Opinión

Pam: tú no, bonita

Para esto entraron en política. No para cambiar las cosas, sino para prolongar y expandir su juventud de protestas y consignas universitarias

El jueves sucedió algo inaudito: algún periodista le preguntó a una feminista por una de las barbaridades que se escuchan de vez en cuando en las movilizaciones feministas. Y no a cualquier feminista, sino a una de sus oficiantes supremas, la secretaria de Estado de Igualdad.

La barbaridad se conoció porque la secretaria estuvo un momento durante el 8M al frente del coro y decidió grabarlo para la posteridad. El coro estaba compuesto por chavalas bien enseñadas, preparadas para ser exhibidas, y la oficiante inmortalizó la súplica de sus danaides posmodernas: “¡Qué pena me da que la madre de Abascal no pudiera abortar!”. 

Al final del vídeo la cara de la secretaria era la de una mujer satisfecha. Adolescentes inconscientes, banalización del aborto y deshumanización del enemigo. Para esto entraron en política. No para cambiar las cosas -podríamos haber acabado en algo mucho peor-, sino para prolongar y expandir su juventud de protestas y consignas universitarias. Podemos es un partido que antes de cabalgar contradicciones ya había capitaneado fenómenos como aquello que se llamó “Juventud sin futuro”. Y efectivamente, en eso se han quedado. No son simplemente fanáticos y sectarios, sino que lo son de la misma manera que los adolescentes. Narcisistas, emocionalmente desequilibrados, gregarios. Los primeros años pensábamos que su objetivo era convertir a España en Cuba o Venezuela, pero qué va. Sólo querían convertirla en Somosaguas.

La resaca periodística pilló por sorpresa a la suma sacerdotisa. Tantos años de normalización y de repente, Pam, el escándalo. No era justo. La cara ya no reflejaba placer, sino desconcierto. Pero tenía que responder algo. “Los miembros de Vox no han estado nunca en una manifestación feminista, y desconocen que hay mucha variedad de cánticos. Creo que están teatralizando un poco. Lo que les pasa es que no entienden el feminismo porque no han ido nunca a una manifestación feminista”. En realidad no hacía falta ir para saber cuáles eran esos cánticos que se coreaban siempre con naturalidad, porque los medios los reproducían con exquisita imparcialidad. “Vamos a quemar la Conferencia Episcopal”. “El violador eres tú”. “Madrid será la tumba de Abascal”.
Y a pesar de todo esto, el odio era lo que estaba al otro lado.

Tras el impacto del vídeo, enseguida apareció el periodismo neutral para situarse entre la complicidad y la denuncia. Las palabras eran desagradables, sí, pero había que recordar lo importante: “Una secretaria de Estado colgando este vídeo… Gran estrategia para darle votos a la ultraderecha”. Lo grave no era lo que decían las jóvenes bacantes, sino el hecho de que pudiera dar votos a los malos. Siempre ha sido así. Unos hacían y decían cosas que helaban la sangre, a otros les entraba la fiebre cuando pensaban en cómo podría reaccionar la gente en unas elecciones. 

Y aún faltaba la comparecencia de Irene Montero, ministra de lo de Ángela Rodríguez, en un debate sectorial organizado por la ONU. “La conclusión de que el feminismo está cambiando el mundo es una realidad. Desde los movimientos feministas, desde los movimientos populares, pero también desde el ámbito institucional, y eso sólo puede ser motivo de orgullo. En España muchas veces decimos que el movimiento feminista es lo mejor que tiene nuestro país y representar a España como ministra de Igualdad en esta comisión es un verdadero orgullo”. 

Las feministas de toda la vida también llevan toda la vida en el mismo partido, y Pam desencadenada cerca de unas elecciones es un peligro

Pam no es ninguna anomalía. Es sólo el producto más refinado, más coherente, de nuestro feminismo institucional. Es la ideología de género en su máxima expresión. Es lo que las feministas de toda la vida reivindicaban: una mujer absolutamente empoderada, sin filtros y sin vergüenza, liberada de cualquier atadura de la tiranía patriarcal. Pero las feministas de toda la vida también llevan toda la vida en el mismo partido, y Pam desencadenada cerca de unas elecciones es un peligro. Por eso no es del todo inaudito que los periodistas de transmisión comiencen a hacer las preguntas que deberían haber lanzado hace mucho tiempo. Porque lo que importa no es lo que se pregunta, sino contra quién se lanza la pregunta.

La cámara de eco está preparada para replicar el nuevo relato. Se oirá la voz de Carmen Calvo, esta vez dirigida no a las mujeres de derechas, sino a las compañeras. Irene, Ángela: no, bonitas. Sabemos lo que viene ahora. El PSOE está a punto de romper la coalición con Podemos, y, por tanto, el PSOE nunca ha estado en coalición con Podemos. 

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