Opinión

Pinza de Moncloa y Bruselas contra la alemana que husmea en los fondos

Ni al Gobierno ni a la Comisión Europea les gusta que el Europarlamento cobre protagonismo en el control de los fondos. Un hipotético derroche sería culpa de quien lo gasta, pero también de quien debe fiscalizarlo

  • La vicepresidenta primera de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. -

A las dos partes les interesa por igual que los fondos UE lleguen a buen puerto. Hablamos del primer gobierno que ha recibido el 'manguerazo' (el español) y de quien ha repartido un dinero público que no es suyo (la Comisión Europea). Ese objetivo común explica, en buena parte, por qué a Moncloa y a Bruselas les hace escasa ilusión que una delegación de europarlamentarios ande husmeando por España.

La visita a nuestro país de la alemana Monika Hohlmeier, con sus 'hombres y mujeres de negro', tiene un doble objetivo. Por un lado, constatar sobre el terreno si el Gobierno de Pedro Sánchez está usando los fondos asignados (140.000 millones) de la manera más idónea. Por otro, comprobar si el nivel de control de la Comisión Europea es el adecuado.

Un hipotético derroche de dinero público sería culpa de quien lo gasta, pero también de quien tiene la misión de fiscalizarlo. Son conscientes en Bruselas y en Moncloa. Tras ese recelo están las maniobras del Gobierno español para desacreditar la misión y el intento de la Comisión de relativizar el papel de los europarlamentarios.

El equipo de Ursula von der Leyen ha hecho un esfuerzo comunicativo extra en los últimos días para recordar a la opinión pública quién tiene el poder de fiscalizar los fondos: la propia Comisión Europea. Es la que cuenta con los equipos técnicos, la que abre y cierra en grifo de las subvenciones en función del cumplimiento de los hitos comprometidos con cada país (reformas e inversiones). En la retaguardia, actúan luego el Tribunal de Cuentas de la UE y la Oficina Anti Fraude (OLAF), cuyos funcionarios buscan pufos e irregularidades.

Tras el recelo están las maniobras del Gobierno para desacreditar la misión y el intento de la Comisión de relativizar el papel de los europarlamentarios

Quienes conforman la Comisión de Control Presupuestario del Parlamento Europeo, con Monika Holhmeir al frente, tienen claro cuál es el papel de Bruselas. Pero también cuál es el suyo propio: examinar el trabajo de las instituciones, como representantes políticos de los países miembros, que son los que ponen el dinero. Y España fue, junto a Italia, el país al que más fondos se asignaron en otoño de 2020, cuando la UE dio luz verde a los NexGeneration. Para calcular el reparto se tuvieron en cuenta las previsiones económicas que tenía cada país en aquel momento. Y tanto la economía española como la italiana salían muy mal paradas.

Si en Bruselas está generando suspicacias que un grupo de eurodiputados fisgue en su terreno, en Moncloa va creciendo el nerviosismo ante la posibilidad de que Holhmeier saque los colores a Sánchez. Por eso, el Gobierno ha intentado desprestigiar a la misión desde el minuto 1. Cuando los eurodiputados han aterrizado en Madrid en la mañana de este lunes, se han topado con unas sorprendentes declaraciones de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.

Misión del Europarlamento sobre los fondos europeos
La europarlamentaria Monika Hohlmeier.

La ministra de Economía, ex alta funcionaria comunitaria en Bruselas, ha desvelado en TVE que en la delegación están empotrados diputados del PP y Vox. "Me ha llamado la atención", aseguró Calviño, poco antes de las 10 de la mañana. Poco después, sus declaraciones se colaban en informativos de radio y televisión, y en las portadas de toda la prensa (así lo contó Vozpópuli).

Algunos eurodiputados se han enterado del desahogo verbal de la vicepresidenta tras bajar del avión o camino del hotel. Los 'dardos' de Calviño, sin embargo, no han influido en la primera jornada de una visita milimétricamente programada. El patrón se ha repetido casi en todos los encuentros. Hohlmeier preguntaba, casi siempre sonriente, a los invitados: desde los consejeros autonómicos citados por la mañana (entre ellos el madrileño Javier Fernández-Lasquetty y la andaluza Carolina España), a los representantes empresariales llamados por la tarde (CEOE, Anfac, Cámara de Comercio).

Los entrevistados han identificado problemas y planteado soluciones. La eurodiputada alemana y sus compañeros de misión no han entrado en consideraciones. A la capital de España han venido a escuchar y ver. Monika Hohlmeier hará una valoración global el próximo miércoles, en caliente, cuando acabe la ronda de entrevistas. Y volverá a hacerlo más adelante en su terreno, en el hemiciclo del Parlamento, cuando ella y sus compañeros de viaje -de todos los colores políticos- hayan digerido toda información recabada. Ahí tiene un púlpito desde el que reprochar o alabar al Gobierno español. Y a la Comisión Europea.

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