España está a las puertas de un gobierno progresista. Esta vez de verdad. No se confundan: no hay rastro de ironía en lo dicho. Progreso significa avance, perfeccionamiento, y los españoles por fin podremos saber de primera mano qué significa vivir en una democracia avanzada.
Tampoco vean esto como una alarma para crear pánico. El susto exige sorpresa, y aquí no la hay. El camino hasta este gran momento fundacional en el que nos encontramos ha sido largo, gradual y fecundo en cuanto al catálogo de muestras. Hemos tenido cinco años para experimentar en pequeñas dosis el alcance real de esta alianza progresista que comienza a adquirir su forma final, y parece que el proyecto ha convencido a una mayoría suficiente de votantes.
La semana pasada el cronista Pedro Vallín resumía con una franqueza inusitada la deliberación que compartieron millones de españoles antes de ir a votar. Es de agradecer tanta claridad: “En julio dijisteis que eligiéramos entre Vox y Txapote. Ganamos los de Txapote. Así que a callar”. Ciertamente, después de un análisis tan sincero no hay mucho más que añadir.
Ganaron los de Txapote. O mejor dicho, los socios de los de Txapote. Ganó el PSOE a pesar de haber perdido porque su proyecto es mucho más sólido que la alternativa, perdida entre la irrelevancia y la disonancia cognitiva. La España progresista que viene es la España de Otegi, de Puigdemont, de Díaz y de Sánchez, y no hay que andarse con rodeos ni con eufemismos. El progresismo español es exactamente esto. No hay otra izquierda, no hay otro PSOE y no hay otro proyecto distinto a la transformación radical y paulatina de España en una cosa distinta.
Una España en la que los miembros del Gobierno además de ser deshonestos deben exhibirlo. Deben dejar claro que la ley no está hecha para ellos, porque ellos están hechos para la historia, la revolución de los derechos y la hiperdemocracia. No es que sean unos hippies anarquistas. Al contrario, la ley debe ser implacable con los verdaderos enemigos de la democracia; con aquellos que no se atreven a soñar con un mundo mejor.
El referente de esta nueva España que quedará para la posteridad no es Sánchez, a pesar de todo, sino Patxi López. Su 'Qué más te da' es nuestro suelo y nuestro techo intelectual y moral
Un gobierno verdaderamente progresista debe trabajar por el progreso, y la ley es un lastre. Un gobierno verdaderamente progresista debe reconocer y salvaguardar las arbitrariedades de los regímenes identitarios, y lo común es un lastre. Este gobierno progresista deberá construirse según el programa de ERC, Junts y Bildu. España es su lastre, y el PSOE proveerá.
Los grandes momentos políticos de un país suelen dejar para la posteridad hombres y mujeres que encarnan sin esfuerzo, de manera natural, el espíritu de la transformación profunda que se está produciendo. El Reino Unido tuvo a Gordon Brown con su Better Together ante el referendum escocés, o su Lead not Leave en favor de la permanencia en Europa. El referente de esta nueva España que quedará para la posteridad no es Sánchez, a pesar de todo, sino Patxi López. Su Qué más te da es nuestro suelo y nuestro techo intelectual y moral. Nos empeñamos en agitar los muñecos de Puigdemont, Otegi o Sánchez, pero quien mejor representa a todos esos votantes que han decidido pasar a la siguiente fase de nuestro gran experimento democrático es el portavoz Patxi López.
El verbo de López es como la declaración de Vallín pero sin freno, en automático. Sus palabras anticipan y consolidan las ideas que marcan el rumbo del partido y del país. La semana pasada le tocó reflexionar sobre la amnistía y la ley, y el resultado fue el que cabía esperar. “El diálogo como método y la Constitución como marco”. Haríamos bien en tomarnos en serio las palabras del portavoz socialista, porque explican a la perfección el debate constitucional que se nos está dando estos días. La Constitución es el marco, sí, pero el diálogo, como nos enseñan desde pequeños, es lo más importante. Entre otras razones porque el diálogo puede alterar cualquier marco hasta convertirlo en lo que nos conviene.
El símbolo perfecto de una democracia conducida por periodistas entrenados para justificar cualquier arbitrariedad del Gobierno y por políticos que han decidido ignorar los límites que distinguen a una democracia de una tiranía
¿La amnistía a unos delincuentes políticos que el PSOE ha elegido como socios es problemática? Ningún problema. Dialoguemos sobre el encaje constitucional de la amnistía, obviando al mismo tiempo el debate sobre lo que supone esa amnistía. ¿Resulta que la arbitrariedad absoluta y la superación de la igualdad ante la ley no terminan de encajar del todo? Dialoguemos entonces sobre el verdadero significado de la Constitución, hasta que entendamos que es la Constitución la que debe encajar en la amnistía, en el referéndum y en cualquiera que sea la voluntad del Gobierno. Hasta que entendamos que esto es lo que significa un gobierno progresista.
