Cuando fueron aprobados los Presupuestos Generales, no pocos avisamos que los ingresos previstos estaban estimados considerablemente al alza, con lo que de ejecutarse los gastos planificados en su importe íntegro, el déficit final acabaría siendo superior al presupuestado. Transcurridos los primeros meses del año, los datos vienen a darnos la razón en lo que hace a los ingresos tributarios pues su evolución marcha al ralentí.
En efecto, los hacedores del Presupuesto estimaron que este año se obtendrían 222.107 millones de euros como ingresos tributarios, cifra que suponía un aumento de 25.570 sobre los obtenidos en 2.020. O lo que es lo mismo, que el crecimiento interanual (2.021 frente a 2.020) sería del 13%. Lamentablemente no está siendo así, como consta en los magníficos informes periódicos de recaudación fiscal que elabora y divulga mensualmente la Agencia Estatal de Administración Tributaria.
Leyendo el último que ha sido publicado, el correspondiente al mes de marzo, se observa que en cada uno de los tres primeros meses del año (Enero, Febrero y Marzo) la recaudación obtenida ha sido inferior a la que se obtuvo en 2.020. Consecuentemente, la recaudación acumulada en el primer trimestre del año es también inferior a la del ejercicio precedente (45.530 millones en 2.021, 47.002 en 2.020). Quiere decirse que hasta ahora y lejos de cumplirse la más que optimista previsión del Presupuesto, en vez de aumentar la recaudación tributaria ésta va disminuyendo en un 3,1%.
Como en los mismos meses del año pasado se recaudaron 147.000, quiere decirse que cumplir con el objetivo presupuestario exige que la recaudación tributaria de los tres últimos trimestres de este año crezca ¡un 20%!
Puede argumentarse que como el primer trimestre de 2.020 estuvo solo parcialmente afectado por la pandemia, su comparación con los tres primeros meses del año actual resulta en parte sesgada. Es cierto. Pero también lo es que dada la recaudación obtenida hasta treinta y uno de marzo, para que a final de año los ingresos tributarios de 2.021 cumplan la cifra presupuestada su crecimiento en los nueve meses restantes debería ser estratosférico. Así es, para alcanzar la cifra de 222.107 millones de euros fijada en el Presupuesto, entre abril y diciembre deberían recaudarse 177.000 millones de euros. Como en los mismos meses del año pasado se recaudaron 147.000, quiere decirse que cumplir con el objetivo presupuestario exige que la recaudación tributaria de los tres últimos trimestres de este año crezca ¡un 20%! sobre la obtenida en 2.020 durante dicho periodo.
El déficit descontrolado
Ciertamente, el citado crecimiento al 20% parece más que difícil. Por ello, tal y como pronosticamos muchos hace unos meses, alcanzar en 2.021 la cifra de ingresos que infundadamente previó el gobierno aparece como un sueño imposible. Hay que preguntarse entonces por qué se hacen previsiones de ingresos tan aventuradas y de tan difícil consecución. La respuesta es poco alentadora, pues la auténtica finalidad de inflar los ingresos en el Presupuesto no es otra que proporcionar cobertura a la presupuestación de un Gasto Público desbocado, disimulando así temporalmente el déficit provocado. Pero como el disimulo es tan solo transitorio, al final del ejercicio las cuentas públicas darán fe de la irresponsabilidad con la que se elaboraron los Presupuestos.
Aún hay algo peor que lo expuesto, Cuando la Contabilidad Pública certifique el aumento del desfase entre Ingresos y Gastos Públicos que van a provocar, lejos de reconocer su culpable irresponsabilidad, los responsables de la expansión injustificada del déficit querrán utilizarla para intentar justificar la inevitable subida de impuestos que en realidad, con o sin expertos, llevan planificando desde hace tiempo.