Opinión

La realidad y el relato

La distancia entre lo que sucede y cómo se cuenta alcanza niveles estratosféricos. Y la cosa va a más. Ni siquiera una obviedad, como han sido las elecciones europeas

  • Pedro Sánchez, y la candidata a las elecciones europeas, Teresa Ribera -

La distancia entre lo que sucede y cómo se cuenta alcanza niveles estratosféricos. Y la cosa va a más. Ni siquiera una obviedad, como han sido las elecciones europeas, sirven para romper esa letal política de bloques aplicada a la información. El relato del Presidente opaca cualquier realidad convirtiendo la evidencia en un bulo, luego va cobrando vida hasta tener patente de auténtico, de incontrovertible. Lo que no se puede desvelar, a menos que se arriesgue uno a convertirse en fango. Lo desazonador es que estamos metidos en un barrizal de mentiras y medias verdades porque así lo ha decidido el fabricante de la máquina, que por lo demás aspira a tener el monopolio después de haber registrado la patente.

El PP no ha ganado las elecciones porque el PSOE no las ha perdido. Primera dosis. Somos lentos de reflejos y por eso nos ganan la partida siempre. Hay que ser un fabricante de bulos, o lo que es lo mismo, de relatos, como el inefable Tezanos para llevar 41 encuestas fallidas, de las 42 de su taller, para mantenerse en un organismo oficial como es el CIS. Impertérrito y seguro de su saber sociológico tantas veces desmentido; es más importante ser fiel que fidedigno. ¿La estadística es orientativa de la realidad o una variante de la ciencia ficción? Depende del lado en el que uno se coloque. Si estás en el lado bueno te puedes permitir hasta ser un reiterado sociólogo cínico. Su principal problema es que lo contrataron por fidelidad tontuna y él se considera una eminencia. Disociación cognitiva, lo llaman a eso. A él se debe el Gran Bulo: aunque perdamos, saldremos ganadores.

Salvador Illa volvió a ganar; un vencedor en situación de disponible. Eso lo dice el relato, pero la realidad le pone en similar situación que Núñez Feijoo; ganan pero no les salen los números

A partir de ahí se fue dando curso al relato. Nunca perderían, sólo quedarían casi igualados. La realidad es que perdieron en toda España, excepto en Cataluña; ese lunar que no hay modo de disfrazar. Salvador Illa volvió a ganar; un vencedor en situación de disponible. Eso lo dice el relato, pero la realidad le pone en similar situación que Núñez Feijoo; ganan pero no les salen los números.

El relato escrito por cien plumas, comprensivas y colocadas, aseguraba que la amnistía al Procés se traduciría en una nueva situación tras pasar “la página”. El relato enmascara con deslumbrante frescura que hemos vuelto y a peor, porque ahora está implicado el Gobierno central y sus instituciones en un cambalache; ni siquiera un chantaje. Los narradores no han prestado ninguna atención a su propio relato porque sería brutal contrastado con la realidad. Empezando por el presidente de la Mesa de Edad, el incombustible intelectual comisionista, Agustí Colominas, eminente catedrático que encarna la Larga Marcha de una generación que acabaría en Lluis Prenafeta, el del 3% y el independentismo loft cost -Bandera Roja, PSUC, PSC, Convergencia y Junts, de momento; “sólo” tiene 66 años-. Su intervención, pedante por naturaleza, dio paso a la votación donde salió elegido para el segundo cargo más importante de la Generalitat, President del Parlament, otra eminencia de Junts, Josep Rull, delincuente probado en la organización y desenlace de la intentona del 8 de octubre del 2017.  Lo volveremos a intentar.

Los socialistas catalanes se quedaron solos, sin otra opción que esperar que algún partido independentista, ya sean los reaccionarios de Junts o los retales de Esquerra Republicana, les concedan la abstención para poder aparentar que Illa es presidente de la Generalitat. El relato dice que es lo más probable y que el chantaje no es más que la aplicación de la virtud de la necesidad, pero la realidad inmisericorde es que las concesiones a Puigdemont o a lo que quede de Esquerra son la única oportunidad que le consentiría alcanzar el cargo. La izquierda salvífica de Cataluña, ese depósito de seny y cargos públicos dependen del Puto Amo, y viceversa. De momento y a la primera se han saltado una decisión del Tribunal Supremo entre risas y complacencias, que ha permitido votar telemáticamente a dos huidos de la justicia, Puigdemont (Junts) y Marta Rovira (Esquerra). Gracias al amaño, apenas citado por los de “la página”, Josep Rull será quien decida el orden de candidatos a la Generalitat. O repetir elecciones. Hay dos generaciones posmodernas en el PSOE, la de Zapatero o “de la ceja”, y la de Sánchez, “la página” que nunca acaba de pasar.

El que fuera coautor con Enric Juliana de aquel inolvidable editorial “La dignidad de Cataluña” (2009) con el que se inició el mantra, López Burniol, notario y prolífico escritor de cartas y artículos brumosos, nos ha dejado una mochila. Muy en consonancia con los relatos de la flexible clase empoderada de Cataluña, acaba de deleitarnos con una de sus homilías en la que defiende el referéndum de autodeterminación bajo el marbete “Antes rota que muerta”. Se refiere a España. “Ha llegado el momento de asumir el riesgo”. Atentos a estos profetas de acendrada religiosidad.

Nadie cita que una de las vigas maestras de este dislocado proyecto, los Comunes, tan presentes anteayer que parecían actores de reparto con una ubicua alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se han derretido en la inanidad silenciosa

El relato se hace cortazariano en el que caso de Sumar. Como “Rayuela” toda apreciación es imaginativa, desde la protagonista coral. Encantamiento quijotesco también, porque los molinos han dejado de moler pero siguen ahí. Ahora los mismos albaceas que se deshacían en elogios de esta lideresa brillante y bien vestida, ahora descubren que era humo. Alguien debió de soplar muy fuerte para que pareciera la hoguera de las oportunidades. La realidad quizá no está en la figura sino en la caducidad programada de un producto utilitario. Nadie cita que una de las vigas maestras de este dislocado proyecto, los Comunes, tan presentes anteayer que parecían actores de reparto con una ubicua alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se han derretido en la inanidad silenciosa. Han recogido menos votos aún que su chiringuito vecino, Podemos.

El relato oficial nos fuerza a valorar a un espécimen apellidado Alvise que ha conseguido que 800.000 descerebrados le otorguen una inmunidad provisional por sus delitos. En una mañana el presidente Sánchez lo ha citado 9 veces. Hay el precedente de Ruiz Mateos. Lo nuevo es que estos miran Instagram como los de entonces observaban la Abejita perversa. No es nada desdeñable socialmente, aunque tenga poco que ver con la política. Para llegar a Trump o Milei se necesitan otros recursos. De momento su poder lo otorga un clic; un dedo y una tecla. No se dejen enredar. La realidad incontestable que nos viene encima se concentra en los medios de comunicación y la judicatura. Los del relato lo denominan “regeneración democrática” y mantienen la ficción a la manera de la concubina de las Mil y Una Noches. Su supervivencia iba en ello.

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