Cuando mi madre va a votar pregunta por la papeleta de Felipe González, no por la del PSOE. El expresidente conoce el valor de su auctoritas para ese grupo de electores y no ignora a qué le convocaron en el Congreso socialista de Valencia. Su abrazo fotográfico con Pedro Sánchez estaba programado para hacer digeribles a millones de electores alianzas contrarias a la naturaleza de un partido socialdemócrata. González lo sabe.
Una foto para dar verosimilitud a las falsificaciones diarias del hundimiento. Un ejemplo. En noviembre, España alcanza el 5,6% de inflación anual, muy lejos de la de Francia (2,8%), Italia (3,8%) o Portugal (1,8%), competidores comerciales que concentran un tercio de nuestras exportaciones. ¿Explicación? Se propaga frente a toda evidencia que es un mal universal, una catástrofe natural.
La Comisión Europea, en un reciente estudio sobre los sistemas de pensiones de la UE, sitúa el de España como el menos sostenible del ranking. La evolución prevista del gasto, cambios cosméticos del ministro Escrivá incluidos, nos coloca en un inviable 16,4% del Pib en 2050. Banco de España, OCDE, AIReF, o el mejor experto, José Ignacio Conde-Ruiz, todos, advierten del riesgo, pero el sanchismo banaliza una deriva que anuncia colapso.
No vamos tan mal, dicen, alardeando de las cifras del empleo público creado a la vez que se desploma la productividad. Han llegado a cuestionar absurdamente la metodología del INE en la elaboración de la contabilidad nacional para explicar los pésimos datos. Recuerdan la escena de Sopa de ganso: “¿A quién va a creer usted, a mí o a sus propios ojos?”. Todo vale para ocultar lo que evidencian todas las mediciones, nacionales e internacionales. Pero, la economía no es la única vía de agua.
Zapatero forma pareja artística con el exvicepresidente Iglesias. Conviene recordar que el fundador de Podemos se estrenó como europarlamentario votando contra el acuerdo de asociación UE-Ucrania
Felipe González no puede ignorar la degradación de la imagen internacional de España. En los mismos días en los que Biden, Macron, Draghi y el nuevo primer ministro alemán, Scholz, lanzaban una contundente advertencia a Putin sobre sus amenazas a Ucrania, Rodríguez Zapatero alardeaba de su fe anti-USA en una entrevista en RT, tele del autócrata ruso. “El único país que observo con preocupación es EE.UU”, declaraba a quienes tienen como trabajo desestabilizar a la UE; atizando secesionismos en España, por ejemplo.
En su exhibición de conocimiento geoestratégico, ZP forma pareja artística con el exvicepresidente Iglesias. Conviene recordar que el fundador de Podemos se estrenó como europarlamentario votando contra el acuerdo de asociación UE-Ucrania el 16 de septiembre de 2014. Coincidía con los eurófobos en los argumentos: Rusia es la víctima, la UE y la OTAN son los agresores. Él y Zapatero como voz del PSOE predican hoy lo mismo, colocando al gobierno español en situación de socio poco serio.
Sólo hay que oír las tonterías castrochavistas del expresidente socialista hace unos días en el cónclave populista de México. No en vano, Maduro, al que la Corte Penal Internacional ha encausado por crímenes de lesa humanidad, nombraba al leonés “veedor internacional”, a la vez que expulsaba a los observadores electorales de la UE por su demoledor informe contra la dictadura.
Con el PCE y Podemos, el PSOE se sitúa al lado del Grupo de Puebla y del Foro de Sao Paulo creado por la dictadura cubana en 1990
Tampoco se conoce reacción de González a las jornadas organizadas a fines de noviembre por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, del ministerio del proindependentista Castells, con el título “El hilo rojo de la paz entre España y América Latina”. Zapatero, Iglesias y el secretario del Partido Comunista Enrique Santiago, proclamaron allí la importancia de “40 años de mediación de la izquierda española” en los procesos de paz en América Latina. ¿Incluidos los rentables negocios narcoterroristas?
Participaron en el evento “académico” las FARC, el Ejército de Liberación Nacional y el Frente Farabundo Martí. Viejos conocidos de los encuentros en La Habana para organizar los procesos de transición desde la guerrilla armada a la guerrilla ideológica bajo el liderazgo de Fidel Castro. Con el PCE y Podemos, el PSOE se sitúa al lado del Grupo de Puebla y del Foro de Sao Paulo creado por la dictadura cubana en 1990 para mantener el chiringuito tras la caída del Muro. Sobre esto, a González no se le ha oído nada.
Quienes desde modelos mentales de una izquierda moribunda se lamentan al comprobar que “los pobres ya no votan izquierda”, no comprenden que su fundamentalismo ha sido derrotado por el pragmatismo
El Partido Socialista en el gobierno se afilia a los “estatismos” latinoamericanos -contra “neoliberalismo e imperialismo”, recitan-, en las antípodas de las socialdemocracias reformadas europeas. La coartada González –“a él le creerán”- se utiliza para ocultar que el gobierno de Sánchez es a los de Suecia, Dinamarca o Alemania, como la noche al día, que ha ubicado a España fuera de la centralidad política europea.
Quienes, como el marxista Thomas Piketty, desde modelos mentales de una izquierda moribunda, se lamentan al comprobar que “los pobres ya no votan izquierda”, no comprenden que su fundamentalismo ha sido derrotado por el pragmatismo, por los resultados. En Francia, el Partido Socialista está en niveles de voto del 5% porque se ha comprobado su inutilidad política. Versiones Disney de la Historia aparte, es una obviedad que las falacias comunistoides han arruinado sociedades donde se pusieron en práctica, como se demuestra en el laboratorio de América Latina.
En la Argentina del Papa Francisco, ideas como las defendidas en su encíclica Fratelli tutti han llevado en cinco décadas los niveles de pobreza del 8% al 50% de la población. En Chile, donde en los mismos años los redujeron del 40% al actual 10%, podría ganar las elecciones presidenciales del próximo domingo Gabriel Boric con propuestas propias del peronismo mesiánico practicado en Argentina. Representa la versión chilena del “comunismo transversal” y como su camarada Yolanda Díaz admira al Papa. Tanto, que se ha confesado lector diario del inexistente Evangelio de San Pablo.
Esas son las compañías con las que camina el PSOE. Con un déficit público estructural de ya 60.000 millones, con un gobierno que programa la utilización del fondo europeo, no para hacer las reformas de las que depende la viabilidad del país, sino para retrasarlas aún más, cómo no preocuparse. Añádanse las políticas divisivas que utilizan la lengua como arma –“sí, es fascismo”- y tendremos el cuadro completo.
¿Alguna reacción, señor González?