva de trolls tienen la amplificación del mensaje asegurada, pero lo más llamativo es que ninguno de ellos ha hecho crítica de esa interpretación del escenario, nadie ha dicho: “Menudos padres que han arriesgado no solo el futuro de sus hijos pequeños por una idea política sino que, además, han arriesgado su vida manipulando sustancias químicas para hacer termita”.
Como vemos, en Cataluña Dionisos surfea sobre las olas de la posverdad, se nutre de marcos emocionales y sombras, sus seguidores asumen el papel de comparsa, el dogma siempre está y debe estar por encima de la verdad -para eso, para prevenir a los díscolos y heterodoxos se ha creado el entramado de control y persecución civil en Cataluña-. El problema de todo este escenario es que Dionisos gana por ausencia, porque Apolo anda más ocupado en otras cosas ignorando que los cimientos del Olimpo se resquebrajan en una entusiástica orgía de anomia e irracionalidad.