Opinión

La mujer blandengue

Mujeres fuertes, que saben defenderse, mujeres que se creen suficientes para sobrevivir en el crudo mundo real

  • Mapi León, protagonista del polémico lance -

Mientras nos entretienen con el fascista Trump y el nazi Musk,  y con bazofias como las del grotesco Rubiales, la avispada Hermoso, lo de Karla antes Carlo la del Oscar, y, la última bazofia, la de una futbolista que le toca el coño a otra y le pregunta si tiene picha (según los diarios), el sanchismo continúa, inexorable, el desmantelamiento de España. Trozo a trozo, palacete a palacete, frontera a frontera, inmueble a inmueble, competencia a competencia. El plan es convertir España (el único país y la única nación que hay en España) en una especie de colonia del País Etarra y de Cataluña. Las colonias son explotadas por metrópolis, según los historiadores, es decir sus habitantes trabajan para el beneficio y la riqueza de otros ciudadanos (ojo al detalle de que se ha aceptado totalmente la fantasía de que existen ciudadanos catalanes y vascos) y otros países. En este caso, los países catalán y vasco. Que tampoco existen. Vivimos en la apoteosis de la ficción tribal.

 

El País Etarra (nombre más apropiado y merecido que el de País Vasco, según mi opinión) y Cataluña, son ya casi (falta muy poco para completar el proceso) las metrópolis sanchistas, y el resto de las autonomías: colonias. Y lamento comunicarles que todo irá a peor. Expulsarán a la Guardia Civil de las metrópolis y entregarán el control de las regionales fronteras (convirtiéndolas así en fronteras nacionales), a las fuerzas armadas vasca y catalana que irán en aumento y están, como se demostró de manera fehaciente durante el Golpe de Estado en 2017, al servicio de los tribales nacional–separatistas antiespañoles catalanes y vascos. No al servicio de los ciudadanos españoles libres e iguales. Si tal cosa aún existe. Triste destino para una España de pasado imperial que llevó la civilización y la cultura occidental (la más humanista y avanzada) a medio mundo salvaje o semisalvaje. 

Una pregunta singular

 

Pero quiero regresar al caso de la futbolista que le toca el chocho a una futbolista rival y que le pregunta si tiene picha. Es un caso muy curioso que se ha comentado de forma muy superficial y sesgada, en modo pensamiento  mujerista grupal. Es un caso que merece estudio y análisis. Lo primero es profundizar en la singular pregunta: ¿tienes picha? Es un cuestionamiento que hace que, al menos yo, quiera saber si la interpelación infiere que tener picha es algo negativo, que rebaja a la rival de alguna manera, que, si nos ponemos muy suspicaces, implica un desprecio de lo masculino. Lo masculino como mácula. ¡Cómo, tienes picha! Qué horror. La picha como estigma. La picha como el enemigo.

 

Otra cosa es lo que la situación demuestra acerca del daño que las mareas woke y las dementes políticas de género en España han causado a las nuevas generaciones de féminas españolas. Sobre todo al debilitarlas (hacerlas fofas y lloricas) respecto a sus madres y abuelas. Me refiero a que una mujer de las de antes de la demencia woke, hubiera resuelto el diferendo con otra futbolista de manera muy diferente.

 

A ver, un poco de literatura (a ver si voy a ser yo el único que no va a poder usarla en los periódicos). Imaginemos la siguiente escena alternativa:

 

– Qué, tienes picha…

– Já, lo sabía, eres una lesbiana fake, te gustan las pichas, eh…

– Pero de qué hablas… odio las pichas…

– Pues no haberme tocado el coño, zorra…

 

Aquí la jugadora manoseada vuelve la espalda sonriente y antes de alejarse, le espeta a su rival futbolística:

 

– Oye, una última cosa, la próxima vez que me la toques a ver si lo haces mejor, mi picha ni se enteró…

 

Y ahí se acabaría el asunto. Diluido en el mundo real del verdadero poder femenino.  

 

Claro, eso sólo puede producirse entre gente sana, quiero decir no infectada del virus woke, entre mujeres fuertes, que saben defenderse, mujeres que se creen suficientes para sobrevivir en el crudo mundo real sin recabar, blandengues, la involucración de Papá Estado para que las defienda y proteja y, si se tercia, las compense con algún dinerillo que siempre viene bien. 

La cultura de la vergüenza

O, como lo diría la gran Camille Paglia“La ley definitiva del circo sexual es la responsabilidad personal y la autodefensa. Debemos estar preparados para desenvolvernos solos,  sin la seguridad infantilizante de apoyos externos como los consejeros de traumas, los comités de quejas y los tribunales de leyes. Yo digo a las mujeres: meteos en el fango, en el reino de los sentidos. Luchad por vuestro territorio, hora tras hora. Aguantad los golpes como hombres. Yo exalto la personalidad pagana del deportista y del guerrero, que pertenecen a la cultura de la vergüenza más que a la cultura de la culpa, y cuya ética es el candor, la disciplina, la vigilancia y el valor”.

 

Exactamente lo contrario de lo que preconiza e impone desde posiciones de fuerza la demencia woke. Constatar esto, hace que me pregunte si, en vez de fortalecer y preparar al género femenino para enfrentar con éxito la realidad y la vida, no estaremos creando uno de los biotipos más lamentables que puede producir la ideología de género: la mujer blandengue.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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