Opinión

Más allá del escándalo Plus Ultra

Nadia Calviño, ministra de Asuntos Económicos, me pidió el pasado jueves “no demonizar” la inyección millonaria a Plus Ultra. Demonizar es “atribuir a alguien o a algo cualidades o intenciones

  • La vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño -

Nadia Calviño, ministra de Asuntos Económicos, me pidió el pasado jueves “no demonizar” la inyección millonaria a Plus Ultra. Demonizar es “atribuir a alguien o a algo cualidades o intenciones en extremo perversas o diabólicas”. Ministra, el escándalo Plus Ultra se demoniza solo. 

Como usted sabe perfectamente, el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas se creó en julio de 2020 para, como su propio nombre indica, respaldar a las compañías estratégicas españolas afectadas por la pandemia.  La Unión Europea autorizó el Fondo de Apoyo, dotado con 10.000 millones de euros, bajo el Marco temporal de Ayudas de Estado, con condiciones claras: solo para empresas estratégicas, y solo para aquellas que no tuvieran dificultades financieras a 31 de diciembre de 2019. 

¿Puede considerarse estratégica una compañía aérea en España que no esté entre las 30 primeras del sector? ¿O que tenga una cuota de mercado inferior al 0,1%? ¿Cumple las condiciones de Bruselas una empresa que ha arrojado sistemáticamente pérdidas desde que empezó a operar, hace menos de seis años? 

Una operación así, que reúne todos los ingredientes de discrecionalidad, amiguismo y falta de transparencia (mientras no se demuestre lo contrario), ataca directamente la credibilidad de nuestro país

La ministra me reprocha hablar sin haber visto el expediente de la operación. ¡Ya me gustaría! Ojalá ese expediente fuera de dominio público, para explicar estas y otras muchas cosas sin aclarar. Esas preguntas de la oposición y las informaciones de los medios de comunicación, con este periódico a la cabeza, han sido despachadas con un bochornoso y estruendoso silencio

Señora Calviño, usted es de lo más serio que tiene este Gobierno. Conoce Bruselas, ha trabajado en la Comisión Europea. Sabe muy bien que no estamos hablando solo de este rescate, sino de cómo hacemos las cosas cuando Europa nos está mirando. Estamos a punto de recibir la mayor transferencia de fondos de la Unión Europea de la historia. Por eso, no podemos permitirnos que la gestión de los recursos públicos del Gobierno genere dudas entre nuestros socios europeos. Una operación así, que reúne todos los ingredientes de discrecionalidad, amiguismo y falta de transparencia (mientras no se demuestre lo contrario), ataca directamente la credibilidad de nuestro país. 

Ayudas a hosteleros y comerciantes

Más allá de la temeridad del Gobierno al poner en peligro nuestra reputación en Europa, este tipo de ayudas a dedo y sin justificación son también un agravio para los millones de autónomos y pymes que todavía no han recibido ayudas directas del Gobierno. La ministra lo ha entendido justo al revés: también refiriéndose a mis declaraciones, dijo que “es un poco contradictorio que tengamos una enorme presión de dar ayudas a las empresas y luego se monten estas cosas”. 

Le agradezco a la ministra el reconocimiento a nuestra presión para que al final acabasen aprobando ayudas directas. Es sorprendente que un Gobierno que extiende cheques de 53 millones de euros a aerolíneas con un solo avión tenga que ser presionado para que apruebe ayudas directas a hosteleros y comerciantes. 

Pero, señora Calviño, mezclar las ayudas “estratégicas” como la de Plus Ultra con las ayudas directas a pymes y autónomos es un insulto a la inteligencia de quien escucha.

Ojalá los emprendedores que tanto han sufrido este último año pudiesen recibir una ayuda de 150.000€ por empleado como la que ha recibido Plus Ultra. Ellos no podrían, porque, para empezar, a ellos, a los “sin enchufe”, se les exige haber dado beneficios en 2019 para demostrar que eran solventes antes de la pandemia. Plus Ultra lleva en pérdidas desde 2015; por lo tanto, no podría recibir ayudas de unas decenas de miles de euros como las que llegarán a las pymes, pero sí un rescate de 53 millones. Es indignante. 

Debo confesar que las declaraciones de la ministra me han hecho perder las pocas esperanzas que tenía de que el Gobierno vaya a comportarse como debería ante el inmenso reto que tenemos por delante. Esta semana escribí a la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Competencia, Margretthe Vestager, para pedir que investiguen el caso Plus Ultra. El mayor servicio que le podemos hacer a España los servidores públicos que estamos en Bruselas es evitar que nuestro país siga el camino de Venezuela, nunca mejor dicho. 

Plus Ultra. Eso sí que nos demoniza, ministra.​ 

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