Leemos estos días que la amnistía no cabe en nuestro sistema democrático, pero es justo lo contrario. Sería su producto más coherente. El símbolo perfecto de una democracia conducida por periodistas entrenados para justificar cualquier arbitrariedad del Gobierno y por políticos que han decidido ignorar los límites que distinguen a una democracia de una tiranía. Los límites son fascistas, llegarán a decir. Y la capacidad de acción de un gobierno antifascista debe ser ilimitada.
JaimeRuiz
El actor principal de la vida española es el PP pero el columnista ni siquiera lo menciona. ¿Había que elegir entre Vox y Chapote y ganaron los de Chapote? Efectivamente, pero esa elección fue la que hizo el PP, ¿o no es el discurso de Guardiola el mismo de Otegi? Bueno, Extremadura no es Euskadi, pero Podemos comparte todo con los herederos de ETA. ¿No fue el rechazo a Vox el eje de la campaña de Feijóo? No es que las encuestas engañaran o fallaran tanto, es que en la última semana la intención de voto se torció porque no se podía votar a Feijóo para que tuviera que aliarse con Vox, peligro que era su principal tema en esos días. Pero ¿qué ha hecho después? Ir a decirle a Sánchez que lo deje gobernar porque ganó las elecciones y proponer reuniones con los de Puigdemont y con el PNV. El peligro no es que Sánchez desbarate a España, ése es el escenario, el argumento de la obra es lo que vaya a decir Feijóo en su discurso de investidura, una patochada que hará de Sánchez, de semejante patán, un verdadero estadista en comparación. No se quejen de los que votan a Sánchez, igual sacrificio de la inteligencia hay que hacer para votar por el heredero de Rajoy y Casado.
Petrarca
Ya percibo la ironía, y en la Historia ha habido cambios sustanciales en todas las épocas. Puedo referirme al siglo XIV, en el que un bastardo llamado Enrique II destrozó la antigua Casa de Castilla y, asesinando a su hermano Pedro I, instituyó a la Casa de Trastámara en el Poder hasta llegar a los Reyes Católicos, los cuales por varios tejemanejes dieron paso a la Casa de Austria y ésta, por múltiples circunstancias a la de Borbón, hasta ahora. La Historia se mueve por caminos inescrutables, casualidades, hechos imperfectos o ilegítimos. 2023 podría ser el de otro cambio Histórico, pero en este caso desaparecería España como Nación, Nación que culminó en 1517 con la anexión del Reino de Navarra. Habrá durado, entera, 506 años. El error, que empezó en la Castilla de 1369 con el asesinato de Pedro I por un bastardo, se está reproduciendo-salvando las diferencias temporales y otros asuntos (comunismo e independentismo)-, en nuestros días. Pedro Sánchez es, hoy, Enrique de Trastámara, el traidor. Pero si analizamos la Historia, todo puede cambiar y, entonces, no nos quejemos de lo que puede ocurrir.
Genji
Pues yo le digo que en mi vida se me hubiese ocurrido votar a Trias, pero lo hice, efectivamente con la nariz tapada. La degradación - parece que muchos no se enteran, no sé en qué barrios viven- de Barcelona durante los mandatos de la pareja Colau/Collboni hay que vivirla para entenderla.
Elnota
Las palabras y los hechos Patxi ha cambiado de palara y de hecho, cuando ha sido necesario para él. Y, cambiará de nuevo al lado opuesto si así fuera oportuno “ex verum non sequitur nisi verum ex falso quodlibet” "de lo verdadero sólo se sigue lo verdadero", "de lo falso cualquier cosa". De un vividor de lo público sin convicciones morales, ……cualquier cosa
Susanam
Es lo que hemos votado
vallecas
La Izquierda y la Extrema Izquierda con el PSOE a la cabeza, no luchan contra el fascismo luchan contra la DEMOCRACIA ESPAÑOLA. Piensen en esto, no hay ningún partido que busque una España Republicana Buscan el aniquilamiento de España como País, como el el fondo son unos cobardes, engañan a los que votaron a "chapote", con el eslogan "Otra España diferente es posible"
Norne Gaest
En Israel sus ciudadanos se movilizan contra reformas que quitarían garantías democráticas. En España, donde además de su democracia está en juego la unidad de la nación, renqueamos.
Hola
Gracias, excelente columna.