Opinión

Lo que el Instituto Cervantes oculta

Parece como si no interesara molestar a quienes prohíben que los chicos y chicas estudien en castellano.

  • Instituto Cervantes, cosas que ocultar


Agrada leer el informe anual del Instituto Cervantes 2024, un elogio continuado a la segunda lengua del mundo y una colección de datos que entusiasman. Todos ellos se resumen en un hecho irrefutable: el español es, si bien a gran distancia de la primera, la segunda lengua del mundo. No solo por sus 500 millones de hablantes nativos, también por los 78 de competencia limitada y los 24 que están en ello, es decir, los interesados en aprenderlo. No los llama estudiantes sino aprendices, un término que la RAE atribuye a los oficios y que identifica con el oficio de carpintero o peluquera (un micro-machismo para alguna feminista exaltada). A mí me parece que aprendiz no es aplicable a las lenguas. Más correcto sería llamarlos sencillamente estudiantes, pues, como explica el informe, se refiere a los tres núcleos poblacionales donde más español se estudia: Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea. No creo que en ninguno de los tres casos sea una asignatura obligada, lo obligado es estudiar un idioma y uno de los que se proponen es el español.

 

Nuestra lengua es la segunda, está claro, en hablantes nativos. La segunda en Internet donde, según recuentos, el inglés ocupa el 51,7 % de todos los sitios web relevantes, seguido del español con un porcentaje diez veces menor (5,7 %), pero por encima del resto de las lenguas, incluidos el alemán y el francés. También ocupa el segundo lugar en la letra de las canciones que el mundo escucha y en producción cinematográfica, donde cuentan las telenovelas. Es la tercera en recepción de traducciones tras el alemán y el francés, pero la sexta fuente de traducciones tras el inglés, francés, alemán, ruso e italiano. ¿Queda de manifiesto así la falta de talentos hispanófonos? Y también la sexta en producción editorial con una cuota del 7% de los libros publicados en el mundo.

Vendría al pelo conocer cuál de las dos lenguas se transmiten más a la siguiente generación. Conoceríamos así la salud del español o castellano en familias ambilingües. El porcentaje aclararía el estado de salud del español con respecto al catalán, al vasco, al gallego, al náhuatl, al quechua...

Pero vayamos al grano. Somos 600 millones de hablantes si sumamos nativos, no nativos y estudiantes. Hasta ahí todo está bien, pero el informe desatiende cifras estadísticas que serían de gran interés para tipificar el patrimonio lingüístico de los hispanófonos, mientras se ocupa de otros asuntos de menor interés. Lo que interesaría conocerson tres cifras estadísticas fundamentales: el porcentaje de hispanófonos monolingües; el porcentaje de los que, además del español, utilizan en la cotidianeidad otra lengua, los llamados ambilingües; y el porcentaje los que conocen el español y otra lengua que no utilizan en la cotidianeidad o bilingües.

 

Los primeros, los monolingües, nos permiten evaluar el estado de salud, pues significa que cientos de millones de hablantes cubren su día a día con una sola lengua, que es algo inhabitual en la mayoría de las lenguas e imposible en sueco, danés, bretón, vasco, galés, véneto, pero posible en inglés, francés, ruso… El porcentaje de ambilingües informaría sobre otras lenguas que cuentan con el español como propioa e imprescindible. Sabríamos así que los hablantes de bretón, por ejemplo, son breto-francófonos. Y los de eusquera, vasco-hispanófonos. Y como complemento vendría al pelo conocer cuál de las dos lenguas se transmiten más a la siguiente generación. Conoceríamos así la salud del español o castellano en familias ambilingües. El porcentaje aclararía el estado de salud del español con respecto al catalán, al vasco, al gallego, al náhuatl, al quechua...

 

Los bilingües informan sobre el grado de dedicación de los hispanófonos a otras lenguas, aunque no sean imprescindibles. Dejaría ver que es inferior al de muchos otros idiomas europeos. Entiendo que, si ya es difícil dar por buenas las estadísticas de hablantes, sería mucho más difícil investigar sobre la transmisión generacional.

 

Sería también importante señalar que los hispanófonos estadounidenses necesitan el ambilingüismo, pues han de añadir el inglés como lengua social y cultural. Es allí el español una lengua condicionada y no libre. Lo interesante es que se transmita de una generación a la siguiente y multiplique los hablantes, sin duda impulsado por un uso que en determinados ambientes resulta generalizado.

Se presta a la confusión

Y ahora viene lo falso del informe. En los dos mapas de la página 50, uno de España y otro de América, aparecen en rojo las “Áreas de mayor presencia de población indígena o hablantes de una lengua nativa que no es el español.” Y, en España, esas áreas son el País Vasco, Cataluña, la Comunidad valenciana y Baleares. El mapa se presta a confusión porque parece como si vascófonos y catalanófonos no hablaran español. Es verdad que, para compensar, en el cuadro 1, se indica que de los 48 millones de españoles, 46 tienen al español como lengua propia. Parece como si lo dijeran con la boca chica.

 

Y ahora viene lo paradójico. Todas las grandes lenguas del mundo y de Europa, inglés, español, francés, alemán, ruso e italiano son mayoritarias en hablantes monolingües, y los niños que la heredan tienen derecho a estudiar en lengua materna, excepto en España, donde tanto en Cataluña como en el País Vasco se ponen dificultades para hacerlo y trabas para utilizarlo en la sanidad y en el comercio. Evidentemente este asunto se silencia.

Monolinguismo en eusquera y catalán

En la página 28, aparece una sección llamada '20 claves del español en el mundo', y la número 3 reza así: En los países hispanohablantes, la proporción de hablantes con dominio nativo es del 93,63 % de la población. Lástima que la siguiente clave no indique que, en las autonomías españolas, el dominio del español atañe a cifras de población muy parecidas y que eso no se debe al inexistente monolingüismo en gallego, vasco o catalán.

 

Quedaría mucho más completo el informe con esos datos. Parece como si no interesara molestar a quienes prohíben que los chicos y chicas estudien en castellano. 

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