Siempre a fin de año, hay un montón de planes futuros, en los que estamos inmersos casi todos los españoles. Estos incluyen deseos para el año próximo, escribiendo metas personales o imaginándolas apenas como un sueño, aunque sepamos que no lo lograremos el año próximo, como no lo logramos el anterior ni el anterior tampoco.

Además, a fin de cuentas, para este 2025 no podemos pedir nada. Pedro y sus asesores han decretado menú fijo para el año entero y para el PSOE pinta otro año a la carta y con barra libre. Es un año francófono, aunque nadie vaya a hablar en francés. Paso a explicaros porqué.

Si caen los últimos bastiones de la democracia española, que es de lo que se trata hoy en día la historia, lo que se puede esperar es que este año 2025 sea terrorífico para nuestro sistema de vida futuro. Hay ejemplos de sobra. Argentina es posiblemente el más comprensible para el pueblo español, por sobre Cuba o Venezuela, pero van todos para el mismo lado.

Es decir. que si este plan de comunicación gubernamental continúa (no cabe duda de que hay gente pensando, superan por tanto a sus rivales que hasta da un poco de pena), el año 2025 va a ser el año para Pedro Sánchez el gran año de Franco, y Franco será su ruta de huida hacia adelante. O sea, el año 2025 estará marcado por una instrumentalización política de la memoria histórica en España, específicamente con la figura de Francisco Franco como eje central. Esto se vincula con el contexto político y social actual, caracterizado por una polarización creciente y una inclinación de las instituciones hacia estrategias de comunicación que priorizan el impacto inmediato por encima del debate serio.

Con eso trabajan, con eso y con las pagas, y con las ayudas, y con los 40, 50 mil empleados públicos que han incorporado por año desde 2018 hasta 2025. Entre todos los esfuerzos la izquierda suma muchos votos

Es evidente que el uso de figuras históricas polarizantes como Franco pueden resultar un recurso útil para consolidar bases políticas. En este caso, el PSOE utilizará cada conmemoración para desviar la atención de otros temas urgentes y controvertidos, como la gestión económica, el desempleo, la inmigración ilegal o los desafíos internacionales. Este enfoque permite a Sánchez establecer una narrativa que eclipsa otros debates y refuerza un sentimiento de identidad o conflicto en su electorado.

Porque lo que sin duda saldrá de las mentes más lúcidas que hasta ahora dirigen la comunicación del PSOE, será una retahíla de oportunidades en las que hilar un relato que les convenga en todos los sentidos prácticos posibles. No tanto en lo ideológico, eso es secundario, ellos lo que necesitan es un “packaging”. Y con eso trabajan, con eso y con las pagas, y con las ayudas, y con los 40, 50 mil empleados públicos que han incorporado por año desde 2018 hasta 2025. Entre todos los esfuerzos la izquierda suma muchos votos.

Entonces, ¿qué podemos esperar para el 2025? El año de Franco. Franco en todas las versiones, ¿Sí? Como el bacalao en Portugal, de todas las maneras posibles lo van a cocinar. Es así, nos guste o no nos guste y el Gobierno va a tener la compañía de los diferentes actores importantes como la oposición o inclusive la Casa Real porque la trampa es perfecta e insalvable. No se puede dejar de lado una ceremonia que en teoría es en memoria de un presidente de España durante un montón de años.

La oposición y la Casa Real van a quedar atrapadas en esta dinámica. En un ambiente tan polarizado, cualquier postura que se tome (o no se tome) en torno a estos eventos será interpretada como un acto político. Esto podría acentuar la sensación de fractura social y dificultar aún más la construcción de un discurso común en España.

Europa parece estar despertando del falso progresismo, sin embargo, España va por otro camino, se aísla, (como bien escribió Jesús Cacho el domingo aquí mismo). Y lo logra porque se aferra al camino de la comunicación bolivariana. Sin llegar al punto de declarar la Navidad en octubre como le sugieren a Maduro, los estrategas de Sánchez buscarán sin dudas distraer al electorado mientras que se coopta y se somete todo lo que hay alrededor, se llame como se llame. Puede hasta inclusive llamarse justicia, que van por ella, no tienen ningún problema. Lo que buscan es lo mismo que los ladrones de supermercado, que no los revisen en la salida.

Franco tiene la ventaja de que conecta emocionalmente con el electorado, es un tema ideal para Sánchez. Desde siempre, los gobiernos autocráticos han utilizado aniversarios y fechas clave para reforzar sus mensajes y posicionarse como guardianes de la memoria colectiva

La trampa narrativa es sencilla, se disfrazará esta conmemoración bajo una capa de solemnidad oficial, pero con fines políticos y Franco tiene la ventaja de que conecta emocionalmente con el electorado, es un tema ideal para Sánchez. Desde siempre, los gobiernos autocráticos han utilizado aniversarios y fechas clave para reforzar sus mensajes y posicionarse como guardianes de la memoria colectiva. Lo novedoso aquí sería el alcance que podría tener esta estrategia en un contexto de sobrecarga informativa y un electorado más polarizado.

Entonces, ¿Qué esperar del 2025? Más polarización, con la memoria histórica como herramienta recurrente.

La continuidad en el aumento del gasto público y en medidas destinadas a consolidar un electorado dependiente del Estado.

Mayor distanciamiento de los principales referentes europeos en términos de gobernanza y política económica. Y menor capacidad de influencia en temas decisivos del bloque.

Un año marcado por debates culturales e históricos que, en última instancia, podrían agravar la división social.

La cuestión es si España podrá reaccionar a tiempo, o si, como bien advertía André Malraux, “la verdad de una época se mide por lo que es capaz de olvidar”. Es aquí donde el pueblo español debe decidir si permanece atrapado en un relato ajeno o comienza a escribir uno propio auténtico y sin trampas.

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